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martes, 24 de agosto de 2021

EL SUEÑO DE LA RAZÓN


 

Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por María Ruíz,  comisaria de policía en Madrid (España) 

Cuarta novela protagonizada por la comisara madrileña María Ruíz y, la verdad, un poco más de lo mismo, una serie de crímenes con el fondo de las pinturas y grabados de Goya, la comisaria en sus líos habituales "Ruíz contra el mundo", incomunicación entre amigos, casualidades sin fin, y un paisaje de casas okupa, homeless, enfermedad mental y alcantarillas.

No acabo de empatizar con los personajes, ni con la forma que tiene la autora de contar las historias, quizás este sea el último para mí.

No la recomiendo ⛅

Sinopsis de (ed. Destino):

"La comisaria Ruiz vuelve a Madrid para preparar su defensa. El viejo Jefe Superior de la policía ha logrado su suspensión en venganza por una antigua investigación y María está temporalmente fuera del cuerpo. Pero eso no la va a frenar. Es el mes de mayo, tiempo de fiestas en torno al río Manzanares, y la aparición de unos animales muertos es el primer indicio de una anomalía que pronto dejará más huellas letales: la ejecución de una joven becaria de Historia del Arte en uno de los puentes del río. Y no será la única.

La policía investiga magia negra, acoso sexual o sadismo, pero los distintos sucesos empiezan a conformar una serie de escenificaciones que llevarán a la comisaria Ruiz hasta el legado de Goya.

Sin equipo, sin uniforme y sin pistola, María se enfrenta esta vez a un ser de extrema inteligencia, marcado por una obsesión y con gran capacidad de manipulación. En su lucha contra el tiempo recorrerá casas okupas, túneles subterráneos y un Madrid oculto y ajeno al Estado."

#LIBROS #reseñas2019 #novedades2019


lunes, 20 de agosto de 2018

LAS LÁGRIMAS DE CLAIRE JONES

Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por María Ruiz, comisaria de policía en Madrid (España).

"El asunto no tenía mala pinta. Una mujer había envenenado a su marido, primero poco a poco y luego descaradamente, adobando unas puntas de lomo en matarratas con tal maña de cocinera y mala suerte que el perro se encaramó a la mesa y le rapiñó una sin darle tiempo a reaccionar. El animal se la zampó en la calle y no tardó ni dos horas en ir a morir a la plaza, frente a los hombres que mataban la tarde jugando al dominó mientras las mujeres fregaban. Expiró acurrucado, entre convulsiones, con una pata posada en su hocico embadurnado. El marido le sobrevivió un par de horas más.
Lástima que eso ocurriera en 1954 y que de esa mujer, una tal Nieves Buscapié, no quedara rastro alguno."

Tercer caso de la Comisaria Ruiz, ahora desterrada en Soria para purgar sus pecados...!
No acabo de "pillarle" el punto a esta comisaria-psicóloga que va por libre y cuyos casos están resueltos por el lector desde las primeras páginas de la novela, así es en este libro y así ha sido en los anteriores; los secundarios tampoco es que sean una joya de personajes y en general las novelas se dejan leer pero no provocan esa emoción que una siente cuando un personaje se torna imprescindible.
Escrita con corrección, debo añadir que me ha proporcionado algunos datos sobre la presencia de los cuáqueros en España (sin profundizar nada) y un ratito de entretenimiento, nada más, ni menos....

Sinopsis (Ed. Destino)
La comisaria María Ruiz se encuentra desterrada en una de las provincias españolas más tristes para una investigadora criminal. En Soria el último suceso irresuelto del que se tiene noticia ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido con matarratas desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años. Desde que la destinaron a Soria, sacándola de la fiebre de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde acompaña en su trance entre la vida y la muerte a su compañero Tomás, que está en coma. Su viejo amigo, el comisario Carlos, finalmente ha conseguido convencerla para que un fin de semana se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo para la comisaria Ruiz. El nuevo caso que Carlos tiene entre manos arranca con un coche abandonado en la zona del puerto. En el maletero, una chica muerta, y en el asiento del copiloto, un ejemplar del periódico The Times con fecha del 15 de octubre de 1998 y una noticia recortada. A estas pistas tendrá que enfrentarse una comisaria a quien el caso no le pertenece, pero que ella sí que necesita para no perder la cabeza y volver a sentirse realmente en activo y cercana a la realidad que mejor la define.

Las lágrimas de Claire Jones (fragmento)

1
El asunto no tenía mala pinta. Una mujer había envenenado a su marido, primero poco a poco y luego descaradamente, adobando unas puntas de lomo en matarratas con tal maña de cocinera y mala suerte que el perro se encaramó a la mesa y le rapiñó una sin darle tiempo a reaccionar. El animal se la zampó en la calle y no tardó ni dos horas en ir a morir a la plaza, frente a los hombres que mataban la tarde jugando al dominó mientras las mujeres fregaban. Expiró acurrucado, entre convulsiones, con una pata posada en su hocico embadurnado. El marido le sobrevivió un par de horas más. 
Lástima que eso ocurriera en 1954 y que de esa mujer, una tal Nieves Buscapié, no quedara rastro alguno. Salvo la certeza de que, de estar viva, debería tener ciento y un años. 
María cerró la carpeta y se quedó quieta, con las manos extendidas a ambos lados de esos folios amarillentos apresados por una grapa roñosa que el subalterno le había tendido con esmero cuando ella pidió los casos pendientes. 
—El caso — había puntualizado el subalterno. 
—¿No ha habido más asesinatos, violaciones, robos sin resolver? — insistió ella tensando los labios en un afán de mostrar amabilidad mientras su interlocutor negaba con la cabeza—. ¿Esto es todo? —Si no cuenta una meada en la calle sin juzgar — remató el subalterno con más intención de exhaustividad que de provocación—, solo tenemos este caso sin resolver. Y porque la sospechosa desapareció. 
Y no es que en Soria la eficacia policial fuera superior. Es que nunca pasaba nada.

martes, 5 de septiembre de 2017

VERANO EN ROJO



Primera entrega de la serie de novelas protagonizada por la comisaria María Ruiz.

Prometedor inicio de la periodista Berna González Harbour, en el mundo de la novela negra patria. Verano de 2010, el verano del Mundial, Madrid muere al sol y un cadáver aparece en un parque..... Con estos mimbre se urde el primer caso de la comisaria María Ruíz y he dicho prometedor inicio, porque creo que hay mucho que pulir en este personaje femenino y su compañero periodista. Una alianza muy clásica, comisaria y periodista de sucesos que investigan a la par.
Me gusta la estructura clásica de la novela, me pueden llegar a gustar los personajes, pero.....puliría un poquito ese exceso de frases grandilocuentes que quieren ser originales, ¡no lo son! y en una novela negra están de más.
Si los diálogos son increíbles, la novela se torna increíble¡¡¡
A pesar de todo me ha resultado entretenida y la autora tendrá una segunda oportunidad, pero una cada vez es más exigente en lo que a novela negra se refiere.....¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. RBA)
Madrid, verano de 2010. Corren los días del Mundial de fútbol y, mientras los ojos de todos están puestos en los tortuosos avances del equipo de España en Sudáfrica, la comisaria María Ruiz se enfrenta a un tenebroso crimen: un joven ha aparecido asesinado. Sin identidad visible. Sin pistas aparentes. Sin móvil. Mujer atractiva, concienzuda y tenaz, María iniciará una investigación que se complicará cada vez más.

Verano en rojo (fragmento)

"El todoterreno dejó atrás la circunvalación, sorteó la gran rotonda con una gasolinera mal iluminada y enfiló impaciente hacia los primeros semáforos de la ciudad. Un badén le obligó a ralentizar de nuevo y volver a acelerar; otro más y el traqueteo despertó a su copiloto, sumergido desde hacía rato en el sueño profundo de la medianoche. En el tercero, un Ford Fiesta rebosante de adolescentes y música los adelantó entre risas, con las ventanas abiertas y sin la menor piedad hacia la amortiguación.
«Otros malditos cretinos», pensó, demasiado cansado como para dedicarles poco más que una fugaz mirada de desprecio.
Había conducido demasiadas horas y faltaba poco para dejar a su acompañante, para poner rumbo a su residencia, a su habitación, para quitarse la ropa y los zapatos polvorientos, para abrir los grifos, contener la respiración y sumergirse como siempre —treinta, cuarenta, cincuenta segundos, todos los que fuera capaz de soportar— bajo el agua de un baño helado que le aplacara los nervios antes de emerger de nuevo, de restablecer el flujo de oxígeno en la sangre y de recobrar paulatina pero ineludiblemente el pulso vital. Después, cerraría los ojos entre las sábanas ásperas e intentaría dormitar hasta que el despertador marcara el comienzo de un día diferente, al fin. El calor era abrasivo desde junio y el aire acondicionado del coche solo acentuaba esa sensación agobiante de vivir bajo estado de excepción. 
Rodeó pausadamente otra rotonda y, cuando apenas le faltaban unos metros para llegar a su destino, unas luces azuladas, unos coches policiales cruzados y unos focos lentos, rotatorios y mudos en la calle Arturo Soria le sobresaltaron, le hicieron pisar de nuevo el freno, aminorar la marcha, encauzarse por el único carril que quedaba disponible y avanzar despacio bajo la severa mirada de unos agentes que señalaban el paso con indicadores luminosos. Uno de ellos le dio el alto indiscutible con una mano mientras con la otra le indicaba el lado del arcén en el que debía aparcar. Y soplar."

domingo, 3 de septiembre de 2017

MARGEN DE ERROR


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por la comisaria María Ruiz

Segundo asalto de Berna González Harbour a la novela negra y por ahora "empate técnico", hay algo tan obvio en sus tramas que debería suplirlo la complejidad de los personajes, pero..... por ahora no lo ha logrado.
Sobran las frases hechas tipo ".....conservaba la hombría...." (sólo es un ejemplo pero hay varias del mismo cariz).
Antes de decretar e KO, le daré una última oportunidad pero, falta algo en estas novelas....tienen todos los ingredientes, pero "la cocina final" es defectuosa¡¡¡
No me atrevo a recomendarla, sobre todo, a l@s aficionad@s.

Sinopsis (Ed. RBA)
Tras una larga convalecencia por las heridas sufridas en un duro cuerpo a cuerpo, la comisaria Ruiz ha vuelto. Lo hace el mismo día en que un hombre es hallado muerto entre los setos del Retiro. Es otoño en un Madrid enrarecido en el que las protestas de los indignados se mezclan con noticias de suicidios en una multinacional. El cadáver encontrado en el parque parece cuadrar en este grave asunto laboral y, sin embargo, algo no encaja. La joven comisaria se verá arrastrada más pronto de lo que debería a un combate entre lo que le dicta su instinto y su salud. Ella y el veterano periodista Luna quedarán atrapados en una batalla propia de una era de codicia y desigualdad.

Margen de error (fragmento)

1Los abdominales sí estaban en su sitio. Los bíceps no habían recuperado el tono habitual, las piernas parecían más delgadas, los glúteos mejor ni mirarlos, eran casi inexistentes, pero los abdominales... al menos esos benditos músculos habían respondido con perruna lealtad a las tablas de recuperación que le había impuesto el médico.
—Treinta flexiones por la mañana. Treinta por la tarde. Y estiramientos generales a todas las horas del día.
María se colocó de perfil ante el espejo de la sala de rehabilitación, volvió a ponerse de frente y se levantó la camiseta ajustada lo suficiente para ver cómo tersaba su estómago con firmeza y sentir la gratificación de haber cumplido, al menos, con lo que estaba en su mano. Se sentía fuerte. Los tejidos afectados se habían recuperado, la cicatriz se había ido escondiendo entre sus costillas y su silueta era impecable. En la cabeza, el cabello que le habían rapado para vigilar sus hematomas había empezado a regresar lenta, pero decididamente, a sus posiciones. Hacía días que había pasado ya ese momento ilusionante, aunque cansino, en que todos los amigos se entregaban al impulso irresistible de acariciar con la mano la alfombrilla que le brotaba en el cuero cabelludo. Cierto que aún no le había crecido la habitual melena y que solo podía presumir de un corte a lo chico, pero —qué demonios— era un corte al fin y al cabo.
María se pasó la mano, ella también, por ese flequillo recién estrenado y, por más extraño que aún le resultara, no le disgustó lo que vio. Solo el bazo, renqueante a pesar de la carga de antibióticos, vacunas, escáneres y costuras que había sufrido en este tiempo, mantenía su rebelión. Pero el bazo era invisible a los demás y por ello nada ni nadie iba a impedir que hoy María Ruiz, comisaria ansiosa por lucir de nuevo el uniforme, se desvistiera con ganas tras la sesión de flexiones, arrojara la ropa deportiva al interior de su mochila y se sumergiera en una ducha previa a su regreso irrenunciable. Al fin.

lunes, 28 de agosto de 2017

VERANO EN ROJO


RESEÑADA por Noelia Vallina para LIBROS, el 2 de Junio de 2013.
De un tirón me he leído "Verano en rojo", la primera incursión en la novela negra de Berna González Harbour, no era ese el libro que quería empezar pero se coló, y no me arrepiento nada, si sigue así creo que la tendré muy en cuenta.
Ahora sí, llega Kate Morton...

Sinopsis (Ed. RBA)
Primera novela protagonizada por la comisaria María Ruiz, 39 años, estudios de psicología y comisaria de policía en Madrid.

Madrid, verano de 2010. Corren los días del Mundial de fútbol y, mientras los ojos de todos están puestos en los tortuosos avances del equipo de España en Sudáfrica, la comisaria María Ruiz se enfrenta a un tenebroso crimen: un joven ha aparecido asesinado. Sin identidad visible. Sin pistas aparentes. Sin móvil. Mujer atractiva, concienzuda y tenaz, María iniciará una investigación que se complicará cada vez más.