Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Will Trent, agente especial del DIG, la policía estatal de Georgia.
Una serie que puede dar mucho juego....un trío de protagonistas que no solo tienen problemas, sino muchos problemas....
Violencia controlada, lo cual es de agradecer ya que la serie anterior de Slaughter llegó a ser un "poco repugnante" y sobre todo acción trepidante y entretenimiento garantizado.
Sara Linton, Will Trent y Faith Mitchell, atacan de nuevo y esto no quedará así....¡¡¡
En el siguiente enlace información sobre la novela:
http:// www.rocaeditorial.com/es/ catalogo/sellos/ roca-editorial-5/ palabras-rotas-1521.htm
Violencia controlada, lo cual es de agradecer ya que la serie anterior de Slaughter llegó a ser un "poco repugnante" y sobre todo acción trepidante y entretenimiento garantizado.
Sara Linton, Will Trent y Faith Mitchell, atacan de nuevo y esto no quedará así....¡¡¡
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Sinopsis (Ed. Roca)
Cuando aparece el cuerpo de una joven bajo las aguas congeladas del lago Grant, una nota que se encuentra bajo una piedra en las proximidades apunta a que se trata de un suicidio. Pero en muy poco tiempo, esta hipótesis da paso a otra mucho más posible: un brutal asesinato a sangre fría.
La médico del condado de Grant, Sara Linton, se encuentra envuelta en el caso casi sin quererlo. El principal sospechoso pide con desesperación reunirse con ella, pero cuando Sara llega a la comisaría de policía, se encuentra con que el sospechoso está muerto en su celda, y las palabras «no he sido yo» están escritas en las paredes. Poco después, el agente especial Will Trent regresa apresuradamente de sus vacaciones para investigar el caso tras la llamada de Sara, pero no contaba con topar con una pared de silencio. Y la única persona que podría ayudar a aclarar lo que realmente sucedió está muerta.
Palabras rotas (fragmento)
Prólogo
Allison Spooner quería marcharse de la ciudad durante las vacaciones, pero no sabía adónde ir. Por otro lado, no tenía razón alguna para quedarse, pero, eso sí, al menos resultaba más barato. Al menos disponía de un techo donde cobijarse. Al menos la calefacción de su diminuto y destartalado apartamento funcionaba de vez en cuando. Al menos en el trabajo podía tomar una comida caliente. Al menos, al menos, al menos… ¿Por qué su vida consistía siempre en conformarse con lo menos? ¿Cuándo tendría de más?
El viento arreciaba con fuerza. Apretó los puños dentro de los bolsillos de su fina chaqueta. No es que lloviese con mucha intensidad, pero la bruma provocaba una humedad fría, como si se adentrase en el hocico de un perro. El aire frío que provenía del lago Grant lo hacía todo aún más desagradable. Cada vez que la brisa se levantaba sentía como si una cuchilla diminuta y roma le atravesase la piel. Se suponía que aquello era el sur de Georgia, no el jodido Polo Sur.
Mientras caminaba a duras penas por la orilla bordeada de árboles parecía como si cada ola que lamía el barro hiciese descender la temperatura un grado más. Se preguntó si los zapatos tan finos que llevaba la protegerían lo suficiente como para que no se le congelasen los dedos.
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