sábado, 25 de noviembre de 2017

DON DE LENGUAS


Primera entrega de la serie de novelas protagonizadas por la periodista Ana Martí.

Una nueva estrella ha nacido en mi universo negro-literario, Ana Martí, periodista de sociedad devenida en investigadora y cronista de sucesos. Leí la segunda novela de la serie (El gran frío) y me produjo buenas sensaciones, estas se han visto multiplicadas en la primera novela protagonizada por esta mujer intrépida que sobrevive en la España negra-negrísima de los años 50. He disfrutado muchísimo con este Don de Lenguas que retrata de forma impecable una España de la que, todavía, no nos hemos liberado...¡
Muy recomendable, tanto que os dejo un enlace, cortesía de Siruela, por si queréis probar una novela negra que relata algo más que crímenes.
ww.siruela.com/catalogo.php?id_libro=2155

Sinopsis (Ed. Siruela)
«Allí estaba Mariona. Blanca, rubia, carnosa y muerta.»

Barcelona, 1952: quedan pocas semanas para el Congreso Eucarístico, y la consigna oficial es dar una imagen impoluta de la ciudad, pues está en juego la legitimidad internacional del Régimen.
Ana Martí, novata cronista de sociedad de La Vanguardia, encontrará en el encargo de cubrir el asesinato de Mariona Sobrerroca, una conocida viuda de la burguesía, su oportunidad para escribir sobre temas serios. El caso ha sido encomendado al inspector Isidro Castro de la Brigada de Investigación Criminal, un hosco policía de doloroso pasado, que tendrá que aceptar de mala gana que Ana cubra la investigación.
Pero la joven periodista pronto descubrirá nuevas pistas que se apartan de la versión oficial de los hechos y recurre a la ayuda de su prima Beatriz Noguer, una eminente filóloga. Lo que en principio parecía una inofensiva consulta lingüística sobre unas misteriosas cartas encontradas entre los papeles de la difunta se convertirá en el inicio de una serie de revelaciones en las que están implicadas personas muy influyentes de la sociedad barcelonesa…
En medio de un ambiente hostil poblado de funcionarios y políticos corruptos, porteras entrometidas, policías violentos, prostitutas y ladrones de buen corazón, la inteligencia y el arrojo de Ana y los conocimientos lingüísticos y literarios de Beatriz serán sus únicas armas para resolver el caso.

Don de lenguas (fragmento)

Allí estaba Mariona. Blanca, rubia, carnosa y muerta.
Como un hurón enjaulado, Abel Mendoza iba de un lado a otro del monstruoso escritorio levantando pequeñas nubes de polvo al revolver pilas de papeles que no habían sido tocados desde hacía meses. Se volvió hacia los estantes llenos de libros de medicina. Las manos parecían haber cobrado vida propia y se movían enajenadas sacando libros, recogiendo algunos de los caídos al suelo, cerrando los cajones abiertos y abriendo los cerrados.
Finalmente encontró lo que buscaba. En ese momento, con un golpe involuntario del dorso de la mano izquierda, tiró al suelo una calavera de plástico, la mitad de la cual estaba recubierta de músculos y tenía un ojo; la otra, solo tenía los huesos pelados. Las calaveras siempre sonríen, incluso cuando caen al suelo y el impacto hace saltar el globo ocular, que huye dando botecitos como una pelota de ping-pong hacia el cuerpo yaciente.
Levantó la calavera y, a pesar del nerviosismo, o tal vez por ello, no pudo evitar corresponder a su sonrisa. Entonces, el ojo de plástico golpeó el tacón del único zapato que llevaba la muerta. Ese sonido seco y hueco desató el pánico definitivo.
Abel Mendoza abandonó la habitación y salió huyendo por la misma puerta que había abierto con una ganzúa hacía unos minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario