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lunes, 2 de octubre de 2017

TERAPIA



RESEÑADO por Gissela Olaondo para LIBROS,  el 31 de Mayo de 2014.


Una novela especial, que merece la pena leer.

Sinopsis (Ed. Anagrama)“Lawrence Passmore, Tubby para los amigos, debería sentirse satisfecho de la vida. Ha llegado a la mediana edad felizmente casado con una mujer guapa e inteligente a la que ama, es el guionista de una sitcom televisiva que se ha mantenido durante años en pantalla y le ha hecho moderadamente rico y famoso, vive en un idílico pueblo próximo a Londres, lejos del mundanal ruido, y mantiene un pisito en la ciudad donde pasa agradables interludios con una amante platónica, para no olvidar del todo el mundanal ruido. Al parecer, su vida sigue el curso armónico y feliz de alguien que está en paz consigo mismo y con los demás…
Pero, como es bien sabido, nada es enteramente lo que aparenta ser, y hasta en los plácidos paraísos de la clase media bien pensante, bien educada, y con los pies bien puestos sobre la tierra, a poco que se baje un poco la guardia, la sinuosa serpiente de la angustia que todo pequeño burgués lleva dentro de sí muestra su sonrisa –o su mueca.”

Terapia (fragmento)

Primera Parte
De acuerdo, ahí va.
Mañana del lunes 15 de Febrero de 1993. Un tibio día de febrero ha sacado a las ardillas de su hibernación. Los árboles sin hojas del jardín son para ellas un estupendo terreno de juegos, lleno de aventuras. He estado observando a dos mientras retozaban en los castaños delante de la ventana de mi estudio: han empezado subiendo en espiral por el tronco, esquivándose y fingiendo que se atacaban entre el follaje y luego han echado a correr por una rama y han saltado al árbol de al lado,  por el tronco por el que se han tirado de cabeza vertiginosamente, pero a medio camino se han detenido en seco aferrándose a la arrugada corteza con sus garras igual que si tuvieran velero en ellas; después de bajar tranquilamente han correteado por la hierba persiguiéndose y regateándose hasta que han llegado a un álamo del Canadá, por el que han subido veloces como cohetes hasta llegar a la copa, donde se han quedado balanceándose en las elásticas ramas, mientras se hacían guiños mutuamente con aire satisfecho.