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sábado, 21 de agosto de 2021

SEROTONINA


 

"Es un comprimido pequeño, blanco, ovalado, divisible. No crea ni transforma; interpreta. Lo que era definitivo lo convierte en pasajero; lo que era inevitable lo vuelve contingente. Proporciona una nueva interpretación de la vida: menos rica, más artificial, e impregnada de cierta rigidez. No procura ninguna forma de felicidad, ni siquiera un verdadero alivio, su acción es de otra índole: transformando la vida en una sucesión de formalidades, permite engañar. Por lo tanto, ayuda a los hombres a vivir, o al menos a no morir…, durante un tiempo." Serotonina.

La serotonina es un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo. Regula el apetito, controla la temperatura corporal, regula el apetito sexual. Y así,  titula Houellebecq su ultima novela, cronica de la desesperanza vital, del aburrimiento más absoluto y la depresión más profunda de un cuarentón que, lo tiene todo, y no encuentra sentido a nada.

Todos los "palos" se tocan en esta crónica de la sociedad de la segunda década de los 2000, política,  sexo, economía, pederastia, reivindicacion social, maltrato animal, prostitución, soledad, suicidio, agricultura sostenible, consumismo...todo se toca y nada se critica (esto molesta mucho a ciertos "talibanes" de lo politicamente correcto" ej:  un tal Alberto Olmos que en El Confidencial tacha a Houellebecq de machista, racista y prejuicioso, sin atender a que hablamos de literatura...).

Serotonina es la crónica de una muerte anunciada, la crónica de una vida sin sentido, regida por una elevación inusitadamente elevada del cortisol, hormona esteroidea producida por la glandula suprarrenal que se libera como respuesta al estrés y a la tristeza. Y ahi estamos en esa sociedad plena de cortisol y baja de serotonina y para relatarlo nadie como Houellebecq, para vivirlo nadie como "Florent-Claude Labrouste, 46 años  que detesta su nombre y se medica con Captorix, antidepresivo que libera serotonina y tiene tres efectos adversos: nauseas, desaparicion de la libido e impotencia "

Magistral.🌞🌞🌞

Sinopsis (ed. Anagrama) 

Houellebecq: los antidepresivos, el sexo, la inutilidad de la cultura y la decadencia  de la Europa del siglo XXI.

Florent-Claude Labrouste tiene cuarenta y seis años, detesta su nombre y se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina y que tiene tres efectos adversos: náuseas, desaparición de la libido e impotencia.

Su periplo arranca en Almería –con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera si protagonizasen una película romántica, o una pornográfica–, sigue por las calles de París y después por Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Francia se hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura –ni siquiera Proust o Thomas Mann– no es una tabla de salvación.

Florent-Claude descubre unos escabrosos vídeos pornográficos en los que aparece su novia japonesa, deja el trabajo y se va a vivir a un hotel. Deambula por la ciudad, visita bares, restaurantes y supermercados. Filosofa y despotrica. También repasa sus relaciones amorosas, marcadas siempre por el desastre, en ocasiones cómico y en otras patético (con una danesa que trabajaba en Londres en un bufete de abogados, con una aspirante a actriz que no llegó a triunfar y acabó leyendo textos de Blanchot por la radio...). Se reencuentra con un viejo amigo aristócrata, cuya vida parecía perfecta pero ya no lo es porque su mujer le ha abandonado por un pianista inglés y se ha llevado a sus dos hijas. Y ese amigo le enseña a manejar un fusil...

Nihilista lúcido, Michel Houellebecq construye un personaje y narrador desarraigado, obsesivo y autodestructivo, que escruta su propia vida y el mundo que le rodea con un humor áspero y una virulencia desgarradora. Serotonina demuestra que sigue siendo un cronista despiadado de la decadencia de la sociedad occidental del siglo XXI, un escritor indómito, incómodo y totalmente imprescindible.

#LIBROS #novedades2019 #reseñas2019


lunes, 4 de diciembre de 2017

SUMISIÓN


Leer a Houellebecq es una sorpresa y un placer, esa prosa límpida y hermosa unida a la "confusión" de ideas que plantea, hace que sus libros se lean en un suspiro y permanezcan en tu mente mucho-mucho tiempo.
Sumisión, ha creado polémica por donde ha "pasado" y ese es el oficio de Houellebecq, además de escribir muy bien, unos la ensalzan y otros la denostan, ninguno la ignora...
No es para menos,... esta novela distópica sobre Francia, nos toca muy de cerca, esa ironía fina de Houellebecq nos lacera, esas "certezas" nos perturban...
Yo sólo sé, que la he leído en un "vuelo", que me ha inquietado, me ha perturbado y me ha gustado. La recomiendo, sin duda, y que cada cual saque sus conclusiones.
Por cierto, se la recomiendo, encarecidamente a las cúpulas de la CUP y el PSOE, si la leen me lo agradecerán....o no¡¡

Sumisión (Ed. Anagrama)
Francia, en un futuro próximo. A las puertas de las elecciones presidenciales de 2022. Los partidos tradicionales se han hundido en las encuestas y Mohammed Ben Abbes, carismático líder de una nueva formación islamista moderada, derrota con el apoyo de los socialistas y de la derecha a la candidata del Frente Nacional en la segunda vuelta. François, un profesor universitario hastiado de la docencia y de su vida sexual, que a sus cuarenta años se había resignado a una vida aburrida pero sosegada, ve cómo la rápida transformación que sucede a la llegada del nuevo presidente al Elíseo altera la vida cotidiana de los franceses y le depara a él un inesperado futuro. Los judíos han emigrado a Israel, en las calles las mujeres han cambiado las faldas por conjuntos de blusas largas y pantalones, y algunos comercios han cerrado sus puertas o reorientado el negocio. Y la Sorbona es ahora una universidad islámica en la que los profesores conversos gozan de excelentes salarios y tienen derecho a la poligamia. Al igual que Huysmans, el escritor del siglo XIX convertido al catolicismo al que consagró su tesis, François sopesará pronunciar las palabras que le abrirán las puertas de la religión islámica y de una nueva vida: «No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta.»
Sumisión llegó a las librerías francesas el mismo día del trágico atentado contra Charlie Hebdo y Houellebecq, acusado de islamofobia o de dar alas a la extrema derecha, afirmó: «No tomo partido, no defiendo ningún régimen. Deniego toda responsabilidad. He acelerado la historia, pero no puedo decir que sea una provocación, porque no digo cosas que considere falsas sólo para poner nerviosos a los demás.» Más allá de la polémica, Sumisión es una novela de «política ficción» –como 1984 y Un mundo feliz–, una turbadora fábula política y moral, en la que coexisten intuiciones poéticas, efectos cómicos y una melancolía fatalista.

Sumisión (fragmento)
"Un cumulonimbo gigante, en forma de yunque, dominaba el norte de París, del Sacré-Cœur a la Opera, sus flancos de un gris oscuro estaban teñidos de color de humo. Dirigí la mirada a la pantalla de la televisión, donde seguía aglutinándose una inmensa multitud; luego, de nuevo al cielo. La nube de tormenta parecía desplazarse lentamente hacia el sur; si estallaba sobre las Tullerías, perturbaría seriamente el desarrollo de la manifestación.
A las dos de la tarde en punto, el cortejo liderado por Marine Le Pen tomó los Campos Elíseos en dirección al Arco de Triunfo, donde tenía previsto pronunciar un discurso a las tres. Apagué el sonido, pero seguí contemplando la imagen un momento. Una inmensa pancarta iba de lado a lado de la avenida, con la inscripción: «Somos el pueblo de Francia». En numerosos pequeños carteles diseminados entre el gentío rezaba, más sencillo: «Ésta es nuestra casa», que se había convertido en el eslogan, a la vez explícito y desprovisto de una agresividad exagerada, utilizado por los militantes nacionales durante sus concentraciones. Seguía amenazando tormenta; la enorme nube estaba ahora suspendida, inmóvil, sobre el cortejo. Al cabo de unos minutos, me cansé y volví a sumergirme en rada.
Marie-Françoise me llamó un poco después de las seis de la tarde; no sabía mucho, el Consejo Nacional de Universidades se había reunido la víspera pero no se había filtrado ninguna información. Estaba segura en todo caso de que la facultad no volvería a abrir hasta después de las elecciones, y probablemente no antes del inicio del nuevo curso, los exámenes podían aplazarse al mes de septiembre. De forma más general, la situación le parecía seria; su marido estaba visiblemente inquieto, desde primeros de semana pasaba catorce horas diarias en su despacho de la DGSI, y había dormido allí la noche anterior. Antes de colgar me prometió llamarme si averiguaba algo.
Ya no tenía nada que comer, ni me apetecía demasiado ir al Géant Casino, a esa hora de la tarde era mal momento para hacer las compras en aquel barrio populoso, pero tenía hambre y sobre todo me apetecía comprar comida, estofado de ternera, merluza al perifollo, musaka bereber; la comida para microondas, de uniforme insipidez pero de embalaje coloreado y alegre, representaba al fin y al cabo un verdadero progreso con respecto a las desoladoras tribulaciones de los personajes de Huysmans; no había mala voluntad visible y la impresión de participar en una experiencia colectiva decepcionante pero igualitaria abría las puertas a una resignación parcial.
Curiosamente, el supermercado estaba casi vacío, y llené el carro rápidamente, en un rapto de entusiasmo mezclado con miedo: la expresión «toque de queda» me vino a la mente sin motivo preciso. Algunas de las cajeras alineadas detrás de sus cajas vacías escuchaban la radio: la manifestación proseguía y hasta el momento no había que lamentar ningún incidente. Eso llegaría más tarde, después de que la gente se dispersara, me dije.
Al salir del supermercado empezó a llover violentamente. De vuelta en casa, me calenté una lengua de buey con salsa al Madeira, correosa pero correcta, y puse la televisión: los enfrentamientos habían comenzado, se distinguían grupos de hombres enmascarados, muy móviles, armados con fusiles de asalto y pistolas ametralladoras; algunos escaparates estaban rotos, aquí y allá ardían algunos coches, pero las imágenes, tomadas bajo el chaparrón, eran de muy mala calidad y costaba hacerse una idea de las fuerzas presentes. "


martes, 29 de agosto de 2017

LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES


RESEÑADA por losrelatosdepatri para LIBROS, el 9 de Agosto de 2013.
Terminado "Las partículas elementales" de Michel Houellebecq.
Un libro muy crudo en el que se nos cuenta la historia de dos hermanos por parte de madre totalmente diferentes, lo único que comparten es una infancia dura a causa de la dejadez de su madre, que deja a sus hijos al cuidado de sus abuelos, en uno de los casos sus propios padres y en el otro en los de los padres de su segundo marido. Los hermanos no se conocen hasta la adolescencia, y a partir de ahí tienen una peculiar relación, quedan, charlan, pero no se ve un verdadero cariño fraternal. Bruno, el hermano mayor, tienen un modo de vivir muy hedonista, siempre en busca del placer, obsesionado por el sexo, pero esto solo le causa frustración e infelicidad. Michel, en cambio, es un científico brillante, y demasiado racional, tampoco es feliz, no es capaz de amar y la vida para él es un suplicio y una decepción. En esta novela se refleja la vida decadente de una época, una crítica social dura y con mucha crudeza.
Me ha gustado mucho.

Las partículas elementales (fragmento)
"El humor no nos salva; no sirve prácticamente para nada. Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe en corazón. Por mucho valor, sangre fría y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acaba con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reirse. A fin de cuentas ya sólo quedan la soledad, el frío y el silencio. A fin de cuentas, sólo queda la muerte. "

viernes, 6 de febrero de 2015

EL MAPA Y EL TERRITORIO



¿Puede reunirse en una novela, ironía, actualidad, crítica literaria, amor, crimen, esperpento, humor negro, estupidez, finanzas, muerte, vida, calentadores de gas, pintura, arquitectura, artes, oficios, mapas.....? 
Puede y Houellebecq lo hace, y lo hace con una maestría tal que se transita por su novela como por un territorio inexplorado que cuando parece aburrir, sorprende y ataca la mente del lector para no dejarle en paz hasta terminar las 250 páginas más brillantes que he leído últimamente. 
La lectura de este libro, primero en mi haber de Houellebecq y seguro que no el último, tengo que agradecérsela a Vera Saez, amiga de esta página, y sagaz descubridora de escritores para nosotros.

No puedo terminar esta reseña de un libro que mereció el Goncourt 2010, sin dejar un fragmento de la prosa electrizante de Houellebecq, un fragmento revelador sobre el protagonista de El Mapa y el Territorio, un fragmento sobre Jed Martin, un retazo de su vida:

“Muchos años después, cuando llegó a ser célebre, a Jed le interrogarían en numerosas ocasiones sobre lo que, en su opinión, significaba ser artista. Ser artista, en su opinión, era ante todo ser alguien sometido. Sometido a mensajes misteriosos, imprevisibles, que a falta de algo mejor y en ausencia de toda creencia religiosa había que calificar de intuiciones; mensajes que no por ello ordenaban de manera menos imperiosa, categórica, sin dejarte la menor posibilidad de escabullirte, a no ser que perdieras toda noción de integridad y de respeto por ti mismo.”