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viernes, 8 de diciembre de 2017

SOY PILGRIM



En primer lugar quiero agradecer a mis amigas de LIBROS, la recomendación y el envío.
He pasado unos días llenos de acción trepidante y digo unos días, porque evidentemente las 864 páginas de esta novela, así lo requieren. Se me ha hecho corta la novela, lo he pasado muy bien¡¡¡
Y es que, de vez en cuando, una de espías bien escrita es muy necesaria.
Gracias amigas¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
En una plaza pública de Arabia Saudí, un hombre es ajusticiado bajo un sol abrasador y un chico de catorce años observa impotente entre la muchedumbre: es su hijo.
En un lúgubre hotel de Manhattan, aparece el cuerpo sin vida de una mujer joven y todos los indicios para identificarla han sido eliminados minuciosamente.
En un vertedero de Damasco, un destacado experto sirio en biotecnología es encontrado con evidentes signos de tortura.
En una remota región de Afganistán, el hallazgo de una sustancia bacteriológica letal en los restos de unos cooperantes internacionales desata la alarma.
Una línea invisible conecta todos estos hechos, dibujando un plan perfecto para cometer un monstruoso crimen contra la humanidad, y la única persona capaz de impedirlo es un ex agente que huye de su pasado y ha borrado su identidad: ahora sólo responde al nombre de Pilgrim, el peregrino.
Ésta es la historia de una carrera trepidante contra el tiempo y, sobre todo, contra un enemigo sofisticado e implacable.

Soy Pilgrim (fragmento)

1Hay lugares que recordaré toda la vida: la Plaza roja barrida por un viento cálido, el dormitorio de mi madre, ubicado en el lado malo de la carretera 8-mile, los interminables jardines de un elegante hogar de adopción, un hombre aguardando para matarme en un grupo de ruinas conocido como el Teatro de la muerte...
Sin embargo, nada está tan grabado a fuego en mi memoria como aquel hotelucho de Nueva York sin ascensor: cortinas raídas, muebles baratos, una mesa repleta de metanfetaminas y otras drogas... Junto a la cama, reposan un bolso de mujer, un tanga negro tan estrecho que parece hilo dental y un par de zapatos Jimmy Choo con tacones de quince centímetros. Al igual que su propietaria, allí parecen fuera de lugar. Ella está en el cuarto de baño, desnuda, con el cuello rajado, flotando boca abajo dentro de una bañera llena de ácido sulfúrico, el ingrediente activo de un producto para desatascar desagües que puede adquirirse en cualquier supermercado.
Hay docenas de botellas del producto — DrainBomb, se llama—  desperdigadas por el suelo, ya vacías. Sin que nadie se fije en mí, empiezo a abrirme paso entre ellas con sumo cuidado. Todas llevan aún la etiqueta del precio, y observo que quien ha matado a esa mujer las compró en veinte tiendas diferentes con el fin de no despertar sospechas. Siempre he dicho que resulta difícil no admirar una buena planificación.
En la habitación reina el caos, el ruido es ensordecedor: las radios de la policía a todo volumen, los ayudantes del forense que piden refuerzos a gritos, una hispana que llora. incluso cuando la víctima no tiene ni un solo conocido en el mundo, por lo visto siempre hay alguien que llora en este tipo de escenas.
La joven de la bañera está irreconocible, los tres días que ha pasado sumergida en el ácido han destrozado sus facciones. imagino que ése era el plan, porque quien la ha matado también se aseguró de hundirle las manos bajo el peso de sendos listines telefónicos. El ácido no sólo ha disuelto las huellas dactilares, sino también casi toda la estructura del metacarpo. A menos que los del equipo forense de la policía de Nueva York tengan suerte con la dentadura, van a pasarlas canutas intentando identificar a la fallecida.