martes, 22 de agosto de 2017

EL FIN DE SEMANA


Hace tiempo que este autor me cautivó con su novela El lector, pero desde entonces no había leído ninguna otra novela suya.
Este fin de semana he leído El fin de semana, una historia de como las decisiones que tomamos cambian nuestra vida.
Una historia de terrorismo, de amistad, de cambios, de amor, de vidas rotas y de perdón.
Me ha gustado muchísimo¡

El fin de semana (fragmento)

Viernes

1Llegó poco antes de las siete. Había pensado que a una hora tan temprana circularía más deprisa y llegaría antes, pero, al irse encontrando una obra tras otra, se puso nerviosa. ¿Acabaría él saliendo por la puerta, buscándola en vano con la mirada y teniendo que enfrentarse, lo primero de todo, a la desilusión y al desaliento? En el retrovisor estaba saliendo el sol. Hubiera preferido tenerlo de frente y no de espaldas, aunque así la habría deslumbrado.
Aparcó donde aparcaba siempre y recorrió el breve trecho que quedaba hasta la puerta tan despacio como siempre. Barrió de su cabeza todo lo relacionado con su propia vida e hizo sitio para él, aunque lo cierto es que él tenía siempre un sitio fijo en su cabeza. No pasaba una sola hora sin que se preguntara qué estaría haciendo en aquel momento o cómo le estaría yendo. Y cuando se encontraban, para ella sólo existía él. Ahora que su vida ya no iba a seguir anclada en un punto sino que volvería a ponerse en movimiento, necesitaba que ella le prestara toda su atención.
El viejo edificio de piedra arenisca estaba bañado por el sol. Una vez más le impresionó que una construcción que servía para un propósito tan feo pudiera ser tan hermosa: el muro con la parra virgen –verde prado o verde bosque en primavera y verano; amarillo y rojo en otoño–, las torrecillas en las esquinas y la torre grande en medio, con unas ventanas que recordaban las de las iglesias, y aquella pesada puerta que resultaba hostil como si su objetivo no fuese mantener encerrados a sus moradores sino ahuyentar a los enemigos. Miró el reloj. A los de dentro les gustaba hacer esperar a la gente. Varias veces le había ocurrido que, tras solicitar en vano una visita de dos horas y una vez transcurrida la hora concedida, no habían acudido a buscarla a tiempo y se había quedado sentada a su lado media hora o tres cuartos más, sin estar ya realmente con él.

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