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viernes, 24 de noviembre de 2017

EL TESORO DE ALEJANDRÍA


Novena entrega de la serie de novelas protagonizadas por el aventurero Dirk Pitt.

RESEÑADO por Calipso Breogan para LIBROS, el 21 de Marzo de 2014.
Acabo de empezar El tesoro de Alejandría, de Clive Cussler. he leído 60 páginas y ya estoy enganchada ( seguramente tiene algo que ver eso de que empieza con una batalla de una legión romana me pierde la historia ...... )
En fin, que sigo rescatando libros de la estantería de para cuando tenga tiempo.

Sinopsis (Ed. Debolsillo)
Dirk Pitt se enfrenta a una siniestra conspiración.
En 1931 a.C. el emperador bizantino Teodosio ordenó que la Biblioteca de Alejandría, una de las maravillas del mundo antiguo, fuera quemada. Afortunadamente, el conservador de la biblioteca logró poner a salvo las obras de mayor valor, ocultándolas en un barco.
Dieciséis siglos más tarde, Dirk Pitt ha encontrado ese barco y a su tripulación perfectamente conservados en los hielos de Groenlandia. Y a partir de este hallazgo, Pitt va a descubrir una pista que le conducirá a una siniestra conspiración: el fanatismo religioso amenaza con derribar los gobiernos de Egipto y México y provocar el colapso económico de Occidente.

El tesoro de Alejandría (fragmento)

1

Nadie prestó la menor atención al piloto mientras se escabullía entre la multitud de corresponsales de prensa que llenaban a rebosar la sala de personalidades. Tampoco los pasajeros reunidos en la sala de espera de la puerta 14 se fijaron en que el hombre llevaba una gran bolsa de lona en lugar del habitual maletín. El piloto mantuvo la cabeza baja y los ojos fijos al frente, evitando la batería de cámaras de televisión dirigidas hacia una mujer alta y atractiva, de piel morena, facciones finas y grandes ojos negros como el carbón, que era el centro del bullicio.
El hombre cruzó apresuradamente la rampa de embarque y se detuvo ante la pareja de guardias de seguridad del aeropuerto que, vestidos de civil, controlaban el acceso al avión. Con un gesto despreocupado de saludo, el piloto intentó pasar entre los dos hombres, pero una mano le sujetó por el brazo.
—Un momento, comandante.
El piloto se detuvo con una expresión sorprendida pero amistosa en su rostro de piel atezada. Parecía ligeramente divertido ante la incomodidad.