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miércoles, 17 de enero de 2018

UNA CASA EN BLETURGE


RESEÑA DE CLARA GLEZ. para LIBROS, 4 de Febrero de 2017.

Una casa en Bleturge – Isabel Bono
Un libro entrañable, duro y tierno a la vez. De no haber sido por una crítica de Fernando Aramburu, quizás no lo hubiese empezado. El argumento es el de una familia en que se pierde un hijo, y pensé que sería un dramón. Pero me atreví, y no me arrepiento. Porque aunque la tragedia está ahí, no se centra sobre ella, sino sobre la vida de esta familia. Sin olvidar lo que sucedió, pero con muchas más circunstancias
Tres protagonistas, Ella, El y la hija…tres personajes principales que comparten odios , amores, rencores, miedos, ternuras, dolor, manías y recuerdos .
Un libro casi poético, de capítulos muy cortos, y muy densos, que juegan con tu memoria ( al menos en mi caso). Capítulos que a veces parecen un cuadro, o un poema. Una estructura muy audaz., pero que te mantiene en vilo.
¡Muy recomendable¡

Agradecí mucho esta magnífica reseña de mi amiga Clara Glez., pero desafortunadamente no puedo emitir una opinión al respecto, ya que no fui capaz de terminar la novela...

Sinopsis (Ed. Siruela)
GANADORA DEL PREMIO DE NOVELA CAFÉ GIJÓN 2016

Un hijo muere y la vida continúa. Continuar significa seguir en pie para cuidar de otros que aún quedan en pie.
Este libro cuenta la vida de un matrimonio con hijos. Un hijo que ya no está y una hija en apariencia inmadura. El hijo que murió es el eje en torno al que gira la historia de esta familia que se desgasta. Se desgastan la complicidad y la ternura. Pero no se acaban, sin embargo, el odio soterrado ni el dolor. La hija se siente culpable desde niña y su padre se lo recuerda con cada gesto. Los padres cargan por separado con un vacío que cada cual resuelve a su modo. Él, intentando olvidar el pasado, aferrándose al presente sin futuro que le proporcionan algunas tardes de hotel. Ella, cuidando de un padre que se muere y tratando de comprender a una hija que le recuerda demasiado a su hermana; una soledad inmensa tan solo aliviada por los paréntesis que le ofrecen las visitas al hospital y el trayecto en el tren de cercanías. Es entonces cuando sueña con un lugar donde todo sucede lentamente, donde no es necesario recibir ni dar explicaciones: una casa en Bleturge.

Una casa en Bleturge (fragmento)

Una casa en Bleturge
Mientras espera en el semáforo mira las ventanas. Piensa en vidas felices detrás de cada una. Solo en vidas felices, aunque la fachada necesite otra mano de pintura. En el semáforo hay una pegatina naranja: «Una casa en Bleturge». También hay un e-mail. El semáforo cambia. Bleturge, y esa dirección en su cabeza, habitándola.
Al llegar a casa deja las llaves junto al ordenador y escribe:
Asunto:
pregunta qué es bleturge?
Enviar.
En menos de tres segundos un nuevo mensaje en su bandeja de entrada.
Respuesta automática.
Asunto: cayendo en espiral
Qué habrá por ver tan interesante tras de la niebla. La gente que vive en tierra ansía que la niebla no dure. Cuando esta se disipa pueden en el mejor de los casos ver un chopo, un caserío, una linde. Elementos arbitrarios que no consiguen justificar por sí mismos el hecho monstruoso de la visión.