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miércoles, 15 de septiembre de 2021

MADRE IRLANDA


 

No sé si será porque me recuerda tanto a Galicia y sus habitantes, no sé si será porque O'Brien escribe maravillosamente o la razón será que se trata de literatura con mayúsculas; lo cierto es que he disfrutado mucho con esta ¿novela? que no sabría cómo definir. Mezcla de autobiografía, documental y estudio etnográfico me ha emocionado y encantado a partes iguales.

Muy recomendable, aunque no seas galleg@ o irlandés😉🌞🌞🌞


Sinopsis (ed. Lumen)

"Irlanda siempre ha sido mujer, útero, cueva, vaca, Rosaleen, marrana, novia, ramera..."

La multipremiada autora de Las chicas de campo entreteje su autobiografía —su infancia en el condado de Clare, los días en la escuela de monjas, su primer beso o su huida a Inglaterra— con la esencia de Irlanda, una tierra de mitos, poesía, supersticiones, costumbres ancestrales, sabiduría popular y extrema belleza. 

Madre Irlanda es, según The Guardian, «Edna O’Brien en su máximo esplendor. Un relato evocador y elegante de un entorno natural y de quienes lo habitan, lleno de audacia e ingenio».

#LIBROS #reseñas2021 #novedades2021 #literaturairlandesa🇨🇮


sábado, 28 de agosto de 2021

OBJETO DE AMOR


 

20 relatos de amor, de los cuales uno da título al volumen, 20 cuentos con el mismo hilo conductor que O'Brien nos muestra en sus novelas, Irlanda rural, atraso, prejuicios, maledicencia, sumisión, pobreza y amor, mucho amor patologico sin esperanza.

La verdad es que, a veces, resulta un poco repetitivo, como si ya lo hubiésemos leido y siempre resulta deprimente.  

Recomiendo  por tanto, leer estos cuentos en pequeñas dosis y no de un tirón  creo que así seran más digeribles y se disfrutará mucho más de la hermosa prosa de la escritora.🌞

Sinopsis (ed. LUMEN) «El amor es como la naturaleza, pero al revés: primero vienen los frutos, luego las flores; al cabo de un tiempo parece marchitarse y finalmente cala hondo, tan hondo que nadie lo ve, y a menudo morimos con ese amor secreto escondido dentro de nosotros.»

Edna O'Brien

John Banville habla de ella como la maestra de la fragilidad, Philip Roth nos recuerda su precisión casi cruel a la hora de diseccionar sentimientos. Y los dos aciertan.

Las mujeres retratadas en estos cuentos tienen el descaro de pedirle al amor mucho más de lo que sería razonable; sin embargo saben recoger con soltura lo que queda de los platos rotos en el suelo de una cocina, y siguen adelante con toda la energía que Edna O´Brien ha puesto en sus palabras y sus gestos.

Pocas veces las vemos resignarse a un matrimonio largo, donde los días se parecen unos a otros, a menudo las vemos huyendo de casas, colegios y conventos, pero en su desesperación por una vida más libre sacuden al lector y le interpelan. Es así como la gran autora irlandesa ha creado un mundo donde todo es conocido pero nada se repite, porque bastan un verbo o un adjetivo para que el mundo sea otro.

#LIBROS #reseñas2019 #novedades2018


jueves, 19 de agosto de 2021

LAS SILLITAS ROJAS


 El 6 de abril de 2012 se colocaron en filas 11.541 sillas rojas a lo largo de los ochocientos metros de la calle principal de Sarajevo con el fin de conmemorar el vigésimo aniversario del inicio del asedio de la ciudad por parte de las fuerzas serbobosnias. Una silla vacía por cada habitante de Sarajevo asesinado durante los 1.425 días de sitio. 643 sillitas representaban a los niños asesinados por los francotiradores y la artillería situada en las montañas circundantes."

Con este título tan evocador de la tragedia,  comienza Edna O'Brien un recorrido por la vida de una mujer que, desde un pueblo irlandés, vive una auténtica "revolucion" de sentimientos, pensamiento, actitud y vida.

No quiero destripar la novela porque, aunque discurre en Cloonaila (Irlanda), su alcance llega mucho más lejos, a esa "guerra moderna" que desangró Europa, a los desiertos de Asia y a los pueblos de África, a las mezquitas y las iglesias ortodoxas, en resumen, a la humanidad.

Una novela diferente a las que había leído hasta ahora, de la misma autora.

Dura y con un punto de desesperanza.

Me ha gustado!

Sinopsis (ed. Errata Naturae) 

Una noche, en pleno invierno, un misterioso extranjero llega al pintoresco y monótono pueblo irlandés de Cloonoila. Maduro, atractivo y carismático, el doctor Vladimir Dragan es tanto poeta como sanador, un «curandero» seductor y muy singular. Su presencia será recibida como una excitante novedad en Cloonoila, y con su encanto hechizará la vida de los habitantes del pueblo, sobre todo la de las mujeres.

La primera novela de Edna O’Brien en diez años, gran éxito de crítica y público en inglés, recorre Europa (Londres, La Haya…) desde su Irlanda natal para mostrarnos un portentoso viaje sobre el mal, la mentira, el dolor y, en última instancia, el poder redentor de los afectos, dibujando ante nosotros, casi en tiempo real, el retrato de un buen puñado de personajes fascinantes: de Dragan a Fidelma McBride, uno de los personajes femeninos más relevantes de la literatura contemporánea. Las sillitas rojas es una historia sobre las miserias de nuestras guerras contemporáneas y sobre la necesidad de rendir cuentas en un mundo en ruinas tras la desolación, una novela que se atreve a viajar por las más profundas oscuridades del hombre contemporáneo. Y aun así, se atreve a sugerir que hay un camino posible hacia la esperanza.

Casi seis décadas después de su debut, Edna O’Brien ha escrito una grandiosa obra maestra de la literatura internacional, una de las mejores novelas en lo que va del siglo XXI. Su prosa brilla en esta gran obra de madurez deslumbrante de un modo conmovedor y poderoso: como en la vida, el lirismo se mezcla con lo terrible y el miedo camina junto a la belleza.

#LIBROS, #reseñas2018


viernes, 29 de diciembre de 2017

LA CHICA DE OJOS VERDES


Este tiempo invernal que ha aparecido bruscamente es el ideal para continuar leyendo la trilogía de las chicas de campo de Edna O'Brien.
En esta segunda novela Caithleen descubre el amor, o eso le parece a ella.....y ese amor le revela todo aquello que no ha tenido, todo de lo que carece y todo lo que le sobra en la vida. Rompe con el pasado, dolorosamente, para iniciar un camino desconocido y adulto que no tiene claro a donde la llevará. Su amiga Baba aparece sólo de forma tangencial en una novela que, como la anterior, es mucho más de sentimientos y sensaciones que de acción.
Me gusta como describe O'Brien la vida de esta joven irlandesa que está tan fuera del mundo real como un marciano en Dublin. La lectura de La chica de ojos verdes produce un desasosiego tan intenso como sólo la buena literatura es capaz de hacerlo.
Recomendable!!!

Sinopsis (Ed. errata naturae)
Caithleen (luego Kate) y Baba, dos amigas irlandesas —encantadoras unas veces, contradictorias otras—, se han instalado, tras una adolescencia de paisajes rurales e internados, en una excéntrica pensión de Dublín. Bajo las luces de la gran ciudad, sus vidas giran y se agitan en torno al tumulto y la confusión de las nuevas amistades, las madrugadas fuera de casa, las aventuras y desventuras, y los amoríos insignificantes.
Baba busca diversiones despreocupadas, amores de ocasión, mientras que Kate, tan profunda, se empeña en hablar de los libros que lee con sus nuevos conocidos. Aunque, curiosamente, será esta última quien desate el escándalo entre parientes y amigos católicos cuando se enamore de Eugene, un director de cine protestante que acaba de separarse de su mujer y vive en los Montes Wicklow.
Durante un tiempo, Kate verá sus sueños cumplidos: alcanzará un sofisticado refugio idílico y literario, cosmopolita a pesar de encontrarse en medio del campo. Pero cuando su padre se entere de esa relación, hará todo lo posible por impedirla y desatará la ira de toda una peculiar comunidad —whisky mediante— contra ella y su enamorado.
Humor y amor, como en toda rima fácil, al mismo tiempo que —otra rima— dolor, el dolor de vivir cuando la alegría de la juventud se vuelve oscura, se convierte en su reverso. Es esta novela un bellísimo ejemplo de iniciación a la vida y a la feminidad. Nadie como Edna O’Brien ha escrito con tanta intensidad sobre la pasión y el valor, las tristezas y alegrías —y también la vulnerabilidad— de la juventud: sus grandes planes y sus indefinidos anhelos.
«Edna O’Brien escribe las historias más bellas. Ningún escritor o escritora puede compararse a ella, en ningún lugar».

La chica de ojos verdes (fragmento)

1Era una tarde lluviosa de octubre, y yo copiaba las cuentas de septiembre del libro de registro, un grueso tomo gris. Trabajaba en una tienda de ultramarinos en la zona norte de Dublín desde hacía dos años.
Mi jefe y su esposa eran gente de campo, igual que yo. Eran amables conmigo, pero muy exigentes también, y me habían prometido un aumento a principios del año siguiente. Nada me hacía sospechar que para entonces ya me habría ido de allí, en pos de una vida diferente.
Debido a la lluvia había pocos clientes, así que rellené apresuradamente las facturas y retomé mi lectura. Bajo el libro de contabilidad había escondido otro para poder leer sin miedo a que me pillaran.
Era un libro precioso, aunque triste. Se llamaba Suave es la noche. Me saltaba la mitad de los párrafos, ansiosa por leerlo deprisa, porque quería descubrir si el protagonista dejaría o no a la mujer. Los mejores hombres habitaban en los libros: hombres extraños, complejos, románticos; los que yo más admiraba.
No conocía a ninguno con esas cualidades, salvo el señor Gentleman, y a él llevaba dos años sin verlo. Ya no era más que una sombra, y lo recordaba igual que una recuerda un vestido bonito que se le ha quedado pequeño.

CHICAS FELIZMENTE CASADAS



Cierro la trilogía de "las chicas de campo" con la más amarga de las tres obras, su primera frase anuncia claramente lo que vendrá y llega con toda la ironía, amargura, clarividencia, contundencia y sutileza de una pluma privilegiada y femenina.
Chicas felizmente casadas destila sarcasmo desde el titulo hasta la última frase y destila, también, una profunda tristeza por las oportunidades pérdidas,... los sueños rotos la injusticia y el dolor.
Chicas felizmente casadas es una crítica feroz a la sociedad de la época y sus instituciones; es un anuncio de lo que vendrá y un recordatorio de que la vida nunca ha sido fácil para las mujeres y nunca lo será.
Así comienza la novela con palabras de Baba, narradora de la misma:
"Hace poco nos lamentábamos Kate Brady y yo, mientras tomábamos unos tristes gin fizz en un bar del centro de Londres, de que nada nunca iría a mejor en nuestras vidas, de que moriríamos en el mismo estado en que nos encontrábamos: bien alimentadas, casadas, insatisfechas." Pág. 9. No digo más!!!!

Sinopsis (Ed. errata naturae)
A mitad de los años cincuenta del siglo pasado, Kate y Baba, dos amigas tan distintas como complementarias, vivieron su infancia en los bellos paisajes rurales de la Irlanda profunda, rodeadas de un sinfín de personajes, algunos entrañables y otros maravillosamente detestables. Tras pasar por un internado y dejar atrás a sus singulares familias, se instalaron en Dublín y se abalanzaron sobre el amor en todas sus formas conocidas, no todas «convenientes», desde luego, y no siempre con fortuna… Pero han pasado los años, e Irlanda y los años de juventud quedan lejos. Ambas, casadas finalmente, viven en Londres: Kate, ya madre, con su gran amor de Dublín; Baba, con un ostentoso constructor (sí, un nuevo rico) que le ofrece la vida de comodidades y lujos a la que siempre aspiró. Dos mujeres aún jóvenes e impetuosas, dos hombres definitivamente maduros. Una nueva ciudad y unas vidas nuevas. La maternidad y la madurez al fin… Y, sin embargo, tantas inseguridades todavía. Kate y Baba parecen hablarnos desde nuestro propio presente: cómo viven, cómo aman, cómo temen. La vida se repite, y no acalla sus preguntas, esas que regresan una y otra vez, esas que no encuentran casi nunca respuesta. Nos salva, en ocasiones, la mano amiga, la persona que mejor nos conoce, la que puede hablarnos con toda sinceridad. Esta novela corrosiva y llena de vida no sólo trata sobre matrimonios felices (más bien lo contrario), sino también sobre el poder de la amistad a través del tiempo y de las miserias, de todo tipo, que muchas mujeres han tenido que soportar durante siglos… Así, la voz de Cate, que nos habla siempre desde un tono grave y por ello al tiempo algo ingenuo, se alterna con la de Baba, que con su desenvoltura y sarcasmo nos hace reír… y también pensar. Ambas nos guían a través de los pequeños y grandes momentos de la existencia hasta un maravilloso epílogo, tan real, según los tópicos, como la vida misma.

Chicas felizmente casadas (fragmento)

Hace poco nos lamentábamos Kate Brady y yo, mientras tomábamos unos tristes gin fizz en un bar del centro de Londres, de que nada nunca iría a mejor en nuestras vidas, de que moriríamos en el mismo estado en que nos encontrábamos: bien alimentadas, casadas, insatisfechas.
Siempre hemos sido amigas; de niñas, en Irlanda, dormíamos juntas y yo solía empujarla para que se cayera de la cama con la esperanza de que se partiera la crisma. Me caía muy bien y todo eso (por supuesto, le tenía unos celos mortales), pero era demasiado tranquilona, demasiado buenaza; ya sabéis, esa bondad inútil que consiste en preguntarle a la gente cómo está y qué tal sus padres. En la escuela me escribía las redacciones, y en el internado nos mantuvimos muy unidas porque las otras ochenta niñas eran aún más ñoñas que ella, que ya es decir. Cuando nos largamos del internado fuimos a parar a un cuchitril de mala muerte forrado de linóleo, en Dublín, y luego recalamos en otro tugurio aquí en Londres, donde, en un periodo de año y medio, nos invitaron a tres cenas como Dios manda a cada una, lo cual se tradujo en seis cenas por cabeza, porque habíamos acordado que cada vez que a una la invitaran a salir debía traer comida para la Cenicienta. La de bolsos que estropeé por culpa de esa norma…
No llevábamos ni un año aquí cuando Kate se reencontró con Eugene Gaillard, un cascarrabias a quien había conocido en Irlanda. Retomaron las relaciones, se enamoraron —o eso decían ellos— y no tardaron en airearlo a los cuatro vientos. La boda se celebró en la sacristía de una iglesia católica. Tuvo que ser así; no podrían haberse casado en el altar porque él estaba divorciado y ella iba preñada hasta la boca. Yo fui dama de honor: me puse un pañuelito rosa de gasa y un sombrero con velo que me costearon ellos. Parecía yo la novia. Kate llevaba un vestido premamá de rayas, muy holgado, y tenía un aspecto más aniñado que nunca. Es de esas mujeres que siempre tendrá cara de no haber roto un plato, aunque tuviese a su madre encerrada en un armario. El cura no le miró la tripa ni una sola vez.

jueves, 28 de diciembre de 2017

LAS CHICAS DE CAMPO


Es la primera novela que leo de Edna O'Brien y, sin duda, no será la ultima; me ha conquistado la prosa sencilla y hermosa de la autora que despliega toda su magia para relatar una historia compleja. La historia de una época y del paso por la niñez y la adolescencia de una niña (quizás la propia autora) en la opresiva Irlanda que le tocó vivir.
Haciendo abstracción de la época y el lugar en el que transcurre la novela creo que cualquier mujer puede reconocerse en esa maraña de sentimientos, esperanzas, seguridades e inseguridades que nos "llevan de la mano" a una edad adulta que deseamos y tememos a partes iguales.
Me ha encantado!!!

Sinopsis (Ed. errata naturae)
Irlanda, años 50. Lejos de la capital, Dublín, y en medio de un verde paisaje, bellísimo pero exigente, la joven y aplicada Caithleen ha crecido llena de encanto gracias a la sabiduría y humildad de su madre; una madre obligada, por las duras condiciones del campo, a ser fuerte en cada momento, a sobreponerse a toda desgracia. Pero algo va a suceder que transformará la vida de Caithleen. Y en esa nueva vida, la de la única hija de una familia venida a menos, estará acompañada por su amiga de la infancia Baba, por la sofisticada madre de ésta, por el peculiar Hickey… y por una docena de personajes soberbiamente retratados que hoy día nos siguen pareciendo muy vivos; y entrañables, como en toda vida que merezca la pena rememorar.
Caithleen recuerda para nosotros su pasado: unas veces lleno de risas; otras, superando las lágrimas. Recuerda los ritos de paso que la llevaron hasta la madurez: los días de internado, el descubrimiento del amor, la necesidad de aventuras e independencia y, al fin, la gran ciudad, con sus brillantes promesas de futuro.
Estamos, sin duda, ante una extraordinaria novela, iluminada tanto por el humor como por una dulce melancolía; un relato repleto, además, de esa poderosa fuerza que tan sólo concede la juventud. Únicamente El hombre tranquilo, de John Ford, ofrece paisajes y momentos como esta obra cumbre de la literatura irlandesa del siglo XX.
«Edna O’Brien es la escritora de lengua inglesa con más talento de nuestros días».

Las chicas de campo (fragmento)

1

Desperté sobresaltada y me incorporé de inmediato. Únicamente me despierto de esa forma cuando algo me angustia; aun así, en un primer momento no entendía por qué tenía el corazón tan acelerado. Entonces recordé. La razón de siempre: él no había vuelto a casa todavía.
Me demoré un momento en el borde de la cama antes de levantarme, alisando con una mano la colcha de satén verde. A mamá y a mí se nos había olvidado doblarla antes de acostarnos. Me deslicé despacio hasta tocar el suelo y sentí el contacto del linóleo frío en las plantas de los pies. Encogí los dedos de forma instintiva. Tenía unas zapatillas, pero mamá me obligaba a reservarlas para cuando iba a casa de mis tías y primos; y teníamos alfombras, pero las guardábamos bien enrolladas en los cajones hasta que llegaban las visitas de Dublín, en verano.
Me puse los calcetines.
Ni siquiera el olor del beicon frito que subía de la cocina conseguía animarme.
Fui a subir la persiana. Tiré con tanta fuerza que la cuerda se enredó. Menos mal que mamá ya estaba abajo, porque siempre andaba sermoneándome acerca de cómo subir las persianas, despacio y con cuidado.
Aún no había salido el sol, y el césped estaba moteado de margaritas dormidas. El rocío lo cubría todo. Una bruma leve y vacilante velaba la hierba bajo mi ventana, el seto, la herrumbrosa alambrada de más allá, el vasto campo. La neblina impregnaba las hojas y los troncos, y los árboles parecían irreales, como salidos de un sueño. Alrededor de los nomeolvides que brotaban a los lados del seto se advertía un halo de humedad. Una humedad que relucía igual que la plata. Reinaba una calma perfecta. De la montaña azulada, a lo lejos, subía una columna de vapor. El día se presentaba caluroso.