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martes, 2 de enero de 2018

EL MOTEL DEL VOYEUR



"Conozco a un hombre casado con dos hijos que hace muchos años se compró un motel de veintiuna habitaciones cerca de Denver a fin de convertirse en su voyeur residente." Gay Talese
Y esto es lo que hay, realmente no sé lo que pretendía Talese con esta "novela", una sucesión de fechas y hechos con poca, o ninguna, conexión entre ellos que resulta repetitiva y extenuante.
A pesar de que este escritor ya me había decepcionado con Los Hijos, he vuelto a picar, quizás atraída por la polémica que rodeó la publicación en EEUU, pues bien, nada de nada. He leído recientemente este resumen en un blog literario:
"Los que se acerquen a esta novela buscando porno, lo tienen mal; los que busquen literatura, lo tienen peor..."
Es exactamente lo que opino, NO lo recomiendo, en absoluto.


RESEÑA DE CLARA GLEZ para LIBROS, 30 de Enero de 2017
El motel de voyeur - Gay Talese

Libro cargado de polémica. desde antes casi a su publicación. En un ejercicio magistral de periodismo narrativo, el autor da a conocer las confidencias de un voyeur, que se compra un motel, para observar las conductas de sus inquilinos.
Se ha puesto en duda su veracidad, pero sea o no veraz, la forma de contar, las motivaciones del sujeto en cuestión y sus reflexiones merecen la pena ser leídas. A veces te entra asco, otras te preguntas si no tendrás también un punto de voyeur por no ser capaz de abandonar su lectura.
También cabría plantearse si todo tipo de periodismo es ético.
La verdad es que es entretenido, te da un resumen no solo de los hábitos sexuales de la América de esos años ( 70 -80) sino de multitud de conflictos de parejas. Y las conclusiones del voyeur no tienen desperdicio. En fin que si quieren leer el libro polémico del año, adelante. Yo me lo leí en un día y medio.

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
«Un reportaje magnífico, escrito a lo largo de décadas, sobre un tipo que adquirió un motel en Denver para espiar a sus clientes mientras mantenían relaciones sexuales. Un reportaje de suspense donde ambos, el voyeur y el periodista, parecen rondar el delito.»
Elvira Lindo, El País
El esperado y controvertido libro del «maestro del periodismo»: una historia increíble y real
Poco antes de la publicación de La mujer de tu prójimo, Gay Talese recibió una carta de un misterioso hombre de Colorado que le hacía partícipe de un secreto sorprendente: había comprado un motel para dar rienda suelta a sus deseos de voyeur. En los conductos de ventilación había instalado una «plataforma de observación» a través de la cual espiaba a sus clientes.
Talese viajó entonces a Colorado, donde conoció a Gerald Foos y pudo comprobar con sus propios ojos la veracidad de la historia. Además, tuvo acceso a algunos de sus muchos diarios: un registro secreto sobre el cambio producido en las costumbres sociales y sexuales de su país. Pero Foos había sido también testigo de un asesinato, y no lo había delatado. Tenía, pues, muchos motivos para permanecer en el anonimato, y Talese pensó que esta historia nunca vería la luz.
Hoy, treinta y seis años más tarde, Foos está listo para hacerla pública y Talese puede darla a conocer.
El motel del voyeur es una extraordinaria obra de periodismo narrativo que abre un intenso debate ético, y uno de los libros de los que más se ha hablado en los últimos años.que abre un debate ético.

El motel del voyeur (fragmento)

Uno

Conozco a un hombre casado y con dos hijos que hace muchos años se compró un motel de veintiuna habitaciones cerca de Denver a fin de convertirse en su voyeur residente.
Con la ayuda de su esposa, practicó unos agujeros de forma rectangular en los techos de una docena de habitaciones; cada uno medía quince por treinta y cinco centímetros. A continuación, cubrió las aberturas con unas lamas de aluminio de celosía que simulaban rejillas de ventilación, pero que en realidad eran conductos de observación que le permitían, mientras estaba arrodillado o de pie en el suelo del desván cubierto por una gruesa moqueta, bajo el tejado a dos aguas del motel, ver a los huéspedes de las habitaciones de abajo. Estuvo observándolos durante décadas, al tiempo que llevaba un diario en el que anotaba casi cada día lo que veía y oía. Y durante todos esos años, nunca lo pillaron.
No había oído hablar de ese individuo hasta el día en que recibí una carta escrita a mano, enviada por correo exprés y sin firma, fechada el 7 de enero de 1980 y remitida a mi casa de Nueva York. Comenzaba así:
Querido señor Talese:
Tras enterarme de la publicación de su muy esperado estudio sobre el sexo a lo largo y ancho del país, que se incluirá en su libro de próxima aparición La mujer de tu prójimo, me considero poseedor de una importante información que podría formar parte de ese libro o de otro futuro.
Seré más concreto. Desde hace quince años soy el propietario de un pequeño motel de veintiuna unidades situado en el área metropolitana de Denver, y al tratarse de un establecimiento de clase media, ha atraído a gente de lo más variopinto y ha tenido como huéspedes a una muestra enormemente representativa de la población estadounidense. Compré este motel para satisfacer mis tendencias de voyeur y mi irresistible interés por todas las fases de la vida de la gente, tanto social como sexualmente, y para responder a la antiquísima pregunta de «cómo la gente se comporta sexualmente en la intimidad de su dormitorio».

sábado, 25 de noviembre de 2017

LOS HIJOS


Dice Gay Talese que "todo emigrante es un desertor" y que "nunca se ha sentido, del todo, americano"; estas dos afirmaciones se superponen y se explican en el auténtico "novelón" que es Los hijos, historia autobiográfica y novelada de la familia Talese (y sus parientes), desde el profundo sur italiano hasta el gélido norte estadounidense.
Talese nos guía por nacimientos, matrimonios, divorcios, a...bandonos, muerte y, sobre todo, emigración, Los acontecimientos más relevantes del siglo XX y sus repercusiones sobre la familia del escritor, en una peripecia vital que bien vale una novela.
Se nota la mano del periodista en las prolijas descripciones que, en ocasiones, hacen el libro un tanto tedioso; y se nota la mano del escritor en los sentimientos y la poesía.
La lectura de Los Hijos es agradable pero un poquito larga.....¡
Os dejo una entrevista con el escritor, publicada por La Vanguardia en junio del pasado año:
http://www.lavanguardia.com/cultura/20140613/54408978818/gay-talese-todo-emigrante-es-un-desertor.html

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
La obra monumental de Gay Talese, inédita en español, llega a los lectores. De la región de Calabria, mucho antes del xix, a las sastrerías de París, de las trincheras de la Primera Guerra Mundial al paseo marítimo de Ocean City, de Garibaldi a Joe DiMaggio, de Lucky Luciano o Sinatra al menor de los Talese: Los hijos desgrana la odisea de una familia y, a través de ella, la de los millones de emigrantes italianos que llegaron a los Estados Unidos en el despertar de un siglo que cambiaría el mundo. Gay Talese avanza puntada a puntada en una épica historia de lazos de sangre, amores y desencuentros, tensiones políticas y vínculos con un pasado que se desvanece y un futuro lleno de promesas. de una familia italiana que abarca tres generaciones, dos continentes y dos guerras mundiales escrita por “el mejor autor de no ficción de América.

Los hijos (fragmento)

1.En invierno la playa estaba fría y solitaria, y la isla quedaba humedecida por las gélidas rociadas de las olas del océano que azotaban implacables los malecones, y las vigas cubiertas de algas que sustentaban las casas blancas situadas sobre las dunas crujían tan silenciosas como los cangrejos que reptaban a su lado.
El paseo marítimo, que en verano era un lugar festivo de parejas bronceadas y globos infantiles, de melodías de tiovivo y luces de colores que giraban por la noche en la noria, en invierno quedaba ocupado por centenares de gaviotas que se posaban sobre la barandilla de hierro encarada al viento. Cuando no descansaban, se pavoneaban delante de las puertas cerradas de las tiendas ahora vacías, o describían círculos por el cielo, con una almeja en el pico que pronto dejarían caer sobre el paseo marítimo con un ruido de salpicadura. A continuación bajaban en picado y se lanzaban sobre la carne expuesta, picoteando y tirando hasta que no quedaban más que las esquirlas irregulares, saladas y blancas de las conchas vacías.