viernes, 24 de noviembre de 2017

LUKA Y EL FUEGO DE LA VIDA


RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS, el 12 de Diciembre de 2014.
"El hombre es el animal fabulador, y en las fábulas reside su identidad,su sentido y su esencia vital. ¿Cuenta cuentos la rata? ¿Deja la zarigüeya huella literaria? ¿Ele-fantasea el elefante? Sabes tan bien como yo que no. Solo el Hombre arde en deseos de leer."

Creo que este libro-fábula-juego de niveles, es para todos los que ardemos. Y para todos los que empiezan a querer arder.

Sinopsis (Ed. Random House Mondadori)
Una hermosa noche estrellada en la ciudad de Kahani, en el país de Alifbay, sucede algo terrible: el gran cuentacuentos Rashid Khalifa cae en un sueño tan, tan profundo que nada ni nadie logra despertarlo del sueño eterno, su hijo Luka debe embarcarse en un intrépido viaje por el Mundo Mágico y hacer frente a terribles obstáculos para robar lo único que puede ayudar a su padre: el Fuego de la Vida. Con la ayuda de un perro llamado Oso, un oso llamado Perro, una princesa pelirroja malcriada y su famosa alfombra voladora, Luka tiene que vencer obstáculos imposibles, derrotar a los terribles guardianes del Fuego y burlar al peligroso Napapadie.

Luka y el Fuego de la Vida (fragmento)

1


UN SUCESO ESPANTOSO OCURRIDO EN LA HERMOSA NOCHE ESTRELLADA


Érase una vez en la ciudad de Kahani, en el país de Alif bay, un niño llamado Luka que tenía dos animales, un oso llamado Perro y un perro llamado Oso, con lo que a la voz de «¡Perro!» el oso, erguido sobre las patas traseras, acudía amigablemente con su peculiar balanceo, y al grito de «¡Oso!» el perro brincaba hacia él meneando el rabo. Perro, el oso pardo, podía ser a veces un tanto huraño y quisquilloso, pero era un diestro bailarín, capaz de levantarse sobre las patas traseras y ejecutar con gracia y delicadeza el vals, la polca, la rumba, el wah-watusi y el twist, así como otros bailes de tierras más cercanas, en concreto el atronador bhangra, el vertiginoso ghoomar (para el que lucía una amplia falda con espejuelos), las danzas guerreras conocidas como spaw y thang-ta, y la danza del pavo real, procedente del sur. Oso, el perro, era un labrador de color chocolate, un perro dócil y cordial, aunque a veces un poco nervioso y excitable; absolutamente negado para el baile –tenía, como suele decirse, cuatro patas izquierdas–, compensaba esta torpeza con el don del tono perfecto, y podía, pues, cantar como un poseso, aullando las melodías de las canciones más populares del momento, sin desafinar jamás. Oso, el perro, y Perro, el oso, enseguida fueron para Luka mucho más que animales de compañía. Se convirtieron en sus más estrechos aliados y más leales protectores, tan fieros en su defensa que nadie se habría atrevido a apabullarlo cuando ellos andaban cerca, ni siquiera su tremebundo compañero de clase, Ratachís, cuyo comportamiento tendía al descontrol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario