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martes, 23 de enero de 2018

RENDICIÓN



Ray Loriga en estado puro y mejorado, una novela que bajo la "piel de cordero" de una fábula postapocalíptica muestra al lobo de la sociedad en la que vivimos, borreguil, insolidaria, cotilla, obediente e inmersa en el autoengaño que acabará con nosotros si no ponemos remedio....
También tiene un toque de bondad e inconformismo que supone la única esperanza posible. Un hermoso principio y un gran final (escalofriante) para una novela que me ha gustado muchísimo.
Muy, muy recomendable.

Sinopsis (ED. Alfaguara)
Una fábula luminosa sobre el destierro, la pérdida, la paternidad y los afectos.
(De acta del jurado del Premio Alfaguara de novela 2017)
«Loriga se ha unido al selecto grupo de escritores que -como Houellebecq y Murakami- están redefiniendo la ficción del siglo XXI.»
Wayne Burrows, The Big Issue
¿Quiénes somos cuando nos cambian las circunstancias?
La guerra dura una década y nadie sabe a ciencia cierta cómo transcurre, qué bando fue el agresor y cuál el agredido. En la comarca, la vida ha continuado entre el temor a la delación y la añoranza de los que fueron al frente.
Cuando llega el momento de evacuar la zona por seguridad, él emprende camino junto a su mujer y al niño Julio, que ayuda a amortiguar el dolor por la ausencia de los hijos soldados. Un futuro protegido parece aguardarles en la ciudad transparente, donde todo es de dominio público y extrañamente alegre.
Allí los recuerdos desaparecen; no existe ninguna intimidad -ni siquiera la de sentir miedo- hasta el momento en que la conciencia despierta y se impone asumir las consecuencias.
«Una historia kafkiana y orwelliana sobre la autoridad y la manipulación colectiva, una parábola de nuestras sociedades expuestas a la mirada y al juicio de todos.»Del Jurado del XX Premio Alfaguara de novela

Rendición (fragmento)

Nuestro optimismo no está justificado, no hay señales que nos animen a pensar que algo puede mejorar. Crece solo, nuestro optimismo, como la mala hierba, después de un beso, de una charla, de un buen vino, aunque de eso ya casi no nos queda. Rendirse es parecido: nace y crece la ponzoña de la derrota durante un mal día, con la claridad de un mal día, forzada por la cosa más tonta, la misma que antes, en mejores condiciones, no nos hubiera hecho daño y que sin más consigue aniquilarnos, si es que coincide por fin ese último golpe con el límite de nuestras fuerzas. De pronto, aquello en lo que no habíamos reparado siquiera nos destruye, como las trampas de un cazador que nos supera en habilidad y a las que no prestábamos atención mientras nos distraíamos con el señuelo. A qué negar, en cambio, que mientras pudimos también cazamos así, utilizando trampas, señuelos y grotescos pero muy efectivos camuflajes.
Si uno mira con cuidado el jardín de esta casa, sabrá enseguida que vivió tiempos mejores, que la alberca vacía no desentona con el zumbido de los aviones que cada noche castigan no ya esta propiedad sino todas las de nuestro valle. Cuando ella se acuesta intento tranquilizarla, pero lo cierto es que sé que algo se derrumba y que no podremos levantar nada nuevo en su lugar. Cada bomba en esta guerra abre un agujero que no vamos a ser capaces de rellenar, lo sé yo y lo sabe ella, aunque jugamos y nos hacemos los tontos a la hora de dormir, buscando una tranquilidad que ya no encontramos, un tiempo como el de antes. Algunas noches, con tal de soñar mejor hasta recordamos.
En ese otro tiempo disfrutamos de lo que entonces pensábamos que iba a ser nuestro para siempre. El agua fresca del lago, lo llamábamos lago pero era más bien una charca grande, no sólo aliviaba los días de calor, sino que nos ofrecía toda clase de juegos y aventuras seguras. Esto último, «aventuras seguras», es sin duda una contradicción de la que entonces no éramos conscientes.

miércoles, 4 de octubre de 2017

ZA ZA, EMPERADOR DE IBIZA


RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS,  el 3 de Julio de 2014.
Imaginaos que estáis retirados de todo y de todos, que lleváis una vida tranquila gracias a unos pequeños ahorrillos bien trapicheados, que durante el invierno vivís bien y durante el verano, conseguís camuflaros entre el gentío que se desborda por cualquier isla mediterránea llena de hedonismo, juventud, sexo y drogas.
Y de repente ¡BOOOOM! Volvéis a ser el centro del universo, sin saber el por qué, y todo gracias a un barco enorme, el más grande del mundo, con el que casualmente compartís nombre...
Una historia que se cuenta, como las cuentan las madres y las abuelas, deshilachada, con rodeos, adornando la rama principal de la narración con ramitas y más ramitas. Vamos, dando tantos rodeos que los cerros de Úbeda son casi como de la familia.
A veces cansada o cansina, a veces acelerada y divertida. Por momentos intrigante y durante segundos, desconcertante... pero siempre volviendo sobre sus pasos para volver a andar lo andado. O eso parece.
Todo bastante bien. Menos el suspiro final.

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
«A veces cuesta precisar en qué momento exacto empezaron a torcerse las cosas; nadie se resigna de buena gana a que su vida sea grotesca y menos aún a que su aspecto lo corrobore con tanta exactitud. Su vida ya no estaba unida, no existía relación alguna entre su infancia y este sujeto de ahora. Trató de encontrar una explicación y no dio con ella. Siempre fuiste muy tuyo, se dijo, como si eso sirviera de algo.» Esta es la historia de Za Za, futuro emperador de Ibiza. Y es la historia de un gigantesco embrollo. Porque ZAZA es el nombre del mayor yate de recreo jamás visto antes, y, por si eso fuera poco, también es el nombre de la droga perfecta, la más potente, inocua, alucinante y limpia droga jamás creada o encontrada, esa que provoca felicidad sin límite sin exigir peaje a cambio, ni al alma ni al cuerpo. Zacarías Zaragoza Zamora, alias Za Za, disfruta en Ibiza de un retiro tranquilo y sin sobresaltos, convencido de que sus tiempos de dealer habían acabado hace años. Pero el pasado ha regresado con sonido preciso a su vida para convertirle en emperador de la isla. ¿Despropósito? Hay quien lo llama destino.

Za Za, emperador de Ibiza (fragmento)

Sucedió exactamente durante el verano en el que de pronto empezó a llover a cántaros sobre las islas Pitiusas y la tierra empantanada de las cañadas bajaba negra y furiosa hasta el mar e incluso las viejas payesas que saben, o al menos presumen de saber, de dónde ha salido cada rana, andaban desconcertadas. Y Dios sabe lo difícil que es desconcertar a una payesa, o distinguir entre dos ranas.
El Papa acababa de renunciar a lo que se suponga que fuera lo que hacía, pero Za Za, nuestro individuo principal, había perdido la fe mucho antes. Era junlio y llovía con inquina.
Tiempo de setas, lo llaman los ancianos de las islas.
Llueven ratas, que diría Za Za.
Cuestión de isobaras... o tradiciones. O política local. O emociones. Subjetivo en cualquier caso.
También afectó a la moda. Y hasta hay quien jura que el yate de un modisto italiano zozobró.
Como bien sabe, o debería saber, cualquier costurera, alrededor de un botón no muy bien hilvanado puede y quiere crecer una jungla. O una tormenta. O el fin del mundo.
Aviso a marineras y costureras y a marineros y costureros, y en general a gente de bien: «Lo llamaban Leviatán porque era un monstruo (Dios lo hizo) y porque no tenía pareja (Dios se la quitó), y de su piel se haría un toldo con el que cubrir a mil comensales, y de sus entrañas una cena para todos los justos».
Sigamos con lo que íbamos.
A las 17.30 del 16 de junlio (junio y julio se habían fundido recientemente en un solo mes por culpa de los recortes estructurales y las ampliaciones fiscales), festividad, en cualquier caso y todavía, de Nuestra Señora del Carmen, patrona de los marineros, empezó el diluvio, rugió el viento y se movieron las barcas. Cundió el pánico, y no era para menos. Se encharcaron los prados, falló el drenaje, rebosaron las cloacas y las piscinas, se fundieron las luces de las discotecas, se calló el DJ, y hubo al menos siete muertos en las islas Pitiusas, no todos ellos ahogados. No todos ellos culpables.
Las tormentas de verano casi nunca se ven venir de lejos, por eso primero sorprenden, luego refrescan y al final, si son violentas, y las tormentas tienden a serlo, asustan.

jueves, 24 de agosto de 2017

EL HOMBRE QUE INVENTÓ MANHATTAN


RESEÑADA POR LOSRELATOSDEPATRI para LIBROS, el 24 de Marzo de 2013.
He terminado "El hombre que inventó Manhattan" de Ray Loriga.
Un autor más que estoy descubriendo y que me ha dejado muy buen sabor de boca.
Esta novela es de historias cruzadas un recurso utilizado en algunas películas como por poner algunos ejemplos "Short Cuts", "Crash", "Magnolia" o "21 gramos".
Historias de personas que en algún momento de la trama se cruzan. En este caso las historias están ambientadas en Manhattan y se narran como si cada capítulo fuese un relato, podrían leerse de forma independiente yo creo, pero en conjunto van dando idea de una pequeña porción de la vida algunos personajes que viven en esta ciudad, y sobre todo del modo de vida general y de una radiografía en sí de la ciudad de Manhattan y las personas que allí habitan.
La forma de narrarlo es sencilla, con frases breves y certeras, me ha gustado su estilo. A medida que vas leyendo e hilvanando historias puedes llevarte muchas sorpresas.
En resumen me ha gustado este libro y me ha gustado Ray Loriga, repetiré.

El hombre que inventó Manhattan (fragmento)

"El hombre que inventó Manhattan se hacía llamar Charlie, aunque su verdadero nombre era Gerald Ulsrak, estaba casado y tenía dos hijas. A lo mejor sólo una. Se decía que la mayor de las niñas era hija de otro hombre, tal vez por la manera en que Charlie la miraba o, mejor, no la miraba. Gerald Ulsrak había nacido en un pequeño pueblo en las montañas de Rumania y siempre había soñado con un sitio mejor, Manhattan, y un nombre distinto, Charlie.
Charlie tenía un amigo, al que todos llamaban Chad y que era la clase de persona a la que nadie suele referirse usando sólo su nombre de pila, de manera que Chad era siempre «el bueno de Chad», o «el viejo Chad» o «menudo es Chad». Por supuesto Chad no se llamaba Chad, ni nada por el estilo, se llamaba Pedja Ruseski, pero, como digo, todos le llamaban Chad.
Charlie pensaba que Chad era el tipo más divertido que había conocido nunca, a pesar de que la mayor parte de la gente opinaba justo lo contrario.
Charlie siempre contaba que Chad había llegado antes que él a Nueva York y que, por lo tanto, parte de la invención debía de ser suya, pero Chad negaba tales acusaciones con un ligero movimiento de su dedo índice y levantaba su pinta de cerveza para brindar por Charlie, mientras Manhattan-final gritaba: «por el hombre que inventó manhattan». Así que no había más que hablar.
Por cierto, Chad negaba siempre con el dedo y en cambio afirmaba con un frenético movimiento de cabeza, que más parecía un no que un sí. Lo cual justificaba la aseveración favorita de Charlie: «Jamás intentes comprender a un rumano»."


sábado, 5 de agosto de 2017

YA SÓLO HABLA DE AMOR



"...la luz en las ventanas de las casas ajenas nos habla siempre de una felicidad que existe sólo fuera de nosotros..." Ray Loriga.

Me gusta Ray Loriga,  me parece uno de los narradores, en castellano, más original y culto entre los que conozco y disfruto.
Sus novelas tienen ese regusto de sentimiento sin sentimentalismo y delicadeza sin ñoñería banal, que tanto buscamos al hablar de amor.
En esta ya "sólo se habla de amor", comienza muy bien y se atasca en una parte central demasiado prolija, para terminar como el sabe hacerlo.
No es de lo mejor que he leído de Loriga, pero pervive esa escritura magnífica, ese manejo del lenguaje más cotidiano hasta elevarlo a lo literario, ese "gen Loriga" que me encanta.
El argumento es otro cantar......¡

Ya sólo habla de amor (Fragmento)


"«Se ha vuelto loco», dijo su portera al verle salir, cabizbajo y ensimismado, con la apariencia esquiva y el caminar acelerado de un hombre que ha contraído deudas imposibles de pagar. «Está siempre solo», añadió con enorme disgusto la dichosa portera, para después forzar una pausa que presagiaba un juicio definitivo, «... y sin embargo, a veces se le ve estúpidamente contento, y además, ya sólo habla de amor».
La vecina, siempre hay alguna vecina, asintió con la cabeza, aunque no tenía el menor interés en el asunto.
A él, por otro lado, no podía preocuparle menos la opinión de su portera, estaba ya pensando en comprarse un traje nuevo. Un traje elegante y oscuro. Estaba muerto por fuera y por dentro pero su vanidad seguía casi intacta. ¿No caen así los soldados? Llevaba demasiados años condenado a los mismos cuatro trajes y si su aspecto no era mejor, la culpa la tenía sin duda su tristísimo ropero. Esa misma tarde pensaba llevar a una mujer muy hermosa a una fiesta muy alegre en la Embajada suiza, y sus trajes no estaban a la altura de las circunstancias. Todas las mujeres a las que alguna vez había querido vestían, en cambio, de maravilla y daba gusto verlas."

lunes, 13 de octubre de 2014

TRÍFERO



"Se puede reconstruir una vida enfrentando la luz de los salones a la penumbra de las buhardillas, las tazas de té a los tragos de vodka, los besos a las traiciones". 

Con esta contraportada nos atrajo y  ya en  su interior nos conquistó!!! La vida de Saul Trífero desde España hasta Nueva York pasando por Escandinavia, relatada con una prosa fresca y divertida no exenta de un punto de amargura. Trífero huye de la tragedia y esta le persigue inexorablemente en su periplo mundial, Trífero vive a pesar de todo:

“Me agarro como un idiota a la poesía de las posibilidades, y caigo una y otra vez derrotado por la tiranía de las probabilidades” (pag. 85).
Una novela corta e interesante y un escritor a recordar,  Ray Loriga.