jueves, 7 de diciembre de 2017

ROSY & JOHN


Tercera entrega de la serie de novelas protagonizadas por Camille Verhoeven,  comandante de la Brigada Criminal de la Policía de París.

Un nuevo caso del Comandante Verhoeven, diferente a los anteriores, más corto, menos sangriento pero con una tensión psicológica intensa e interesante.
Nuestro Camille está "despertando" de nuevo, atentos al siguiente volumen, porque algo me dice que esta historia es de transición.
Lemaitre siempre es un placer¡¡¡

Sinopsis (Ed. Alfaguara)
Después de Irène y Alex, llega la tercera entrega de la serie del comisario Camille Verhoeben, por el autor ganador de un premio Goncourt, de dos Dagger Awards, del Premio de Novela Negra Europea y del Permio Best Novel Valencia Negra, con más de medio millón de lectores.
El dilema del comandante Camille Verhoeben.
Jean Garnier es un joven solitario que lo ha perdido todo: su trabajo, tras la muerte misteriosa de su jefe; su novia, en un extraño accidente, y Rosie, su madre y principal apoyo, que ha sido encarcelada. Para dar rienda suelta a su dolor, planea hacer explotar siete obuses, uno por día, en distintos puntos de la geografía francesa.
Después del primer estallido se entrega a la policía. Su única condición para evitar la catástrofe es la liberación de su madre. El comisario Verhoeben se encuentra ante un gran dilema: ¿es Jean un lunático con delirios de grandeza o una verdadera amenaza para todo el país?

Rosy & John (fragmento)

17.00 h
El encuentro fortuito que da un vuelco completo a tu vida, la placa de hielo traicionera, la respuesta que se pronuncia sin pensar… Las cosas decisivas ocurren en menos de una décima de segundo.
Por ejemplo, ese chiquillo de ocho años. Si da un simple paso en falso puede cambiarlo todo, irreversiblemente. Su madre fue a que le echaran las cartas, y le predijeron que sería viuda antes de que terminase el año. Se lo contó a su hijo entre lágrimas, con los puños contra el pecho, la voz entrecortada por los sollozos. Necesitaba hablarlo con alguien, ¿entiendes? Pero él nunca había sido capaz de imaginar siquiera la muerte de su padre, que le parecía indestructible. Y ahora vive atemorizado. Es que hay cada madre… La suya tiene treinta años, pero la madurez de una adolescente. Hace tiempo que olvidó aquella predicción (aparte de un poco inconsciente, es bastante olvidadiza, y pasa de un pensamiento a otro con una velocidad pasmosa). Evidentemente, para su hijo es harina de otro costal. Su imaginario quedó marcado por completo por esa historia de brujas, de la que no habla con nadie a pesar de que le desata numerosas pesadillas. Algunos días, la idea de la muerte de su padre le invade hasta el punto de ponerle enfermo, para después desaparecer durante semanas como por arte de magia. Pero al regresar lo hace con una fuerza redoblada, provoca que le flaqueen las piernas, literalmente, y tiene que apoyarse en algún sitio, o sentarse.

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