miércoles, 23 de agosto de 2017

MI VIDA QUERIDA



Termino, con pesar, el último libro publicado por Alice Munro, un libro de relatos magníficos, un tesoro para releer en cualquier momento.
10 relatos y un compendio final de cuatro historias que la propia autora define como «lo primero y lo último —y lo más íntimo— de cuanto tengo que decir sobre mi propia vida».
Los relatos de Alice Munro cuentan historias corrientes de gente corriente con una vida corriente que en un instante se transforma en extraordinaria; son, en el fondo, relatos de amor, de pérdida, de sentimientos universales fácilmente reconocibles en cualquier lugar aunque en su mayor parte transcurren en zonas rurales de Canadá.
Mis favoritos Corrie, Dolly, Admunsen y, por supuesto, el compendio final autobiográfico titulado Finale.
Seguramente no le darán el Premio Nobel de Literatura pero lo merece¡¡¡


Esta reseña fue escrita en Octubre de 2013 y, finalmente si concedieron el Premio Nobel de Literatura 2013 a esta gran escritora.

Esta es la opinión de nuestra querida amiga Patri:

RESEÑADA por losrelatosdepatri para LIBROS el 31 de Diciembre de 2013.
Terminado "Mi vida querida" de Alice Munro. Es el primer libro que leo de esta autora y me ha gustado mucho. Su forma de escribir es minuciosa y certera. Sus relatos aparentemente rutinarios esconden historias sorprendentes, las mujeres que pueblan sus historias son especiales. En todos los relatos las mujeres tienen un gran protagonismo, a... veces la historia está contada desde su punto de vista, otras la protagonista es una niña, a veces la historia la cuenta un hombre. Caso aparte son los últimos cuatro relatos, que más bien son historias basadas en la propia vida de la autora y en las que nos muestra algunas pinceladas de su vida durante su infancia. Quiero repetir con esta autora, puesto que me ha gustado mucho su forma de escribir y sus relatos.

Mi vida querida (fragmento)

"Llegar a Japón

En cuanto le subió la maleta al compartimento, Peter pareció ansioso por quitarse del paso. No es que estuviera impaciente por irse, dijo que solo le preocupaba que el tren se pusiera en marcha. Se quedó en el andén mirando hacia la ventanilla, despidiéndose con la mano. Saludaba, sonriendo. A Katy la miraba con una sonrisa franca, resplandeciente, inequívoca, como si creyera que la niña siempre sería un prodigio para él, y él para ella. A su mujer, en cambio, le sonreía con optimismo y confianza, pero con cierta determinación. Algo que no era fácil expresar con palabras, que nunca lo sería. Si Greta lo hubiera mencionado, Peter le habría dicho: no digas tonterías. Y ella le habría dado la razón, pues no le parecía natural que personas que se veían a diario, a todas horas, tuvieran que andarse con explicaciones de ninguna clase.
Cuando Peter era un niño de pecho, su madre cruzó con él en los brazos unas montañas cuyo nombre Greta olvidaba siempre, para huir de la Checoslovaquia soviética a la Europa occidental. Iban con más gente, claro está. El padre de Peter tenía intención de acompañarlos, pero lo mandaron a un sanatorio justo antes de emprender aquel viaje clandestino. Debía seguirlos en cuanto le fuera posible. Sin embargo, murió antes de poder intentarlo. "

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