Mostrando entradas con la etiqueta Premio Pulitzer 2013. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Premio Pulitzer 2013. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL HUÉRFANO


Abandono, temporalmente, la lectura de esta novela Premio Pulitzer 2013, es algo que me "fastidia" horriblemente, pero, la verdad es que ya estoy muy mayor para leer novelas premiadas que me aburren soberanamente......esto puede sonar a herejía pero es que en las 100 páginas que he conseguido, a duras penas, leer no he encontrado ninguna razón para continuar hasta las 420 que tiene esta novela.
No es que no me interesen las crueldades de la dictadura en Corea del Norte ni el triste destino del protagonista, es que el ritmo narrativo es inexistente, el perfil del personaje aburrido (ni siquiera me apenan sus "desgracias"), los acontecimientos absurdos y el "humor"???, sinceramente no lo veo por ninguna parte...., por tanto, lo aparco para mejor ocasión??? y me voy con Martyrium que no obtendrá nunca el Premio Pulitzer pero me entretiene y no me "cabrea".
De todas formas y como no quiero ser injusta os dejo una crítica mucho más autorizada que la mía, para que toméis una decisión correcta:
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/17/babelia/1403000716_245654.html

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
PREMIO PULITZER 2013. THE NEW YORK TIMES BEST SELLER
Jun Do vive en un orfanato y se considera un humilde ciudadano «del mejor país del mundo». A los catorce años es reclutado por el ejército norcoreano como soldado de túneles, y va ascendiendo al servicio del Gobierno, primero como secuestrador y asesino profesional, hasta convertirse en oficial de la inteligencia militar. Guiado por un sentido extremo de la lealtad y el sacrificio, Jun Do es capaz de cometer los actos más atroces sin pestañear, pero es, también, aquel niño abandonado que busca desesperadamente el amor. El huérfano es un thriller trepidante, un retrato surrealista de un mundo escondido bajo un régimen dictatorial y una bella historia de amor que transporta al lector en un viaje a las profundidades de Corea del Norte y al rincón más íntimo del corazón humano. Galardonado con el Premio Pulitzer por esta novela, Adam Johnson ha recibido el reconocimiento unánime y rotundo de la crítica y de los lectores, y se ha convertido en un fenómeno internacional, cosechando innumerables premios.
Considerada una novela «osada y extraordinaria» (M. Kakutani, The New York Times), «increíblementebien escrita y simplemente apasionante» (Zadie Smith, Los Angeles Times), El huérfano está llamada a ocupar «un lugar entre los clásicos de la novela distópica, como 1984 y Un mundo feliz» (B. Demick, The Guardian).

El huérfano (fragmento)

Primera Parte
LA BIOGRAFÍA DE JUN DO

La madre de Jun Do era cantante. Eso era lo único que el padre de Jun Do, el supervisor del orfanato, le había contado sobre ella. El supervisor del orfanato guardaba una fotografía de una mujer en su cuartito de Feliz Porvenir. Su belleza era notable: unos ojos grandes que miraban de soslayo y unos labios fruncidos que esbozaban una palabra no dicha. A las mujeres bellas de provincias se las llevaban a Pyongyang, y eso, sin duda, era lo que le había pasado a su madre. El supervisor del orfanato era una prueba viviente de ello: se pasaba las noches bebiendo y, desde los barracones, los huérfanos lo oían llorar y lamentarse, suplicando a media voz a la mujer de la fotografía. Jun Do era el único que tenía permiso para ir a consolarlo y quitarle la botella de las manos.
Jun Do era el chico de más edad de Feliz Porvenir, y eso entrañaba una serie de responsabilidades: racionar la comida, asignar los camastros y bautizar a todos los chicos a partir de la lista de los 114 Grandes Mártires de la Revolución. Pero el supervisor del orfanato estaba decidido a no tratar con favoritismo a su hijo, el único niño de Feliz Porvenir que no era huérfano. Cuando la conejera estaba sucia, era Jun Do quien pasaba la noche ahí encerrado; cuando algún niño mojaba la cama, Jun Do era el encargado de desprender el pis congelado del suelo. Jun Do no fanfarroneaba delante de los demás por ser el hijo del supervisor del orfanato y no un chico cualquiera al que sus padres habían abandonado de camino a un campo 9/27. La verdad, para quien quería entenderla, era bastante evidente: Jun Do llevaba allí desde antes que todos ellos, y si nunca lo habían adoptado era porque su padre no había permitido que nadie se llevara a su hijo. También tenía sentido que, después de que enviaran a su madre a Pyongyang, su padre hubiera solicitado el único trabajo que le permitía ganarse la vida y, al mismo tiempo, cuidar de su hijo.