domingo, 27 de agosto de 2017

REBECA



RESEÑADA por losrelatosdepatri para LIBROS, el 29 de Abril de 2013.
Termino "Rebeca" de Daphne Du Maurier.
Me ha encantado, es un libro que engancha hasta al final y que parece contener varios géneros. Cuando comencé la novela parece una historia sencilla de amor, de como una chica humilde conoce a un hombre de dinero y posición y se enamoran. Una vez casados cuando están en Manderley, descubrimos una historia de terror psicológico. Esta es mi parte favorita de la novela, llegué a sentir verdadera angustia, sentía el agobio de la protagonista, y la presencia de Rebeca como si un fantasma se tratara que atormentara a la pobre muchacha, por otro lado la presencia de la señora Danvers, maléfica, venenosa, inquietante,... El ambiente muy oscuro, gótico, cada rincón de la mansión, los jardines, las nieblas,...
Por último, la parte final, más propia de una novela de misterio, o una novela negra, donde se desvelan muchos porqués y se van hilvanando muchas pistas dejadas en la novela. La curiosidad es que el nombre de la novela, "Rebeca", hace alusión a un personaje que no aparece físicamente en la novela, ya que ha fallecido (aunque su influencia es continua en la novela), y, en cambio la voz narrativa de la novela, la mujer que cuenta su historia, es anónima, jamás conocemos su nombre.
Una novela totalmente recomendable, impactante, angustiante y original.

Rebeca (fragmento)

I


"Anoche soñé que había vuelto a Manderley. Me encontraba ante la verja del parque, pero durante algunos momentos no pude entrar. La puerta estaba cerrada con candado y cadena. Llamé en sueños al guarda, pero nadie me contestó, y cuando miré detenidamente a través de los barrotes mohosos de la verja, vi que la caseta estaba abandonada.
No humeaba la chimenea y las ventanucas y sus celosías bostezaban en su abandono. Entonces, como todos los que sueñan, me sentí de repente dotada de una fuerza sobrenatural, y atravesé como un espíritu la barrera que me detenía. Serpenteaba el camino ante mí, retorcido y tortuoso como siempre, pero según avanzaba noté que había cambiado; ahora era estrecho y estaba descuidado, no como yo lo había conocido. Al principio me extrañó y no comprendí lo que había pasado; pero cuando tuve que bajar la cabeza, para no tropezar con una rama que cruzaba el camino, me di cuenta de lo ocurrido. La naturaleza había reconquistado lo que fue suyo y, poquito a poco, con sus métodos arteros e insidiosos, había ido invadiendo el camino, extendiendo por él sus dedos largos y tenaces. El bosque, siempre amenazador, incluso en tiempos pasados, había triunfado al fin. Oscuro y salvaje, llegaba hasta los bordes del camino. Las hayas, de tronco blanco y desnudo, se inclinaban las unas hacia las otras y entrelazaban sus ramas en un extraño abrazo, formando sobre mi cabeza una bóveda como la nave de una iglesia. Vi otros árboles mezclados con las hayas, que no reconocí: robles achaparrados y olmos retorcidos que habían nacido de la tierra silenciosa, junto a las plantas y arbustos disformes de los que tampoco me acordaba."

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