sábado, 26 de agosto de 2017

LA ISLA BAJO EL MAR


RESEÑADA por losrelatosdepatri para LIBROS,  el 13 de Noviembre de 2013.
Terminado "La isla bajo el mar" de Isabel Allende. Hacía muchos años que no leía una novela de Isabel Allende, y me ha gustado volver a leerla. Esta novela me apetecía porque me parecía diferente a otras de la autora y no me ha decepcionado, aunque es cierto que en algún momento se me ha hecho un poco larga y pesada, en el medio de la novela, pero en general me ha gustado.
La historia de Zarité, una esclava en Saint-Domingue (Haití), por medio de la cual conocemos la vida de los esclavos en esta colonia francesa y su posterior revolución, y la vida en Nueva Orleáns, una ciudad que me parece fascinante. Como suele ocurrir en las novelas de Isabel Allende, a través de la novela desfilan varios e interesantes personajes femeninos, aunque también hay varios personajes masculinos llenos de bondad y coraje.
La recomiendo sobre todo a quienes tengan ganas de conocer más sobre la época de la esclavitud, muy bien ambientada.

La isla bajo el mar (fragmento)

"En mis cuarenta años, yo, Zarité Sedella, he tenido mejor suerte que otras esclavas. Voy a vivir largamente y mi vejez será contenta porque mi estrella -mi z´etoile- brilla también cuando la noche está nublada. Conozco el gusto de estar con el hombre escogido por mi corazón cuando sus manos grandes me despiertan la piel. He tenido cuatro hijos y un nieto, y los que están vivos son libres. Mi primer recuerdo de felicidad, cuando era una mocosa huesuda y desgreñada, es moverme al son de los tambores, y ésa es también mi más reciente felicidad, porque anoche estuve en la plaza del Congo bailando y bailando, sin pensamientos en la cabeza, y hoy mi cuerpo está caliente y cansado. La música es un viento que se lleva los años, los recuerdos y el temor, ese animal agazapado que tengo adentro. Con los tambores desaparece la Zarité de todos los días y vuelvo a ser la niña que danzaba cuando apenas sabía caminar. Golpeo el suelo con las plantas de los pies y la vida me sube por las piernas, me recorre el esqueleto, se apodera de mí, me quita la desazón y me endulza la memoria. El mundo se estremece. El ritmo nace en la isla bajo el mar, sacude la tierra, me atraviesa como un relámpago y se va al cielo llevándose mis pesares para que Papa Bondye los mastique, se los trague y me deje limpia y contenta. Los tambores vencen el miedo. Los tambores son la herencia de mi madre, la fuerza de Guinea que está en mi sangre. Nadie puede conmigo entonces, me vuelvo arrolladora como Erzuli, loa del amor, y más veloz que un látigo. Castañean las conchas de mis tobillos y muñecas, preguntan las calabazas, contestan los tambores Djembes con su voz de bosque y los timbales con su voz de metal, invitan a los Djun Djuns ,que saben hablar y ronca el gran Maman cuando lo golpean para llamar a las loas. Los tambores son sagrados, a través de ellos hablan las loas."

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