domingo, 3 de diciembre de 2017

LA BROMA


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Hanne Wilhelmsen, subinspectora de homicidios en la jefatura de policía de Oslo (Noruega).

Así, a trompicones, voy leyendo las novelas de Anne Holt, protagonizadas por la inspectora Hanne Wilhelmsen. No me cansaré de insistir en que las editoriales españolas "se han labrado su tumba" con estos saltos y estas ediciones desordenadas de novelas que "deben" leerse en orden.
Esta corresponde cronológicamente a la 5ª entrega de la serie Wilhelmsen (pero yo ya he leído la 9ª entrega.....mientras que la 6ª y 7ª todavía no se han publicado en castellano; por tanto, sé más de la protagonista de lo que sabía la escritora cuando comenzó la serie......en fin¡¡
Me ha gustado volver a leer a Holt en una novela de crímenes e investigación contra-reloj, con alguna complicación más.....pero, fundamentalmente una novela policíaca y eso, a veces, es de agradecer.
Espero las "entregas" que me faltan para cerrar el círculo

Sinopsis (Ed. Reservoir Books)
Hanne Wilhelmsen nació en 1960. O una fecha cercana. Resulta bastante difícil saber algo con certeza acerca de la discapacitada de mediana edad que vive ahora en la lujosa zona oeste de Oslo, en un exilio interior autoimpuesto.
Cuando el lector conoció a Hanne Wilhelmsen, a principios de los años noventa, era una atractiva mujer de treinta y tantos que, a pesar de sus reticencias, gozaba de cierta popularidad entre sus colegas. Sus notables habilidades deductivas y su intuición, así como su elegante capacidad para forzar al máximo las normas y reglas sin infringirlas, hicieron de ella la mujer policía más respetada y admirada del cuerpo de policía de Oslo.
La investigadora huye de la ciudad. Escapa de la pena y el dolor, y se ve obligada a enfrentarse a la persona solitaria que es en realidad. Viaja a Italia, donde se aloja en un monasterio de ambiente espartano y contemplativo donde permanece varios meses. Nadie en Noruega conoce su paradero ni tiene noticias suyas.
Esta es la historia crucial de Hanne Wilhelmsen, en la que se despliega una conspiración espectacular. Todo comienza con un brutal asesinato en la residencia de un importante abogado. Wilhelmsen se involucra en la investigación, que la llevará a un siniestro círculo pedófilo. Al mismo tiempo, su vida personal se verá salvajemente alterada cuando su compañera de toda la vida, Cecilie, afronte la muerte...
Esta quinta entrega de «Hanne Wilhelmsen» es la novela más compleja de la serie, en la que se despliega una de las conspiraciones más espectaculares.

La broma (fragmento)

PRIMERA PARTE

1

La certeza de que solo le quedaban unos segundos de vida hizo que por fin cerrara los ojos al agua salada. Al lanzarse desde el altísimo arco del puente había tenido miedo, pero cuando impactó sobre el fiordo tras atravesar el aire, no sintió dolor. Probablemente se había roto los dos brazos. Sus manos, dobladas en un ángulo extraño, desprendían una luz blancuzca. Intentó dar unas pocas brazadas, en contra de su voluntad. Era inútil. Sus brazos no servían para nada en la intensa corriente. Aun así, no sintió ningún dolor. Casi al contrario. El agua le rodeaba con una calidez sorprendente. La atracción del abismo le daba sueño.
El anorak se mecía a su alrededor; un globo oscuro y fofo contra un mar más oscuro aún. Su cabeza subía y bajaba como una boya abandonada, y dejó de mover las piernas.
Lo último que pensó fue que era posible respirar debajo del agua. Ni siquiera resultaba desagradable.

2

Hasta hacía poco la mujer había tenido el cabello rubio ceniza. Ahora era imposible verlo. La cabeza estaba separada del cuerpo y su media melena se había enredado en los tendones de su cuello cercenado. También tenía la nuca aplastada. Los ojos, muy abiertos, observaban con aire sorprendido a Hanne Wilhelmsen, como si la comisaria fuera una invitada del todo inesperada.
Aún ardía fuego en la chimenea. Pequeñas llamas lamían el muro ennegrecido, y su luz no llegaba muy lejos. La electricidad estaba cortada y la oscuridad se pegaba a los cristales como un espectador curioso. Hanne Wilhelmsen reprimió el deseo de añadir más leña al fuego y encendió una linterna. El haz de luz pasó sobre el cadáver. Aunque la cabeza estaba separada del cuerpo, la distancia entre ambos era tan escasa que indicaba que cuando la habían degollado la mujer estaba tumbada en el suelo.
—Una pena esa piel de oso polar —murmuró el inspector Erik Henriksen.
Hanne Wilhelmsen hizo bailar el haz de luz por toda la habitación.

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