martes, 1 de agosto de 2017

LAS SIRENAS DE BAGDAD

RESEÑADO PARA LIBROS POR MARI DOLORES 21 de Mayo 2012


He leído " Las sirenas de Bagdad" de Yasmina Khadra. En Bagdad todo es confusión, un país devastado donde reina el caos y el protagonista, llevado por su sentido del honor, es presa fácil de los integristas . Sobrecoge el punto de vista de esta novela contada desde el lado iraquí. Una narración estremecedora del trauma que supone una guerra absurda y los cambios que produce... en las personas. Un relato donde no hay buenos ni malos, mas bien, odios, ira y miedo. Me ha gustado.
Gracias, Mari Dolores, todos los que conocemos a Khadra sabemos que nadie como él para narrar el horror.

Si nuestra opinión no os ha convencido, tal vez un fragmento de la novela, lo hará:

"Amanecía sobre el siniestro.
De la sala devastada subían hacia el cielo, como oraciones consumadas, retazos de humo. El aire estaba cargado de horribles exhalaciones. Los muertos -diecisiete, en su mayoría mujeres y niños- estaban alineados en un ala del jardín, cubiertos con sábanas. Los heridos gemían por doquier, rodeados de enfermeros y de familiares. Las ambulancias habían llegado hacía poco, y los camilleros no sabían por dónde empezar. La confusión había disminuido, pero la febrilidad se acentuaba a medida que se evidenciaba la magnitud de la tragedia. De cuando en cuando, una mujer daba un alarido y se reanudaban los gritos y berridos. Los hombres daban vueltas, alelados, perdidos. Llegaron los primeros vehículos de la policía. Eran iraquíes. Los supervivientes la tomaron de inmediato con su jefe. La situación se agravó, y una lluvia de piedras empezó a lapidar a los polis, que se volvieron a meter en sus coches y se largaron. Regresaron una hora después acompañados por dos camiones de soldados. Un oficial muy corpulento pidió hablar con un representante de la familia Haitem. Alguien le lanzó una piedra. Los soldados dispararon al aire para calmar los ánimos. En ese instante, unos equipos de televisión extranjera desembarcaron en el lugar. Un padre enlutado les enseñó la carnicería gritando: «Mirad, no hay más que mujeres y niños. Celebrábamos una boda. ¿Dónde están los terroristas?». Agarró a un cámara por el brazo para enseñarle los cuerpos que yacían sobre el césped, y prosiguió: «Los terroristas son los cerdos que nos han lanzado el misil…»." Página 18.

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