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sábado, 6 de enero de 2018

DERECHO NATURAL


RESEÑA DE CLARA GLEZ. para LIBROS, 25 de Marzo de 2017.

Derecho Natural – Ignacio Martinez de Pisón
Quizás no sea lo mejor que le he leído a este autor, pero aun así mereció la pena hacerlo.
Situada en la época de la transición española, esta novela relata las vicisitudes de una familia típica de la época....
Una madre a caballo entre la vieja escuela, y la apertura de los nuevos tiempos, un padre despreocupado de todo, irresponsable y vividor, y unos hijos con una personalidad distinta y derivada de estos factores, que le harán caminar por distintos caminos y derroteros.
Narrada en primera persona por Ángel, el hijo mayor, cuenta las raíces de su familia afincada en la Barcelona de los 70, y su devenir por los nuevos tiempos.
Además de la vida familiar, se nos cuenta de una manera impecable, el proceso político que se vivió en estos años, el cómo las personas de aquella sociedad se fue adaptando a los tiempos, los mítines, el referéndum constitucional, la ley del divorcio, la movida, la irrupción de las drogas, el golpe de estado, la objeción de conciencia.
Quizás esté contado con una cierta dosis de benevolencia, sin querer hacer sangre. Sin sacar de madre a los personajes, que aunque tienen sus “ lados” malos , estos no llegan a mayores. Ahí es donde yo le pondría cierto fallo.
Pero a pesar de todo es una buena novela, o será que como me tocó vivir aquellos años , hasta aquel comienzo de carrera en enero, como una de las protagonistas, me ha gustado mucho. Ha identificado a sus personajes, con otros que formaron parte de mi entorno cercano, de aquellos personajes que por una causa o por otra permanecen en los recuerdos.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
La nueva novela de Ignacio Martínez de Pisón PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA.

Al tiempo que pasa de la infancia a la edad adulta en una España en pleno proceso de apertura tras la Transición, en el interior de Ángel, el protagonista de Derecho natural, late la imperiosa necesidad de dotar de sentido a las cosas, de encontrar un orden, dado que su familia ha sido un modelo de inestabilidad y desorden. El padre, errático actor de películas de serie B e imitador de Demis Roussos, tiene una irrefrenable tendencia a la huida. Sus apariciones y desapariciones estelares dejan huellas invisibles pero indelebles en cada uno de sus cuatro hijos. La madre, por su parte, es una mujer enamorada que, harta de creer en él, tendrá que hacer esfuerzos sobrehumanos para tomar las riendas de su propia vida en una España que aún no ha despertado del todo del franquismo. A través de la voz conciliadora de Ángel, que estudiará Derecho y buscará una reconciliación con el padre, nos asomamos a la Barcelona de los años setenta y al Madrid de los ochenta.
Derecho natural recoge en su título aquellos años en que se empezó a construir un desarrollo legislativo pleno, en abierta contradicción con el largo tiempo en que no había coincidencia entre derecho y justicia. 
«¿Cómo se resume una vida?», se pregunta el narrador en un momento dado. Según dónde se coloque el punto final, ese resumen adoptará la forma de drama o de comedia. En la reconstrucción que él hace, comedia y drama conviven en una intimidad inextricable que una y otra vez nos lleva de la emoción a la risa.

Derecho natural (fragmento)

1
Entre mis recuerdos más antiguos está el del primer regreso de mi padre, una madrugada del año 67. Vivíamos en Barcelona, en la calle Vilamarí, muy cerca de la plaza de toros de Las Arenas. Hacía dos años que mi padre no daba señales de vida, y mi madre, al oír ruidos en la cerradura, creyó que eran ladrones tratando de entrar. Lo primero que hizo fue correr a mi cuarto y abrazarme con fuerza. Estaba en bata y camisón, llevaba puestas las gafas y temblaba. Luego fue a la cocina y agarró el cuchillo de cortar el pan.
—¿Quién anda ahí? —dijo, casi sin voz—. ¡Acabo de llamar a la policía!
Me acuerdo muy bien de esta frase porque en ese piso no había teléfono. Al otro lado de la puerta seguían forcejeando con la cerradura.
—¡Acabo de llamar a la policía! —repitió con más aplomo, y añadió—: ¡Váyanse!
Hubo entonces una larga pausa y varios golpes en la puerta. Golpes suaves, dados con la palma de la mano. Salté de la cama y me asomé al pequeño recibidor. La única luz encendida era la de la cocina. Mi madre, de espaldas a mí, se interponía entre la puerta y yo, pero en el espejo ovalado del perchero veía su expresión de espanto, los labios apretados, los ojos muy abiertos.
—¡Soy yo! —oímos.


viernes, 24 de noviembre de 2017

EL DÍA DE MAÑANA


RESEÑADO por Rosi Torres Marino para LIBROS,  el 19 de Noviembre de 2014.
Una historia que con la que el lector se siente desde el primer momento dentro de una espiral. A través de las diferentes voces narrativas que la componen una viaja desde el principio del caos hasta el mismo ojo del huracán.
Apasionante el personaje principal y apasionante también su antagonista. Perfectamente dibujados, con sus luces, sus sombras y sobretodo dejando entrever que somos mucho más de lo que enseñamos e incluso de lo que nosotros conocemos.
El marco histórico es ya de por sí uno de los momentos más interesantes de nuestra historia reciente y el escritor ha sabido retratar cada una de las diferentes esferas sociales que se daban en él.
Me ha encantado!!!!

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Justo Gil es un emigrante recién instalado en Barcelona, un joven avispado y ambicioso que, llevado por los vaivenes del destino, acaba convirtiéndose en confidente de la Brigada Social, la policía política del régimen. Una docena de memorables personajes nos cuentan cómo conocieron a Justo en algún momento de sus vidas y cómo fue su relación con él. Sus testimonios conforman una visión caleidoscópica de la cambiante realidad de los años sesenta y setenta, al tiempo que reconstruyen la historia de la degradación personal de un individuo cuya evolución y comportamiento ayudan a entender importantes parcelas de ese capítulo fundamental de nuestra historia reciente que fue la Transición. Ignacio Martínez de Pisón novela ese apasionante período desde dentro, observando, como sólo él sabe hacerlo, el impacto que la historia colectiva tuvo en la individual, es decir, en la realidad de la gente común. Cobra vida en estas páginas la atmósfera incierta y fascinante de una época en la que todo parecía posible.
                
El día de mañana (fragmento)

Siete años después del entierro, era la primera vez que visitaba el cementerio, y volvían a mí sensaciones que creía olvidadas: un olor como a flores rancias y tierra mojada, un escalofrío recorriéndome la espalda, un rastro de sequedad en la garganta….Todo eso, que había sentido el día del entierro, volvía a sentirlo entonces, mientras me acercaba al muro en el que estaban los nichos de mis padres. Me detuve y leí en voz baja sus nombres completos y sus fechas de nacimiento y defunción. Luego sacudí con el pañuelo el polvo de los nichos y lamenté no haber comprado unas tristes flores para adornarlos. Y me hice a mí mismo una promesa. Me prometí ser la persona que habría debido ser, o al menos intentarlo.

martes, 26 de septiembre de 2017

LA BUENA REPUTACIÓN


"Todas las familias felices se parecen entre si; las infelices son desgraciadas cada una a su manera" (León Tolstoi).
Quizás la cita no es literal pero es totalmente real y en esta novela de Martínez de Pisón se demuestra de forma inequívoca que las familias infelices lo son, independientemente, de su origen, de su dinero, de su religión y de su forma de vida.
Esta novela, es la historia de tres generaciones de una familia de origen judío asentada en Melilla. Comienza en los años 50 y llega casi hasta los 90; la historia de la familia es parte de la historia de España y narra un aspecto desconocido de ella; como las familias judías españolas sobrevivieron a los sucesivos exilios y acabaron, muchas de ellas exiliándose de nuevo.
Esta es una familia infeliz, en la que todo está por descubrir, una familia cuyos principios hacen adivinar sus finales.
Me ha gustado.

Sinopsis (Ed. Seix Barral)
Samuel y Mercedes contemplan con preocupación el futuro de sus dos hijas ante la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los españoles del Protectorado a la Península. Estamos en Melilla, son los años cincuenta y, en ese contexto de cambio e incertidumbre, el matrimonio decide viajar a Málaga para establecerse en una España que comienza a abrirse lentamente a la modernidad. De la mano de cinco miembros de una misma familia, esta saga recorre treinta años de nuestra historia y transita por ciudades como Melilla, Tetuán, Málaga, Zaragoza o Barcelona. Los deseos e ilusiones de Samuel y Mercedes, de sus hijas y de sus nietos se verán condicionados por secretos inconfesables en una vida que transcurre fugaz e inesperada.
La buena reputación es una novela sobre la herencia que recibimos del pasado y sobre el sentimiento de pertenencia, la necesidad de encontrar nuestro lugar en el mundo. Autor imprescindible de las letras españolas,
Ignacio Martínez de Pisón da vida en estas páginas a unos personajes inolvidables, en un retrato nítido y veraz de la vida cotidiana y el devenir de una familia. Una lectura
maravillosa a la que uno desea volver porque en ella vemos reflejadas nuestras propias vivencias y la nostalgia de aquellos momentos que se pierden en el recuerdo.

La buena reputación (fragmento)
"Con los preparativos fue recuperando el buen humor. Los contactos de Ramiro para alquilar apartamento tardaban en dar resultado, así que confiaron en una agencia de viajes que les consiguió una reserva para un hotel en primera línea de playa recién inaugurado, el Montemar. Ramiro se aseguró de que Miriam no se enterara del precio, lo que quería decir que no debía de ser precisamente barato. La esplendidez de su marido se le antojaba una prolongación de su capacidad natural para organizar las cosas. A su lado todo parecía fácil, como cuando era niña y sabía que, estando con su padre, nunca tendría que preocuparse por nada. El mundo a veces se le presentaba sencillo, ligero, armonioso, como un juego que se atuviera a unas reglas claras y precisas, y entonces todo cobraba un sentido especial y se incorporaba a una escala más amable, en la que lo arduo se volvía llevadero y lo llevadero gustoso. Que Daniel se pasara el día haciendo trastadas o que Elías estuviera desarrollando una leve cojera no tenían por qué amargarle la existencia, y lo mismo le ocurría con las intempestivas llamadas de sus padres o con el desapego de su hermana. La vida podía ser hermosa sin ser perfecta. Más aún: la vida podía ser hermosa en su imperfección. Cuando pasaba por una de esas fases de exaltación, hasta Ramiro le parecía bastante más atractivo de lo que en realidad era: no veía en él ni las piernas gordezuelas ni la tripita tirante ni los ojos más bien juntos, y sí las manos sin pelos y la nariz recta y la distinguida arruga de la frente. No, nunca diría que Ramiro era un hombre guapo pero, como esos retratistas que captan los mejores rasgos del modelo y esconden sus imperfecciones, sabía distinguir su expresión más noble o su sonrisa más favorecedora, y era así como tendía a representárselo. Pensaba Miriam que el amor estaba unido a la belleza: o nos enamoramos de lo que nos parece hermoso o aquello que amamos nos lo acaba pareciendo. La naturaleza, por otro lado, había repartido entre Daniel y Elías los rasgos de Ramiro con tan rara equidad que, sin parecerse entre ellos, se parecían los dos a su padre. Uno tenía su mentón y sus ojos y su manera de mover los brazos, el otro su nariz y su cuello y la forma de su cara. ¿Cómo explicarse la belleza de sus hijos (que ella consideraba indiscutible) sin apreciar al menos un germen de belleza también en su marido? Querer a Daniel y a Elías era querer en ellos a Ramiro y viceversa, y ahora Miriam empezaba a vislumbrar las dificultades de ser hija y madre a la vez: en cuanto fundabas tu propia familia, dejabas de pertenecer a tus padres para pertenecer a tus hijos. Si de nuevo volvía a ilusionarse con la idea de grabar un disco, era sobre todo por ellos: por los niños, por Ramiro. Eran ellos los que tenían que sentirse orgullosos de ella, y nada la animaba tanto como saber que contaba con su respaldo.
Sara salía de cuentas pocos días antes del viaje. Como el parto se preveía complicado, los médicos optaron por practicarle la cesárea, así que tuvo que permanecer ingresada durante más de una semana. Miriam iba por las tardes a visitarla y echarle una mano. La víspera del viaje, en cambio, acudió por la mañana. La recién nacida era una muñequita pelona de cara redonda y grandes mofletes. A Miriam le gustaba apoyársela en el pecho y pasear por la habitación dando saltitos. Sara hacía gestos de dolor cada vez que cambiaba de posición en la cama. "