jueves, 4 de enero de 2018

CAFÉ AMARGO


Última novela de Simonetta Agnello Hornby que, en su línea habitual, nos relata un retazo de historia italiana a través de una familia, de varias familias sicilianas y, sobre todo, a través de un triángulo amoroso que es una verdadera aproximación a la historia italiana del último siglo "ni contigo ni sin ti...."
De Libia a la Segunda Guerra Mundial, pasando por el nacimiento del fascio, dos familias sicilianas unidas por el matrimonio de Maria y Pietro, sobreviven al mundo que cambia y sobreviven a pesar de sí mismas.
Se mantiene el estilo elegante y claro de la escritora y ese toque especial que hace que sus novelas nos conquistan.
Me ha gustado!!

Sinopsis (Ed. Tusquets)
Un amor clandestino en la Italia convulsa de la primera mitad del siglo XX.
Ojos grandes y almendrados, cabello castaño: la belleza de Maria seduce al joven Pietro Sala (hasta el punto de que la pide en matrimonio aunque ella no tenga dote alguna), y también, de manera más sutil, a Giosuè, el joven al que el padre de Maria ha acogido y que ha sido para ella como un hermano mayor. Maria tiene sólo quince años, Pietro treinta y cuatro; él es unbon vivantque ama los viajes, el juego, las mujeres; ella proviene de una familia socialista de grandes ideales pero magros recursos. Y sin embargo el matrimonio resulta ser feliz: fuera de los muros familiares, Maria descubre la libertad y el derecho al placer. Sin embargo, durante un viaje a Trípoli, con el desierto como cómplice, Maria descubre los soterrados lazos que siempre la han atado a Giosuè. Comienza así una historia de amor que durará más de veinte años, llena de encuentros clandestinos, de separaciones, de amargas consecuencias familiares, hasta que ambos encuentren una nueva paz…después de una sangrienta guerra.
Desde los «fasci» sicilianos hasta el ascenso del fascismo y la segunda guerra mundial, la autora sigue las andanzas y vicisitudes de la protagonista, convirtiendo su vida poco convencional en un fragmento decisivo de la historia de Sicilia y de Italia.


Café amargo (fragmento)

1
Un enamoramiento de otros tiempos

Alto y reluciente como el carro de Santa Rosalia, el Isotta Fraschini subía retumbando por via Grande, una calle que cruzaba serpenteando el pueblo de Camagni. Debajo de la capota de lona impermeable, Pietro Sala iba al volante —gorra de cuero negro, gruesa chaqueta turquesa, anteojos y bufanda— con Leonardo a su lado, él también con gorra, anteojos y sobretodo gris cruzado. En cada curva, el automóvil parecía rozar los muros de las casas: detrás de las contraventanas, muchos ojos atónitos.

Vía Grande se había quedado vacía. Las mulas de carga con provisiones y mercancías a lomos habían sido atadas a toda prisa en las anillas de las escaleras que cortaban la calle. Como hormigas enloquecidas, la gente, las carretillas, las calesas y las carrozas habían buscado refugio. Los zaguanes nobles estaban abarrotados de extraños, al igual que el interior y los umbrales de las tiendas, las putìe; los carreteros habían acercado los carros a los muros y habían echado una manta sobre la cabeza de las mulas. De vez en cuando resonaban rebuznos aislados y gritos de algún memo. Los perros estaban alerta. Las escaleras exteriores de las casas y las escalinatas de las iglesias se habían transformado en palcos y refugios.
Al paso del vehículo, accionado por una energía inanimada, los alumnos del Colegio Menor Nacional, apiñados en los balcones del internado, dieron rienda suelta a un aplauso entusiasta. Fue suficiente para que volviera la normalidad. Los perros ladraban. La gente se echaba a la calle, curiosa. Los chicos seguían al automóvil despreocupados del humo que les abrasaba los ojos y la garganta. Cu sunnu i forasteri? Cu c’i purta? Unni vannu? ¿Quiénes son esos forasteros? ¿Quién conduce? ¿Adónde van? ¿Qué clase de máquina es ésa? En la última curva, el Isotta Fraschini aminoró la marcha; después volvió a acelerar hasta que llegó a la placita a la que daba el barroco palacio Tummia.


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