"Ayer encontré las cartas de Violet a Bill. Su dueño las tenía escondidas entre las páginas de uno de sus libros, y al abrirlo cayeron al suelo. Hacía años que sabía de su existencia, pero ni él ni ella me habían hablado nunca de su contenido. Lo que sí me dijeron es que a los pocos minutos de leer la quinta y última carta, Bill cambió de opinión con respecto a su matrimonio con Lucille, salió del edificio de Greene Street y se dirigió directamente al apartamento de Violet en el East Village.
sábado, 5 de agosto de 2017
TODO CUANTO AMÉ
"Ayer encontré las cartas de Violet a Bill. Su dueño las tenía escondidas entre las páginas de uno de sus libros, y al abrirlo cayeron al suelo. Hacía años que sabía de su existencia, pero ni él ni ella me habían hablado nunca de su contenido. Lo que sí me dijeron es que a los pocos minutos de leer la quinta y última carta, Bill cambió de opinión con respecto a su matrimonio con Lucille, salió del edificio de Greene Street y se dirigió directamente al apartamento de Violet en el East Village.
YA SÓLO HABLA DE AMOR
Me gusta Ray Loriga, me parece uno de los narradores, en castellano, más original y culto entre los que conozco y disfruto.
Ya sólo habla de amor (Fragmento)
LA BERLINA DE PRIM
En la fonda, donde recaló brevemente antes de presentarse en casa de Machado, le esperaba un telegrama de McKinley. Le deseaba una feliz estancia, le pedía crípticamente instrucciones y, al final, se permitía un vibrante «¡Viva la República!».
Cruzando la plaza del Duque de la Victoria se vio de repente asediado por una multitud de clamorosos harapientos, entre quienes repartió unas monedas. Era evidente que, pese a «La Gloriosa» y sus pretensiones, había mucha miseria en la capital andaluza.
Poco después llamaba a la puerta de Palmas, 9. Se trataba de una casa sólida, burguesa, digna del rector de la Universidad Literaria de Sevilla. Le abrió una criada de unos veinte años, guapa y risueña. Tras una cancela había un típico patio sevillano, cubierto por un toldo, con un naranjo en medio, un pequeño surtidor y macetas llenas de geranios rojos.
Arriba, en el piso noble, le esperaba, sonriente, la esposa del catedrático.
Patrick sabía por su correspondencia con Machado que Cipriana Álvarez Durán era hija de un distinguido militar y excéntrico filósofo extremeño, José Álvarez Guerra, muerto hacía dos o tres años, y de una hermana de Agustín Durán, el compilador del monumental y famosísimo Romancero general. Era una mujer hermosa y entrada en carnes —ya lo suponía por su autorretrato en el despacho de su marido—, afable, de aspecto enérgico y bondadoso, quizá diez años más joven que su marido. Se sintió a gusto con ella enseguida.
—Mi hijo, que es un vago, no ha llegado todavía —le explicó la anfitriona después de que Patrick le besara la mano—. Ya vendrá. Ana, su mujer (se casaron en mayo) ha tenido que ir a Triana a ver a su madre, que está un poco indispuesta, pero ya la conocerá. Es encantadora.
Sentado cómodamente en un salón cuyos balcones daban al patio, desde donde llegaba el susurro del surtidor, Boyd contestaba feliz a las preguntas de la dueña de la casa, a cuyo lado ya se había incorporado Machado Núñez.
Cipriana Álvarez tenía interés en conocer sus primeras impresiones de Sevilla. "
VIVÍ AÑOS DE TORMENTA
"Tu caso está siendo muy sonado, doctora, y la publicidad en cuestiones como ésta nunca es buena — dijo Enrique Lerma sonriendo con el gesto cálido que yo había odiado toda mi vida, enseñando los dientes blanquísimos como si afirmara que todo estaba bien y que nada debía preocuparnos
CINCUENTA SOMBRAS DE GREY
EL GUARDIÁN DE LOS NIÑOS
RESEÑADO por Ricardo Cortat para LIBROS, el 5 de Agosto de 2014.
'El guardián de los niños' de Johan Theorin. Igual era un buen libro para leer seguido pero es horrendo para ir picoteándolo.
Previsible en el desenlace y típico en el final. Para una película de A3 de domingo tarde.
El peor de los tres, a pesar de haber dejado otro a medias.
Sinopsis (Ed. Literatura Random House)
La guardería de la clínica es un lugar moderno y aparentemente idílico en el que apenas hay diez alumnos, todos ellos hijos de los pacientes del psiquiátrico. Los niños mantienen contacto con sus padres, pero siempre de un modo controlado, y Jan es el responsable de crear un clima de «normalidad» en un lugar plagado de malos recuerdos y accidentes inexplicables.
Tras un período de prueba, Jan resulta ser un profesor indispensable, responsable y serio. No obstante, ¿Cuál es la verdadera razón de que Jan esté en la guardería de un remoto centro psiquiátrico? Tal vez tenga algo que ver con Alice Rami, una residente del hospital. ¿Y cuál es la historia que esconde Jan? Porque hace años que Jan oculta algo: nunca se habló de los sucesos que tuvieron lugar en otra guardería, hace unos años, cuando llevó a un grupo de niños de excursión al bosque y volvió con uno menos# ¿Fue un secuestro? ¿Un asesinato? ¿O una desaparición?
Así arranca una novela que es la crónica de una sociedad que esconde profundas cicatrices, la crónica de un crimen y de una historia de amor.
El doctor Patrik Högsmed, médico jefe. Su nombre aparecía debajo de la oferta de trabajo que Jan encontró a mediados de junio:
CUIDADOR DE NIÑOS / PROFESOR DE ESCUELA INFANTIL
para cubrir suplencia en Gläntan
El texto debajo del titular se parecía a muchos otros que había leído.
Eres cuidador de niños y/o profesor de preescolar, en particular hombre joven, pues aspiramos a formar un equipo humano paritario y variado.
Eres una persona segura de sí misma, abierta y sincera. Te gusta la música, los juegos y toda clase de actividades creativas. Nuestra escuela de preescolar linda con una zona verde, así que también te deben gustar las excursiones por el bosque.
Trabajarás activamente a favor de un ambiente positivo en el parvulario y en contra de cualquier forma de tratamiento vejatorio.
Muchos de los requisitos se ajustaban a Jan. Era joven, profesor de preescolar, le gustaban los juegos y en la adolescencia había tocado la batería, como pasatiempo.
Y, por razones personales, detestaba las vejaciones.
¿Era abierto y sincero? No estaba seguro. Pero al menos se le daba bien parecerlo.
Fue la dirección de la persona de contacto, Patrik Högsmed, lo que le impulsó a recortar el anuncio: «Administración, clínica regional de psiquiatría forense Santa Patricia, en la ciudad de Valla».
A Jan siempre le había costado venderse. El anuncio permaneció varios días sobre la mesa de la cocina; clavaba la vista en él un día tras otro, hasta que por fin marcó el número que figuraba debajo del nombre del médico jefe.
–Högsmed –respondió una voz apagada de hombre."
BETIBÚ
1
"Los lunes son los días que lleva más tiempo entrar en el Club de Campo La Maravillosa. La cola de empleadas domésticas, jardineros, albañiles, plomeros, carpinteros, electricistas, gasistas y demás obreros de la construcción parece no terminar nunca. Gladys Varela lo sabe. Por eso se maldice, ahí donde está, parada frente a la barrera de la que cuelga el cartel “Personal y proveedores”, detrás de por lo menos otras quince o veinte personas que, igual que ella, intentan entrar. Se maldice por no haber cargado la tarjeta electrónica que le permitiría el acceso directo. Pero es que la tarjeta vence cada dos meses y los horarios en los que se puede hacer el trámite para recargarla coinciden con los horarios en los que ella trabaja para el señor Chazarreta. Y el señor Chazarreta no tiene buen carácter. O al menos no tiene buena cara y a Gladys, esa cara, la intimida. Aunque ella no sabe si el gesto con que él la mira se debe a que es hosco, o seco, o de poco hablar. Pero sea lo que fuere, ésa es la razón por la que no se atrevió hasta ahora a pedirle salir antes o tomarse un rato para ir a la guardia a recargar su tarjeta de ingreso. Por la cara con que la mira. O no la mira, porque en realidad rara vez el señor Chazarreta lo hace. Mirarla. Mirarla a ella. Mira en general, mira alrededor, mira hacia el jardín, o mira una pared en blanco. Siempre con mala cara, serio, como enojado. También, con todo lo que tuvo que pasar, se entiende. Por suerte ella tiene, al menos, el permiso de ingreso firmado, eso sí; entonces tendrá que hacer la cola, como de hecho la está haciendo, pero nadie va a llamar al señor Chazarreta para que autorice su entrada al barrio.Al señor Chazarreta no le gusta que lo despierten, y cada tanto él duerme hasta tarde. Cada tanto se acuesta a cualquier hora. Y toma. Mucho. Gladys cree, o sospecha. Porque ella con frecuencia encuentra un vaso y una botella de whisky en el lugar de la casa donde el señor Chazarreta cayó dormido la noche anterior. A veces es el dormitorio. Otras veces el living, o la galería, o el cine ese que tienen en la planta alta. Tienen no, tiene, porque el señor Chazarreta vive solo desde la muerte de su mujer. Pero de eso, de la muerte de su mujer, Gladys no pregunta, ni sabe, ni quiere saber. Con lo que vio en el noticiero le alcanza."
viernes, 4 de agosto de 2017
ASESINATO EN DIRECTO (Un caso en televisión)
-¡Ya lo creo que va a ser posible! -le dijo Shorer, ahora con pena-. ¡Y de qué manera! No vas a decir una palabra -afirmó cada vez más apenado. Y tras un breve silencio añadió-: ¿No ves que estamos evolucionando? Cada vez somos capaces de callarnos cosas más graves"
-Ése es el comportamiento que tienen los perros, que marcan su territorio- murmuró Yubal "
"– Pero yo no quiero, de ningún modo vivir en un sitio así. Creo que sería mejor marcharme a otro lugar. En realidad lo que quiero es marcharme de aquí.
-¿Adonde?- le preguntó Michael conteniendo la respiración, aunque al cabo de un instante se dijo que, de momento, aquello no eran más que palabras, de manera que se concentró en su panecillo con queso fresco.
-Puede que a Canadá -respondió Yuval pensando en voz alta, y Michael tuvo que disimular el escalofrío que le recorrió el cuerpo entero"
EL CUARTO MANDAMIENTO
En el siguiente enlace pueden ver el montaje realizado por un estudiante de cine al que se pidió captar en pocos minutos la esencia de la película
https://youtu.be/tkgkKpJEdtw
jueves, 3 de agosto de 2017
ESNOBS
Absténganse los no-adictos al british puro y duro.
miércoles, 2 de agosto de 2017
EL VERANO SIN HOMBRES
" Cuando asistía distraída a sus conversaciones durante los minutos previos a la clase y después de finalizarla, a menudo pensaba que la forma de hablar de las chicas era intercambiable, que no había en ellas ningún signo de individualidad. Tenían una especie de jerga que el rebaño había acordado utilizar, con la excepción de Alice, cuya dicción no estaba tan infectada de los o sea o sabes, pero incluso ella caía en el uso de aquel curioso y estúpido dialecto adolescente. Sin embargo, cuando todas se sentaban alrededor de la mesa, Alice se diferenciaba de inmediato de las demás, como si se hubiera roto un hechizo y por fin pudiese hablar por sí misma. Poco a poco fueron aflorando retazos de su vida familiar que alteraron la percepción que tenía yo de ella. Descubrí que en la familia de Ashley eran cinco hermanos y que sus padres se habían divorciado cuando ella tenía tres años; que Emma tenía una hermana pequeña con distrofia muscular y que el padre de Peyton vivía en California. Iría a visitarlo a finales de agosto, como solía hacer todos los veranos. Él era quien tenía caballos. Alice llevaba viviendo en Bonden sólo dos años. Antes había vivido en Chicago y sus continuas referencias a la metrópolis perdida provocaban inevitablemente un contagioso intercambio de miradas entre las demás. Joan y Nikki eran amigas desde tercero. Los padres de Jessica eran devotos practicantes de alguna de las muchas confesiones cristianas, quizá una de esa nueva variedad que mezcla psicología popular con religión, pero no estaba segura.
Con el fin de llegar a rozar el mundo interior de aquellas niñas, un mundo que yo presentía igual de diverso que sus historias personales, empezamos a trabajar en poemas acerca de «mi yo secreto». Puse el ejemplo de una grieta abierta entre la percepción que tenemos del mundo externo y la propia sensación de nuestra realidad interna, de los malentendidos que a veces pueden marcar nuestra relación con los demás, de ese sentimiento que tenemos la mayoría de nosotros de custodiar un ser oculto en nuestro interior, ese ser solitario enfrentado al ser social, etcétera, etcétera. Dejé bien claro que aquél no era el juego de Verdad o Mentira, un juego que recordaba de mi juventud, ni un ejercicio para confesar o revelar unos secretos que preferimos mantener ocultos. Les sugerí enfrentar dos versos que empezaran: Crees que soy… y Pero en realidad… Hablamos de algunas metáforas, de la posibilidad de usar algún animal o cosa en lugar de un adjetivo. "
DEJA EN PAZ AL DIABLO
No la recomiendo salvo que no tengáis nada más a mano¡
Y esta es la opinión de mi querido Ricardo Cortat:
Acabé el tercero de John Verdon "Deixa en pau el dimoni" ("Deja en paz al diablo")
Si le quitamos el rollo psiquiátrico - filosófico que acompaña a la "profiler" del FBI está entretenido.
Fallos. El asesino podría ser cualquiera. Escribes los nombres de todos los personajes en un papelito, los metes en una bolsa y sacas uno. Ese es el malo, malísimo. Lo vuelves a meter en la bolsa. Sacas otro papel. Ese también podría serlo. Y los motivos serían los mismos.
Y eso nos lleva al plural de fallo, a fallos. A que hay más de uno. Quizás no los motivos, pero sí el porqué de los asesinatos. Y es tan, tan, tan evidente y está tan, tan, tan insinuado que es casi insultante que el detective Gurney se de cuenta a escasas páginas del final y que además sea como un chispazo en su mente.
Es de esas cosas que si anda como un pato, nada como un pato y habla como un pato... tiene que ser un pato ¡y desde hace 100 folios!
Por lo demás, bien.
Deja en paz al diablo (Fragmento)
"El primer día de primavera
La puerta cristalera estaba abierta.
CASA DE VERANO CON PISCINA
La opinión de nuestra querida Rosi Torres Marino es la siguiente:
Lo leí de manera intermitente, me coincidió con las vacaciones y ni tiempo tuve de abrirlo, pero al llegar a casa lo terminé en un suspiro.
Decía Gurisa cuando empecé a leerlo y comenté lo desagradable que me parecía que a ella le resultó feo y fascinante, hoy que lo termino no encuentro una definición mejor que la suya.
Me pasó también con La cena, te cuestionas todo aquello en lo que el autor se adentra y hasta te dejas llevar por esos pensamientos oscuros que todos tenemos.
Casa de verano con piscina (fragmento)
¡QUE VIENE EL LOBO!
TUYA
Para leer en una tarde¡
" Me puse el pijama y me metí en la cama. Estaba incómoda. Daba vueltas para un lado y el otro. Traté de relajarme. Respiración profunda y esas cosas. Nada. Me levanté y bajé al living. Me senté en el sillón. La lluvia era cada vez más fuerte. Me imaginé el barro que habría en los bosques de Palermo para ese entonces. Me imaginé a Ernesto dando vueltas con el auto para poner en claro sus ideas. Me lo imaginé en la ruta de camino a casa, manejando bajo esa lluvia. Me acordé de las escobillas, de las de mi auto. De esa que no barría y que tendría que haber cambiado hacía meses. La izquierda. Y me dije: "Mejor ocuparme en algo útil mientras espero". Y fui al garaje a cambiar las escobillas. Ernesto siempre tiene repuestos para el auto. Bujías, fusibles, esas cosas. Yo sé bastante de mecánica, pero él no sabe qué sé, porque ocuparse de los autos es una tarea de los hombres, y como decía mi mamá, el día que cambias un cuento, sonaste, porque ya creen que sos plomera diplomada y no agarran un destornillador ni que se esté inundando la casa. Abrí la caja donde Ernesto guardaba los repuestos y la revolví. Las escobillas estaban debajo de todo. En realidad debajo de todo no; cuando saqué las escobillas encontré un sobre que, por supuesto, abrí. Porque yo tengo mucha intuición, y sabía que tenía que abrirlo. ¿Y qué había adentro? Más cartas de Tuya. Con el rouge de Tuya. "¡Qué diálogo de mierda hay que tener para necesitar tanta carta!", pensé. Las leí. Eran una asquerosidad. "Este hombre es un reverendo idiota", pensé, "¿en cuántos lugares de la casa habrá dejado pistas de su romance?". Tiré las escobillas al cuerno y me puse a hacer una revisión a fondo de toda la casa. Yo ya le venía revisando desde hacía un tiempo bolsillos, attaché, cajones del escritorio, la mesita de luz, la guantera. Pero la caja de repuestos del auto supera la imaginación de cualquiera. Agité libros, desarmé bollos de medias, saqué fondos de valijas y bolsos. Sólo encontré una foto carnet de Ernesto, atravesada por los labios de Tuya. Adentro de una cajita de preservativos. La foto tenía una dedicatoria: "Para que los disfrutemos juntos". Fue en ese momento en que me quedó claro por qué Dios puso ese tronco donde lo puso. Guardé la foto y los preservativos con el material que había encontrado en mi primera revisión, unas semanas atrás. Pensé en quemar todo antes de que viniera Ernesto. Dadas las circunstancias, no se podía correr el riesgo de que alguien las encontrara. Pero no sé, las guardé. Una nunca sabe. Yo había armado una especie de escondite en el garaje cuando todavía no había abierto mi cuentita en el banco. Un trabajo verdaderamente prolijo: había aflojado un ladrillo, lo había sacado limpito, lo había partido al medio, y otra vez al lugar de donde lo había sacado. Pero esta vez sólo la mitad del ladrillo. Con los billetitos atrás claro. Los billetitos ahora están en un lugar más seguro. "¡Vaya uno a saber dónde terminan estas porquerías!", pensé mientras doblaba las fotos y las notas para que entraran. "
martes, 1 de agosto de 2017
UN CRIMEN BRETÓN
Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en la localidad bretona de Concarneau (Francia).
Asesinato frustrado en las salinas de Guérande, el comisario Dupin en peligro y una investigación que descubrirá todos los secretos.
Muy buena🌞🌞
Sinopsis (ed. Grijalbo)
Unas salinas donde ronda la muerte, un oscuro secreto y un comisario de ciudad que ha sido desterrado a una pequeña población de la Bretaña francesa.
Un crimen Bretón es el tercer caso del comisario Dupin, protagonista de la serie de novela policíaca que ya se ha convertido para muchos en la lectura imprescindible de cada verano.
Es bien sabido, dicen los viejos bretones, que el olor intenso de la flor de sal provoca alucinaciones. Y eso es justamente lo que el comisario Georges Dupin cree tener cuando alguien trata de matarlo mientras estaba visitando las salinas de la península de Guérande.
Carece de sentido; nadie, excepto su amiga, la periodista Lilou Breval, sabe que estaría allí. Por hacerle un favor y, sobre todo, para alejarse del aburrido papeleo de la comisaría de Concarneau, Dupin accedió. Tras el tiroteo, sin embargo, la periodista no responde a sus llamadas, y poco después la dan por desaparecida.
Aunque las salinas de Guérande quedan fuera de su jurisdicción, y la comisaria Sylvaine Rose, decidida a defender su terreno, no le deja trabajar a su gusto, Dupin empieza una investigación sembrada de cadáveres, coartadas falsas, rencillas personales, conflictos de intereses... y antiguas leyendas bretonas.
La serie del comisario Georges Dupin se ha convertido en un fenómeno editorial en su país de origen, Alemania, donde ya lleva vendidos más de 2.000.000 de ejemplares gracias a una combinación mágica: un misterio a la manera clásica, un comisario huraño, tenaz y amante de la buena mesa,
#LIBROS
LA INVENCIÓN DE LA SOLEDAD
LA CASA DE LOS SIETE TEJADOS
Considerada una de las obras fundacionales de la literatura norteamericana y a juicio de T.S. Elliot la mejor novela escrita en lengua inglesa¡¡¡¡
Es la tercera novela escrita por Nathaniel Hawthorne, publicada en 1851 y a mi juicio la mejor, sin desmerecer La letra escarlata. Recomendable, muy recomendable¡¡¡
Con el crecimiento del caserío, al cabo de unos treinta o cuarenta años, el lugar ocupado por la cabaña despertó la codicia de un prominente y poderoso personaje que reclamó la propiedad de este terreno y otro adyacente, basándose en la concesión otorgada por los legisladores provinciales.
El coronel Pyncheon—así se llamaba el reclamante— se caracterizaba por una energía férrea, a juzgar por lo que de su recuerdo se conserva.
Matthew Maule, por otra parte, aunque humilde, era terco en la defensa de lo que consideraba su derecho; y, durante varios años, logró conservar el acre o dos de tierra que, con el sudor de su frente, arrancara a la selva virgen, para convertirla en su hogar y huerto.
No se conserva ningún testimonio escrito de este pleito; sólo sabemos de él, por la tradición. Sería, por lo tanto, muy audaz y probablemente injusto, aventurar una opinión acerca de sus méritos. De todas formas, se dudó de los derechos del coronel Pyncheon y hubo quien afirmó que fueron indebidamente exagerados con el propósito de que alcanzaran al pequeño terreno de Matthew Maule.
Refuerza esta sospecha el hecho de que este pleito entre dos litigantes desiguales—entablado en una época en que se daba a la influencia personal mayor importancia que en la actualidad— quedó sin decidir hasta el día en que murió el ocupante del terreno en litigio.
Las características de su muerte afectan al espíritu de nuestro tiempo de forma muy distinta de como lo hicieron hace siglo y medio.
Fue una muerte que cubrió de horror el nombre del humilde habitante de la cabaña y que hizo aparecer casi como un acto religioso el pasar el arado sobre el pequeño terreno en que se asentaba su vivienda y borrar para siempre su lugar y su recuerdo de entre los hombres.
El viejo Matthew Maule, en una palabra, fue ejecutado por el delito de brujería. Fue uno de los mártires que nos demuestran, entre otras cosas, que las clases influyentes y los dirigentes de los pueblos están expuestos a todos los errores característicos de la plebe mas enloquecida.
Clérigos, jueces, estadistas—los hombres más sabios, prudentes, serenos y santos de la época— formaron círculo en torno al patíbulo para aplaudir aquel acto sangriento y para confesar ulteriormente que se habían engañado miserablemente.
Si algún aspecto de su conducta merece menos censura que el resto es la singular falta de discriminación con que persiguieron no solamente a los pobres y a los ancianos, como en anteriores matanzas judiciales, sino a gentes de todos los rangos, a sus iguales, hasta a sus hermanos y a sus esposas. En aquella época de espantoso desorden, nada tiene de particular que un hombre de tan poca importancia como Matthew Maule siguiera la senda del martirio, sin que nadie se fijase en él, entre la multitud de sus compañeros de sufrimiento. Mas, posteriormente, cuando se hubo calmado la locura de aquella época odiosa, se recordó con cuanto empeño el coronel Pyncheon se había unido al coro general que reclamaba que se limpiara el país de brujos y brujas; y hasta se murmuró que había algo de envidia en el celo con que reclamaba la condena de Matthew Maule. "