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miércoles, 15 de octubre de 2014

NUESTROS ANTEPASADOS


En el aniversario del nacimiento de Italo Calvino, no podemos dejar de recomendar esta trilogía famosa, que bien podría ser la de la "nobleza descocada", como ha sido denominada en alguna ocasión, aunque su verdadero nombre es Trilogía de Nuestros Antepasados, tres novelas en una:

- El vizconde demediado

- El barón rampante 

- El caballero inexistente. 

Una sucesión de episodios de corte surrealista, escritos con tal maestría que no puede abandonarse la lectura, por mucho que uno quiera hacerlo. En nuestra humilde opinión el mejor no es el primero, pero una vez leído se abre la veda y es inevitable leer los otros dos. Muy recomendables estas tres fábulas, que hacen reír pero no son superficiales en absoluto.

Calvino muestra la realidad desde una perspectiva surrealista, no exenta de toques vitales del autor, son fábulas de otro siglo perfectamente aplicables a cualquier siglo. Divertidas y magníficas¡¡¡

Os ofrezco el principio de El barón rampante, el más famoso de los tres relatos y sólo con estos párrafos podréis apreciar la calidad de la escritura de Calvino:

"Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cosimo Piovasco di Rondò, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotros. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estábamos en el comedor de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas enmarcaban las frondosas ramas de la gran encina del parque. Era mediodía, y nuestra familia, según su vieja costumbre, se sentaba a la mesa a es ahora, pese a que ya los nobles seguían la moda, llegada de la poco madrugadora Corte de Francia, de disponerse a comer bien entrada la tarde. Soplaba un viento del mar, recuerdo, y se movían las hojas. 
Cosimo dijo:
–¡He dicho que no quiero y no quiero! –y apartó el plato de caracoles.
Jamás se había visto desobediencia más grave. 
En la cabecera estaba el Barón Arminio Piovasco di Rondò, nuestro padre, con su larga peluca sobre las orejas, a lo Luis XIV, pasada de moda como tantas cosas suyas. Entre mi hermano y yo se sentaba el Abate Fauchelafleur, limosnero de la familia y ayo nuestro. Enfrente teníamos a la Generala Corradina di Rondò, nuestra madre, y a nuestra hermana Battista, monja doméstica. En el otro extremo de la mesa, enfrente de nuestro padre, se sentaba, vestido a la turca, el Caballero Abogado Enea Silvio Carrega, administrador y encargado de las aguas de nuestras fincas, y tío natural nuestro, al ser hermano ilegítimo de nuestro padre."