miércoles, 23 de agosto de 2017

EL ECO NEGRO


Primera novela de la serie protagonizada por Harry Bosch

Cuando una tiene buenos amig@s lectores debe, siempre, hacerles caso.
Hasta ahora sólo había leído una novela de Michael Connelly, Deuda de sangre, y no protagonizada por Harry Bosch.
Esta semana lluviosa, llena de tardes grises de tormenta he leído y disfrutado de El Eco Negro, presentación literaria del magnífico y solitario Hyeronimus Bosch.
Gracias amig@s¡¡¡
No será la única ni la última novela de Connelly que lea.

El eco negro (fragmento)

Primera parte

Domingo, 20 de mayo

"En aquella oscuridad el chico no veía nada, pero tampoco le hacía falta. La experiencia acumulada le decía que iba bien. Nada de gestos bruscos; el truco era deslizar el brazo con suavidad y girar la muñeca lentamente para mantener la bolita en movimiento. Sin chorretones; perfecto.
El silbido del aerosol y la rotación de la bola le producían una sensación reconfortante. El olor de pintura le recordó el calcetín que tenía en el bolsillo y le hizo pensar en colocarse un poco. «Quizá más tarde», se dijo. No quería detenerse antes de haber terminado la línea de un solo trazo.
No obstante, se detuvo. Había oído el ruido de un motor pero, al levantar la cabeza, las únicas luces que vio fueron el reflejo plateado de la luna sobre el embalse y la pálida bombilla de la caseta de turbinas que había en el centro de la presa.
Sin embargo, sus oídos no le engañaban: no cabía duda de que se aproximaba un vehículo. Al chico le pareció que era un camión e incluso creyó oír el crujido de las ruedas sobre el camino de grava que circundaba el embalse. El crujido era cada vez más fuerte; alguien se estaba acercando casi a las tres de la madrugada. ¿Por qué? El chico se puso en pie y arrojó el aerosol en dirección al agua, pero éste voló por encima de la verja y acabó aterrizando entre las matas de la orilla. Se había quedado corto. A continuación se sacó el calcetín del bolsillo y decidió inhalar un poco para infundirse valor. Hundió la nariz en él y respiró hondo los gases de pintura. Aquello lo aturdió un instante, haciéndole parpadear y tambalearse. Finalmente se deshizo también del calcetín."

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