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viernes, 25 de agosto de 2017

DÍAS DE LLUVIA


En ocasiones hay que leer la contraportada, o una vez empezado el libro fiarse de la primera impresión porque hay frases de inicio que no auguran nada bueno.
Una cita de Paulo Coelho en el inicio de la novela tampoco ayuda.....
Una vez ignoradas ambas señales de aviso lo que queda es resignarse a un "corintelladoeneuskadi" que no aporta nada de nada, bueno.....entretenimiento facilón puede que si.....¡
No la recomiendo, en absoluto¡
Pero les recomiendo que lean el inicio, sólo con los errores gramaticales y sintácticos se entretendrán un montón!!!!

Días de lluvia (fragmento)

CAPÍTULO 1"La vieja puerta de madera pintada de verde no había cambiado. Estaba igual que cuando la cerró tras él a la vez que maldecía a su padre, hacía ya diecisiete años. El olor a salitre del puerto ascendía por la estrecha escalera de gastados escalones, inundando el pequeño y mal iluminado rellano. Y la sensación de que no debería estar ahí le oprimió hasta dejarlo sin aire.
No quería girarse y bajar la cabeza. Sabía que si lo hacía su entereza se haría añicos, pues estaba seguro de que se encontraría con la mirada expectante y preocupada en los pequeños ojos negros, casi siempre lánguidos. Y no se equivocó; halló a su hijo tal y como lo había imaginado, empujándolo sin palabras y sujetando la correa de Pintxo con tanta fuerza que tenía los nudillos blanquecinos.
Pintxo era el Golden Retriever que llevaba con ellos poco más de una semana. Y , al igual que los dos Aguirre, el pobre animal también había pasado por su propio sufrimiento.
Decidió adoptarlo en una perrera el mismo día que regresaron de su viaje por Italia. Tampoco allí, paseando por sus calles empedradas mientras devoraban alguna ración de pizza que tanto le gustaba al pequeño, había conseguido su objetivo. Ni Italia, ni antes Suiza ni antes de ella Francia lo lograron. En sólo dos meses habían recorrido más lugares que en los siete años de la corta vida de Iker. Habían comenzado por los Pirineos y terminado en Roma, donde ni la grandiosidad del Coliseo ni sus apasionantes historias de gladiadores consiguieron sacarle más de dos palabras seguidas.
Aquellos meses recorriendo aeropuertos y hoteles fue su intento por huir, por ayudarlo y por ayudarse de ese modo a sí mismo. A finales de mayo su casa en Madrid, donde vivían antes ya de que naciera Iker, hervía hasta asfixiarlos, o al menos eso era lo que él sentía."