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domingo, 23 de octubre de 2016

PATRIA



Me la recomendó un amigo donostiarra y me dijo que sería lo único bueno que sacaría de una "aciaga guardia" que compartimos, pues bien, no podía tener más razón.
He leído Patria, casi de un tirón y son más de 600 páginas de historia española, de historia vasca, de historia propia.
Pero ¿es Patria una novela histórica?, en cierto modo. ¿Es una novela sobre ETA?, en cierto modo. Patria es una novela... de sentimientos, de personas, de familias.
¿Es equidistante el autor?, no, el autor condena la violencia, sin paliativos y describe con dolor y con una gran maestría la vida en un pueblo de Euskadi, a través de dos familias euskaldunas, utilizando como hilo conductor a las madres. Son Miren y Bittori las protagonistas de la novela y, a través de ellas, vivimos la vida del pueblo, la de sus hijos y sus maridos, transformando ese pueblo en el centro de la historia de Euskadi, en el centro de la historia de España.

Todavía me cuesta poner en palabras lo que he sentido leyendo Patria, me cuesta describir el ambiente que se respira a lo largo de toda la novela, me cuesta confesar que he derramado alguna lágrima y no me cuesta confesar que la he leído sin tregua, con dolor y con placer.
No me cuesta, tampoco, recomendarla encarecidamente¡¡¡


RESEÑADO por Clara Glez. para LIBROS, 17 Octubre de 2016.

Es muy complicado y a la vez muy fácil, explicar lo que a mi modo de ver nos trasmite esta novela: El dolor que produce la sinrazón, en unos y en otros.El analizar esta parte de la historia reciente....
Lei en una crítica, que era como los episodios nacionales de Galdós. Y estoy de acuerdo.
Ya le leí tiempo atrás, Los años lentos. Al igual que esta se desarrolla en el mismo contexto, pero con esta se supera.
Analiza como si se tratara de una disección, la historia de unos cuarenta años a acá, Sin dar más que nombres y a través de la historia entre dos familias, que durante un tiempo fueron amigas, y por cosa del “ Conflicto” acaban enfrentadas una a otra, en la sociedad de un pueblo pequeño, donde todo se sabe.
Nos mete en la piel de madres, hijos, esposos, amigos, mediante una historia que ocurrió me imagino que más veces que se desearía en la sociedad vasca. Poniéndonos en la piel de unos y de otros, creo que desde mi parecer de forma muy objetiva. Analizando, instituciones, fuerzas del orden, gobiernos, jerarquías ( eclesiástica incluida) y una sociedad que enfermó , de dolor , tanto por una como por la otra parte.
Si alguien conoce un poco el país vasco , sabrá que la mujer , la “ama”, la madre tiene un papel fundamental en la vida, en las casas, la familia, aquí también. Digamos que la historia transcurre con dos mujeres de protagonistas, de las que sólo conocemos sus nombres, y todos los personajes que giran a su alrededor van conformando la historia.
Es un libro muy fácil de leer, con capítulos muy cortos, que vienen a ser como cuentos, como episodios que les oyes contar unas veces a unos y otras a la otra parte. Cada uno llevándote al terreno del otro, haciendo comprender el dolor de cada miembro de esta historia.
Es un libro valiente. Y ojala nunca más se vuelvan a repetir estos "conflictos”.

Sinopsis (Ed. Tusquets)

El retablo definitivo sobre más de 30 años de la vida en Euskadi bajo el terrorismo.

El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.


Con un fragmento no puede, en modo alguno, expresarse toda la complejidad de Patria, pero no me resisto a poner el principio de la novela, por principios más que nada:

Patria (fragmento)

1
                                                                                                
Tacones sobre el parqué

Ahí va la pobre, a romperse en él. Lo mismo que se rompe una ola en las rocas. Un poco de espuma y adiós. ¿No ve que ni siquiera se toma la molestia de abrirle la puerta? Sometida, más que sometida.
Y esos zapatos de tacón y esos labios rojos a sus cuarenta y cinco años, ¿para qué? Con tu categoría, hija, con tu posición y tus estudios, ¿Qué te lleva a comportarte como una adolescente?
Si el aita levantara la cabeza...
En el momento de subir al coche, Nerea dirigió la vista hacia la ventana tras cuyo visillo supuso que su madre, como de costumbre, estaría observándola. Y sí, aunque ella no pudiese verla desde la calle, Bittori la estaba mirando con pena y con el entrecejo arrugado, y hablaba a solas y susurró diciendo ahí va la pobre, de adorno de ese vanidoso a quien nunca se le ha pasado por la cabeza hacer feliz a nadie. ¿No se da cuenta de que una mujer ha de estar muy desesperada para tratar de seducir a su marido después de doce años de matrimonio? En el fondo es mejor que no hayan tenido descendencia.
Nerea agitó brevemente la mano en señal de despedida antes de meterse dentro del taxi. Su madre, en el tercer piso, oculta tras el visillo, desvió la mirada. Se veía una amplia franja de mar por encima de los tejados, el faro de la isla de Santa Clara, nubes tenues a lo lejos. La mujer del tiempo había anunciado sol.

Y ella, ay, qué vieja me estoy haciendo, volvió a mirar la calle y el taxi ya se había perdido de vista.