jueves, 7 de diciembre de 2017

POLICÍA


Décima entrega de la serie de novelas protagonizadas por Harry Hole, policía en Oslo (Noruega).

No sé como relatar cuanto me ha gustado Policía sin desvelar ni un ápice de la apasionante trama que Jo Nesbø ha "tejido" en torno a la figura de Harry Hole.
Puedo decir que he leído sin descanso, me he sobresaltado, me he emocionado, he padecido insomnio y me he dormido en el trabajo.....
Es una de las mejores de la larga historia de Hole, comparable a Petirrojo (una de mis favoritas) y con un final.....¡¡¡¡

Sinopsis (Ed. Reservoir Books)
La décima novela de la serie de los thrillers más bestias del momento desvela qué ocurrió con el protagonista tras el traumático clímax de Fantasma, el libro anterior.
¿Ha vuelto Harry Hole?
LA POLICÍA NECESITA URGENTEMENTE A HARRY HOLE
Un asesino patrulla las calles de Oslo. Están muriendo agentes de policía. Los matan en los mismos lugares donde se cometieron crímenes que ellos no pudieron resolver. Son ejecuciones extremadamente precisas. La alarma mediática roza la histeria.
PERO ESTA VEZ HARRY NO PUEDE AYUDAR A NADIE
Durante muchos años, el detective Harry Hole ha liderado las grandes investigaciones de homicidios en Oslo. Su empeño e intuición han salvado decenas de vidas. Sin embargo, ahora que un temible peligro acecha incluso a su círculo más íntimo, Harry quizá no pueda protegerles.
Y TAMPOCO A SÍ MISMO
Las novelas de Jo Nesbø han sido traducidas a más de 40 lenguas y llevan vendidos más de 25 millones de ejemplares en todo el mundo.

Policía (fragmento)

Prólogo

Dormía allí dentro, detrás de la puerta.
El interior de la rinconera olía a madera vieja, a restos de pólvora y lubricante para armas. Cuando el sol iluminó la habitación a través de la ventana, se materializó en el agujero de la cerradura del armario una luz con forma de reloj de arena; y, cuando el sol alcanzó el ángulo exacto, le arrancó un débil destello a la pistola que había en el estante, en medio del armario.
La pistola era una Odessa rusa, una copia de la más conocida Stetchin.
Aquella arma había llevado una existencia errabunda, había viajado con los kulakí de Lituania hasta Siberia, se había desplazado entre los distintos cuarteles generales de los urki en el sur de Siberia, había sido propiedad de un atamán, de un líder cosaco, al que había matado la policía con la Odessa en ristre, antes de ir a parar a las manos de un director de prisiones de Tagil, que era coleccionista de armas. Al final, aquella pistola tan fea y llena de aristas llegó a Noruega con Rudolf Asáiev que, antes de desaparecer, y gracias al opioide llamado «violín», parecido a la heroína, monopolizó el mercado de estupefacientes de Oslo. La misma ciudad en la que el arma se encontraba ahora, y más en concreto, en la calle Holmenkollveien, en la casa de Rakel Fauke. La Odessa tenía un cargador para veinte balas del calibre Makarov 9 × 18 mm, y con ella se podían efectuar tanto disparos aislados como ráfagas. Le quedaban doce balas en el cargador.


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