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domingo, 27 de agosto de 2017

ALGO MÁS OSCURO QUE LA NOCHE


"Semireseñado" por Posible Mente, el 17 de Abril de 2013.
Empecé "Algo más ocuro que la noche" De Thomas Glavinic.
En la página 194 ( de 354 que tiene el libro) he tenido que dejarlo. Hasta ahí sobraban al menos la mitad de las páginas. Repetitivo hasta la saciedad, cada día el personaje hace más o menos lo mismo y el autor vuelve a describirlo con todo lujo de detalles como si lo hiciese por primera vez.

Ummmm, si Posible Mente lo dice....yo le haría caso!!!!

Sinopsis (Ed. Siruela)
Entre Stephen King y Franz Kafka, entre Bret Easton Ellis y James G. Ballard. Una novela filosófica llena de tensión. Thomas Glavinic, escritor revelación austriaco, analiza a fondo el mundo que creemos conocer. Una historia escalofriante, que reúne elementos del mito, delas películas de horror y de los thriller de acción...Una espléndida novela sobre los miedos atávicos del hombre.

Algo más oscuro que la noche (fragmento)

"–¡Buenos días! –gritó en dirección a la cocina.
Llevó a la mesa el servicio del desayuno y de paso encendió la televisión. Envió un sms a Marie. ¿Has dormido bien? He soñado contigo. Después he comprobado que estaba despierto. T. q.
En la pantalla sólo se veía nieve. Cambió de la ORF a la ARD. No había imagen. Hizo zapping: ZDF, RTL, 3sat, RAI: nieve. El canal local de Viena: nieve. La CNN: nieve. El canal francés, el turco: no se captaban.
Delante de la puerta, sobre el felpudo, en lugar del Kurier, sólo vio un viejo folleto publicitario que no había recogido por pereza. Meneando la cabeza, tomó del montón de revistas del pasillo una de la semana anterior y regresó a su café. Cancelar la suscripción, consignó en su mente. El mes anterior había dejado de recibir el periódico un día.
Escudriñó a su alrededor la habitación. Camisas, pantalones y calcetines yacían diseminados por el suelo. Sobre el aparador, los platos de la víspera. La basura olía. Jonas torció el gesto. Añoró unos días junto al mar. Ojalá hubiera acompañado a Marie, a pesar de su aversión a las visitas a los parientes.
Cuando se disponía a cortar una rebanada de pan, el cuchillo resbaló y se hundió profundamente en su dedo.
–¡Mierda! ¡Ay! Maldita sea…"