Duodécima entrega de la serie de novelas protagonizadas por Rubén Bevilaqua, apodado Vila, licenciado en psicología y teniente de la Guardia Civil en la UCO de Madrid y Virginia Chamorro, guardia civil en la UCO de Madrid.
miércoles, 2 de noviembre de 2022
LA LLAMA DE FOCEA
Duodécima entrega de la serie de novelas protagonizadas por Rubén Bevilaqua, apodado Vila, licenciado en psicología y teniente de la Guardia Civil en la UCO de Madrid y Virginia Chamorro, guardia civil en la UCO de Madrid.
lunes, 6 de septiembre de 2021
EL MAL DE CORCIRA
Undécima entrega de la serie de novelas protagonizadas por Rubén Bevilaqua, apodado Vila, licenciado en psicología y teniente de la Guardia Civil en la UCO de Madrid y Virginia Chamorro, guardia civil en la UCO de Madrid.
Esta es la undécima entrega de la serie de novelas protagonizadas por la pareja de guardias civiles, Bevilacqua y Chamorro. Desde la primera, titulada El lejano país de los estanques, a la que acudí por su título y me quedé por sus protagonistas; no he dejado de leer ninguna. Esta pareja de la Benemérita ha viajado por toda España y fuera de ella, han resuelto casos fáciles y difíciles, han sufrido y me han hecho reír muchísimo.
En esta ocasión el pasado de Bevilacqua vuelve para ponerlo todo en su sitio y para hacernos saber más de este cincuentón que nunca defrauda.
Me ha gustado mucho.🌞🌞🌞
Sinopsis (ed. Planeta de Libros)
Un varón de mediana edad aparece desnudo y brutalmente asesinado en una solitaria playa de Formentera. Según varios testimonios recogidos por la Guardia Civil de las islas, en los días previos se lo había visto en compañía de distintos jóvenes en locales de ambiente gay de Ibiza. Cuando sus jefes llaman a Bevilacqua para que se ocupe de la investigación y lo informan de la peculiaridad del muerto, un ciudadano vasco condenado en su día por colaboración con ETA, el subteniente comprenderá que no es un caso más.
Para tratar de esclarecer el crimen, y después de indagar sobre el terreno, Bevilacqua tendrá que trasladarse con su equipo a Guipúzcoa, el lugar de residencia del difunto, a una zona que conoce bien por su implicación casi treinta años atrás en la lucha antiterrorista.
Allí deberá vencer la desconfianza del entorno de la víctima y, sobre todo, lidiar con sus propios fantasmas del pasado, con lo que hizo y lo que dejó de hacer en una «guerra» entre conciudadanos, como la que veinticinco siglos atrás hubo en Corcira —hoy Corfú— y que Tucídides describió en toda su crudeza. Esos fantasmas lo conducirán a una incómoda pregunta que como ser humano y como investigador criminal le concierne inexcusablemente: ¿en qué medida nos conforma aquello contra lo que luchamos?
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domingo, 17 de diciembre de 2017
DONDE LOS ESCORPIONES
Dos historias en una novela, lugares tan lejanos como la Cañada Real y Afganistán y esa investigación concienzuda del subteniente Bevilacqua que, con nosotros, ha llegado a cincuentón........
Nos hacemos mayores y nuestros detectives, también (no como Bond detenido en el tiempo per secula seculorum).
Como siempre, me ha gustado Silva aunque en esta ocasión el título no es tan evocador como es habitual en sus novelas.
Un militar español destinado en la base ha aparecido degollado, y, junto a él, el arma del delito: una hoz plegable de las usadas por los afganos para cortar la amapola de la que se extrae la droga que representa la principal fuente de riqueza del país.
¿Se trata del atentado de un talibán infiltrado? Podría ser, pero también que la muerte tuviera otro origen, porque el ataque no reviste la forma clásica de esa clase de acciones, sino que hace pensar en algún motivo personal.
La misión de Bevilacqua y los suyos no es otra que tratar de desenmascarar a un asesino que forzosamente ha de ser un habitante de ese espacio cerrado. Sus pesquisas, bajo el tórrido y polvoriento verano afgano, les llevarán a conocer a peculiares personajes y a adentrarse en la biografía del muerto, un veterano de misiones bélicas en el exterior que guarda más de un cadáver en el armario, para llegar a un desenlace inesperado y desconcertante.
El brigada López sacó de improviso su teléfono móvil del bolsillo, lo contempló durante una fracción de segundo y se volvió hacia mí para anunciarme, con aquella sonrisa suya, a la vez astuta y cordial: —El alacrán está en la jaula.
sábado, 23 de septiembre de 2017
LOS CUERPOS EXTRAÑOS
Sinopsis (Ed. Destino)
El lugar es un avispero en el que se desatan todo tipo de rumores sobre la víctima, una joven promesa que venía a romper con los modos y corruptelas de los viejos mandarines del partido y que apostaba por renovar el modo de hacer política. Además, el descubrimiento de su agitada vida sexual, que puede calificarse de todo menos insípida, arroja sobre el caso una luz perturbadora.
Pero no hay mucho tiempo para indagar y en esta ocasión Bevilacqua y Chamorro deben apresurar una hipótesis en un fuego de intereses cruzados, en el que la causa de la joven política es también la causa de la integridad personal, de la que el país entero parece haberse apeado.
"—Te tienes que ir.
domingo, 25 de noviembre de 2012
LA MARCA DEL MERIDIANO
RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS, el 3 de Noviembre de 2014.
Hacía tiempo que tenía ganas de leer algo del autor.
Y eso que no sabía que Vila es uruguayo.
Dicen que no es el mejor de la serie pero aún así me gustó mucho.
Esa cosa que tiene el personaje, medio vencida y nostálgica tan oriental me convenció.
Voy a leer los demás.
Sinopsis (Ed. Planeta)
La marca del merdiano de Lorenzo Silva ha sido galardonada con el Premio Planeta 2012.
Ambientada en la Cataluña actual, esta absorbente novela policíaca de Lorenzo Silva, maestro indiscutible del género, se adentra más allá de los hechos y presenta un sólido retrato del ser humano ante la duda moral, el combate interior y las decisiones equivocadas.
La novela relata como en una sociedad envilecida por el dinero sucio y la explotación delas personas, todavía el amor puede ablandar a las fieras. Un guardia civil retirado aparece colgado de un puente, asesinado de manera humillante. A partir de ese momento, la investigación que ha de llevar a cabo su viejo amigo y discípulo, el brigada Bevilacqua, abrirá la caja de Pandora: corrupción policial, delincuentes sin escrúpulos y un hombre quijotesco que buscará en el deber y el amor imposible la redención de una vida fracturada.
La marca del meridiano (fragmento)
CAPÍTULO1
UNAFÁNPARTICULAR
No era el momento ni el lugar, pero vio la ocasión y eso es algo que una mujer no desaprovecha nunca. Tan pronto como el guardia Arnau enfiló hacia los aseos de la gasolinera, la sargento Chamorro se dio la vuelta y, mirándome como si quisiera fulminarme, me espetó:
—Tú te estás guardando algo.
Cuando una mujer le arroja esa sospecha a un hombre, se trata de algo más que él y ella (Chamorro y yo, en este caso) retándose a cuenta de algo que el varón debería haber revelado y ha preferido ocultar. Es la oscura ciencia acumulada por millones de mujeres desde el principio de los tiempos, frente a la culpa no menos sombría alimentada por millones de hombres desde más allá de lo que se guarda memoria. Porque un hombre siempre oculta algo, siempre lleva a cuestas algo que preferiría no haber hecho o dicho o sido, y una mujer siempre tiene un sexto sentido que le permite olérselo, y el descaro o la temeridad o lo que quiera que haga falta para exigirle que lo confiese. Porque los actos de los hombres son a veces como la espuma, que sube y baja con la misma facilidad, y sin demasiado motivo, mientras que los actos de las mujeres, que no por eso son menos perniciosos cuando toca, tienen que ver con algo que llevan agarrado al vientre y de lo que no abdican jamás, así las fusilen o las quemen en la hoguera. Eso les permite pedir cuentas con la fiereza con que nos las piden, y eso, que no entendemos y en el fondo le repugna a nuestra razón práctica, nos impide a los hombres aceptar el deber de rendírselas. No pretendo que nada de lo dicho tenga la menor validez científica. Estoy dispuesto a retirarlo todo, a desecharlo como una de esas generalizaciones necias con las que tratamos de reducir, sin éxito, nuestra perplejidad ante nuestro propio comportamiento y el de nuestros semejantes. Pero a mí me ayuda a comprender por qué, aunque sabía que ella sabía y que aquello no iba a mejorar las cosas, decidí escurrir el bulto y responderle: —Perdona, no sé de qué me estás hablando.