lunes, 1 de enero de 2018

CÍRCULOS CERRADOS


Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por el  inspector de policía de Nacka, Thomas Andreasson y su amiga la abogada Nora Linde residente en la Isla de Sandham, integradas en la llama Serie Sandhamn (Suecia)


Para una tarde gris de fin de semana, nada como una novela intrascendente que no te "rompa" mucho la cabeza.....
Fiel a su peculiar estilo editorial Maeva edita ahora la segunda novela de la Serie Sandhamn, tras haber publicado previamente la primera, la tercera y la cuarta.....!
No importa, la "literatura" de Sten es comparable a esos seriales, radiofónicos o televisivos, en los que aunque te pierdas 50 capítulos, enseguida te pones al día...
Thomas Andreasson es policía, triste, desorganizado y, sobre todo, indeciso....Nora Linde es abogada, trabaja en un banco (aunque realmente no sé cuando trabaja) pero dedica la mayor parte de su tiempo a perder el tiempo y a discutir con su marido.....
Poco más puedo contar, tramas previsibles, personajes que parecen ocultar algo que cualquier lector descubre enseguida y toooodo muuuuy trillado!

Sinopsis (Ed. Maeva)
Los círculos selectos también esconden terribles secretos. Segunda entrega de una serie negra de éxito internacional.
Como cada mes de julio, la famosa regata del archipiélago de Estocolmo está a punto de empezar. Hay especial expectación ante quién será el ganador en esta edición. El nuevo yate de lujo del rico abogado y miembro del prestigioso Real Club de Vela, Oscar Julander, es el que cuenta con las mejores posibilidades. De repente, esta embarcación amaina la marcha y su capitán cae abatido de un disparo ante la estupefacta mirada de la multitud. Lo que a primera vista parece un desafortunado accidente, pronto se revela como el resultado de un juego sucio.
El detective Thomas Andreasson se alía nuevamente con Nora Linde, abogada local y amiga, para investigar el suceso.

Círculos cerrados (fragmento)


1
Domingo
Una voz femenina continuaba lentamente la cuenta atrás en la calle Dieciséis a través del transceptor. –Diez, nueve, ocho...
El mar era un hervidero de barcos. Los grandes veleros, con velas formidables y cascos relucientes, se concentraban en la línea de salida a un par de millas de la isla de Sandhamn. Fuera de la zona de salida, los espectadores maniobraban con sus barcos para conseguir la mejor posición. Con los prismáticos en la mano, seguían impacientes el espectáculo que se desarrollaba delante de sus ojos.
El barco que daba el pistoletazo de salida, un buque dragaminas prestado por la Marina, se encontraba a estribor de la línea de salida. Las grandes velas se desplegaban como globos para aprovechar la débil brisa al máximo.
Las perspectivas de una regata emocionante eran perfectas.
La voz continuó su cuenta atrás para anunciar la salida.
–Siete, seis...
Los veleros que participaban en la regata maniobraban hábilmente para tomar posición. Era un milagro que no chocaran. A veces, los separaban solo unos decímetros en su lucha por conseguir el mejor sitio, lo más cerca posible de la bandera naranja de barlovento.
–Cinco, cuatro...
Cuando faltaran tres segundos, se daría el pistoletazo de salida. El sonido tardaba unos segundos en escucharse.
El vicepresidente primero del Real Club de Vela de Sandhamn, el abogado Oscar Juliander, estaba de pie, con las piernas abiertas y seguro de sí mismo, al timón de su magnífico velero Swan, una elegante belleza bautizada con el nombre de Emerald Gin. Tenía setenta y un pies de eslora y contaba con una tripulación de quince hombres. Lo había comprado por una pequeña fortuna –más de doce millones– en el astillero de Nautors, en Finlandia.

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