martes, 2 de enero de 2018

UN CADÁVER EN PORT DU BÉLON


Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en la localidad bretona de Concarneau (Francia).

Siguiendo mi particular método de alternar policiaca y no-policiaca, continuo con la serie protagonizada por Georges Dupin, y casi estoy terminando con lo publicado....
Me gusta Dupin porque es reflexivo e impulsivo, buen comedor y maniático, cafetero compulsivo y degustador de croissants, amante del mar y miedoso en los barcos, aficionado al entrecot con patatas fritas y gourmet del marisco..... ...en fin, que podría ser gallego¡¡¡¡
Las novelas de Bannalec ejercen una especial atracción en mi, describe Bretaña con tanta perfección y poesía que me parece estar en ella o será que se parece tanto a Galicia que de verdad estoy allí????
Los personajes secundarios no roban protagonismo a Dupin, pero están bien definidos y aportan "movilidad" a las tramas que no brillan por su complicación sino que están al servicio de una forma de ser, una forma de vivir¡
En esta cuarta entrega el pasado vuelve para vengarse en una localidad famosa por sus ostras, como complemento, una lección magistral sobre la cría de ostras y sus principales variedades, lástima que se hayan olvidado de las ostras gallegas, pero ya se sabe que los franceses son muy suyos.....¡
Recomiendo la serie para un verano diferente¡

Sinopsis (Ed. Grijalbo)
Un cadáver que aparece y desaparece, leyendas celtas, ostras y vino blanco.
Un cadáver en Port du Bélon es el nuevo caso del comisario Dupin, el protagonista de la serie de novela policíaca que lleva vendidos más de 2.000.000 de ejemplares.
Ha aparecido un cadáver en Port du Bélon, noticia que el comisario Georges Dupin recibe con preocupación teñida de un cierto alivio porque le salvará del seminario sobre «Técnicas sistémico-sistémicas del interrogatorio en la investigación» al que le han obligado a asistir. Pero cuando Dupin llega a la pequeña localidad bretona, no hay rastro del cuerpo ni indicios de que se haya cometido ningún asesinato. Poco después, sentado en el restaurante donde se sirve el marisco más fresco del mundo, escucha el testimonio, confuso y extraño, de la mujer mayor que alertó a la policía. Y su instinto le dice que ha de creerla.
Todos los veranos sin falta, desde hace cuatro años, el nuevo caso del comisario Dupin se sitúa en el nº 1 de los libros más vendidos en Alemania. ¿Cuál es el secreto de esta serie policiaca que se ha convertido en un fenómeno de ventas?
Sin duda, la mágica combinación de un detective peculiar y algo huraño que, a lo Hércules Poirot, confía más en su olfato y en los interrogatorios poco ortodoxos que en todos los seminarios sobre técnicas psicológicas avanzadas, y un escenario, la Bretaña, donde todavía se celebra la vida en torno a grandes mesas de madera, con buen vino y mejor conversación, y las ostras se comen por prescripción médica.

Un cadáver en Port du Bélon (fragmento)

El primer día

Era el más grande de todos. Gritó con fuerza. Autoritario. Seco. Con la cabeza erguida en actitud arrogante. Dirigía aquel graznido enérgico a un compañero que asomó por detrás de un saliente de roca y que en ese momento se apresuraba hacia él. Hacía frío. La temperatura era de prácticamente cero grados y el aire olía a hielo húmedo.
El comisario Georges Dupin, de la policía de Concarneau, se encontraba delante de él y lo contemplaba con admiración. El ejemplar, de aspecto imponente con tantos aspavientos, medía al menos un metro de altura.
Cabeza negra, ojos marrones de mirada penetrante, cuello negro. Manchas brillantes de color naranja amarillento en el cogote. Pico largo y noble, oscuro en la parte superior y naranja intenso por debajo. Tenía el pecho de color naranja chillón, y el vientre, de un blanco deslumbrante. La espalda, al igual que las aletas, le brillaba en color gris pizarra desde la nuca hasta la cola. Las patas, en cambio, lucían un negro intenso. El pingüino rey era un espectáculo exquisito, majestuoso.

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