domingo, 3 de diciembre de 2017

A QUÉ ESPERAN LOS MONOS...


Las novelas de Yasmina Khadra superan la denominación de novela negra, se mire por donde se mire....son tantos los atributos que las adornan que es imposible reducirlas a un género determinado y encasillarlas sin redención.
A que esperan los monos.....es negra-negrísima, en el fondo y en la forma, pero es, también histórica, policíaca, política y clásica, muy clásica, narrativamente hablando.
Tiene todo lo que ha de tener una buena novela y atrapa de principio a fin de tal forma, que sus, casi, 400 páginas se leen sin tregua y sin dejar de preguntarse:
¿a que esperan los monos para convertirse en hombres?
Yasmina Khadra un gran novelista¡¡¡
Su última obra, una gran novela¡¡¡

Sinopsis (Ed. Alianza Literaria)
En el silencio del bosque de Bainem aparece el cuerpo desnudo de una joven atractiva, cuidadosamente maquillada. Tiene una extraña y cruel mutilación, como si hubiera sido víctima de un ritual. Le encomiendan el caso al equipo de la comisaria Nora Bilal, una mujer de fuertes convicciones que no lo va a tener fácil. No sólo por moverse en una "sociedad falocrática", sino porque se va a enfrentar a un caso cuyos hilos conducen a los poderes fácticos del país, a los intocables, a aquellos que nadie se atreve a nombrar pero que todo el mundo conoce. Su sola mención provoca pavor en una sociedad que se ha acostumbrado a vivir en la mentira, el engaño y la sumisión. En la que el bien y el mal se confunden. "A qué esperan los monos..." es una novela de intriga política, con una trama palpitante y vertiginosa: una novela negra que trasciende los límites del género. De la mano de una serie de personajes golpeados por el destino Khadra nos sumerge en un ambiente sofocante de arribistas y abusos de poder en todas sus formas, de corrupciones y complicidades a todos los niveles; el de una sociedad argelina que soñó con un mundo mejor a través de la independencia, pero a la que una elite emergente, sin fe ni ley, le robó la sonrisa. Una bajada a los infiernos, no para abrasarse sino para recuperar la esperanzadora luz perdida.

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