Mostrando entradas con la etiqueta Fiona Barton. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fiona Barton. Mostrar todas las entradas

viernes, 22 de diciembre de 2017

LA VIUDA


Pues ya he terminado La Viuda, una novela que empecé con ciertas expectativas y....., ha resultado frustrante.
La narración es sencilla, tanto que resulta un tanto simplona. Ninguno de los personajes "engancha" porque su desarrollo es plano y no destacan en nada.
Tres voces narrativas, un policía, una periodista y la viuda...., confuso.
Dos hilos temporales que se suceden sin ton ni son...., confusión total.
Un secuestro, una investigación, un juicio, un reportaje y una viuda....., todo previsible a más no poder.
Debo decir que la novela intenta abarcar mucho y aprieta muy poco, tiene pretensiones de thriller psicológico pero carece de ritmo para thriller y de profundidad para psicológico.
Sólo puedo decir que me ha aburrido.

Sinopsis (Ed. Planeta)
Hay secretos que cambian tu vida. ¿Callar o mentir? Tú eligesInquietante. Compulsivo. Real. El libro del año.
Si él hubiera hecho algo horrible, ella lo sabría. ¿O no?
Todos sabemos quién es él: el hombre que vimos en la portada de todos los periódicos acusado de un crimen terrible. Pero, ¿qué sabemos realmente de ella, de quien le sujeta el brazo en la escalera del juzgado, de la esposa que está a su lado?
El marido de Jean Taylor fue acusado y absuelto de un crimen terrible hace años. Cuando él fallece de forma repentina, Jean, la esposa perfecta que siempre le ha apoyado y creído en su inocencia, se convierte en la única persona que conoce la verdad. Pero ¿qué implicaciones tendría aceptar esa verdad? ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar para que su vida siga teniendo sentido? Ahora que Jean puede ser ella misma, hay una decisión que tomar: ¿callar, mentir o actuar?

La viuda (fragmento)

CAPÍTULO 1

Miércoles, 9 de junio de 2010
La viuda
Puedo oír el ruido que hace la mujer al recorrer el sendero. Sus pasos son pesados y lleva zapatos de tacón. Ya casi ha llegado a la puerta, y vacila y se aparta el pelo de la cara. Va bien vestida. Chaqueta de botones grandes, un respetable vestido debajo y las gafas sobre la cabeza. No es un testigo de Jehová ni un miembro del Partido Laborista. Debe de ser periodista, pero no parece la típica reportera. Hoy ya se han presentado dos (cuatro esta semana, y sólo estamos a miércoles). Apuesto a que me dice: «Lamento molestarla en unos momentos tan difíciles...». Todos lo hacen y ponen esa estúpida cara. Como si les importara.
Esperaré a ver si llama al timbre dos veces. El hombre de esta mañana no lo ha hecho. A algunos les aburre mortalmente intentarlo. En cuanto despegan el dedo del timbre, recorren de vuelta el sendero tan rápido como pueden, se meten en el coche y se marchan. Ya pueden decirles a sus jefes que han llamado a la puerta pero que ella no estaba en casa. Patético.
La mujer llama dos veces. Luego golpea la puerta con fuerza en plan pom-pom-pom-pom-pom-pom. Como un policía. Me ve mirando por el hueco lateral de los visillos y sonríe de oreja a oreja. Una sonrisa muy hollywoodiense, como solía decir mi madre. Luego vuelve a llamar.