martes, 22 de agosto de 2017

MUERTE EN PRIMERA CLASE


Sexta entrega de la serie protagonizada por la juez Mariana de Marco.

Este personaje creado por Guelbenzu es un cruce entre pija insatisfecha y tonta perdida con cargo de juez, o sea, un peligro total. Las tramas ideadas por el ¿escritor? son inconsistentes, banales, casuales e increíbles. Los personajes estereotipados, mal construidos y con actitudes absolutamente irreales.
Los diálogos imposibles, las reflexiones del propio escritor, en boca de sus personajes, "viejunas", por decirlo suavemente.

Imagínense Muerte en el Nilo escrita por un aficionado y extendiéndose a lo largo de casi 400 páginas.....pues eso¡¡¡
Parece que tengo suerte "una sí, una no" pero bueno, como dicen,  hay que besar muchos sapos para encontrar al príncipe¡¡¡
Este es un sapo, en toda regla¡¡¡

Sinopsis (Ed. Destino)
Julia Cruz, íntima amiga de la juez Mariana de Marco, recibe una invitación para asistir a un crucero de lujo por el Nilo, uno de esos viajes que tienen como principal objetivo que personas influyentes se relacionen entre ellas. Mariana trata de rehacerse tras la profunda conmoción sufrida después de una aventura que ha herido su dignidad y maltratado su corazón, y Julia decide que un crucero es justo lo que necesita su amiga.
El grupo de invitados al viaje parece orbitar en torno a una figura central, una mujer de unos sesenta años llamada Carmen Montesquinza, cuya elegancia natural y firmeza de carácter le otorgan una distinción que enseguida llamará la atención de la perspicaz Mariana, que comenzará a observar con expectación los movimientos alrededor de la dama.
Sin embargo, después de una velada memorable en la que una joven del grupo protagoniza un escandaloso y provocador número de baile, Carmen desaparece, sin motivo aparente, y, a pesar de la insistencia de Julia, Mariana de Marco se sentirá incapaz de desmarcarse del asunto y emprenderá una investigación en solitario que sacará a la luz una oscura trama familiar y financiera.

Muerte en primera clase (fragmento)

"-¿Por qué será que les gustas tanto a los criminales? - dijo Julia Cruz nada más soltar su maleta sobre la acera, a la puerta del hotel Cairo Crown. Aún no había amanecido y el tráfico era escaso. Al otro lado de la avenida se adivinaba la p.resencia del Nilo, que tampoco habían conseguido apreciar más que a la luz de las farolas de la calle, pues cuando llegaron al hotel era de noche lo mismo que ahora. El río se manifestaba como una masa oscura e imponente, apenas punteada por cambiantes destellos lumínicos, que se extendía más allá de la baranda de piedra que bordeaba el paseo ajardinado de la orilla, al otro lado de la calzada.
Mariana la miró, perpleja.
-¿A cuento de qué viene eso?
-No sé. Estaba pensando - dijo Julia.
-¿Pensando? ¿En qué estabas pensando?
-Eso me pregunto yo - concluyó Julia, como abstraída.
Aguardaban, junto con otros viajeros, el autobús que habría de llevarlas al aeropuerto de nuevo para embarcar en un vuelo regular a Luxor. Ambas habían dormido apenas cuatro o cinco horas a pesar del cansancio del viaje, después de luchar con denuedo para conseguir una cena con la cocina del restaurante y el bar, cerrados, y bajo los efectos de la frustración por llegar tan tarde cuando pudieron haber tomado un vuelo que las hubiese dejado en El Cairo a la hora del café. Estaban destempladas por el frío de la madrugada y el desconcierto del sueño interrumpido."

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