lunes, 28 de agosto de 2017

PROMÉTEME QUE SERÁS DELFÍN


RESEÑADA por Amelia Noguera para LIBROS, el 30 de Abril de 2013.
Una profesora de Primaria aparece asesinada en su aula. Algunas de sus alumnas, amigas desde siempre, intentan evitar la CATÁSTROFE y deciden investigar quién ha sido el culpable. ¿Quién querría ver muerta a Adela? La lista es muy larga pero otro hecho terrible la reduce drásticamente.

A través de su mirada de niñas pero con la aguda intuición de la curiosidad infantil, el lector se adentrará en el mundo de Sofía, su amiga hiperactiva que más odiaba a la profesora. También conocerá por sí misma a su madre, una doctora que vive solo para su hija.

Sin embargo, lo que las amigas descubrirán en su empeño, desearán no haberlo aprendido nunca.

Una historia sobre la inocencia y la amistad, un misterio entre las paredes de un colegio y una crítica a las carencias del sistema. Editorial SUMA

Prométeme que serás delfín (fragmento)

Capítulo 1. Roscas de anís desde el 2033

"Soy de la generación que creció viendo a solas dibujos animados en los que las horteras princesas habían sido sustituidas por hadas de grandes ojos y minivestidos de diseño que mostraban sus muslos esbeltos como alas de libélula, redondeaban las caderas bajo las cinturitas y dejaban adivinar los senos —demasiado abultados para los once o doce años de sus dueñas—. Esas magas de cabelleras coloreadas con los tonos de la naturaleza luchaban contra el mal mientras entre ellas se hacían perrerías por quedarse con el chico guapo. El relato actual de la Cenicienta de Perrault, pero sin el maldito zapato y con una versión de la madrastra reconvertida en profesora de Lengua.
Sin embargo, ningún dibujo animado me enseñó que la vida era un guiñol; eso lo aprendí con el tiempo, al comprobar que muchas de mis compañeras de colegio terminaron sintiéndose y comportándose a menudo como aquellas muñecas que valían lo que dejaban ver de sus cuerpos y tanto más cuanto más despiadadas se comportaban con sus enemigas en eso del amor. En eso de la vida. Quizá por ello, ahora, cuando a veces sigo volviendo sin remedio a pensar en lo que ocurrió mientras nos iban inoculando en nuestro ser aquello en lo que luego nos convertiríamos cuales crisálidas de piel y uñas, siento una rabia inmensa porque no todas nos escapamos de aspirar a repetir el modelo de esas brujas posmodernas y de toda la demás basura a la que nos expusieron. Ana, Blanca, Sofía y yo sí lo hicimos, en parte al menos, y también otras que, de algún modo, tuvieron más espejos en los que mirarse e irse construyendo, y no solo los que nos ofrecieron los padres que pasaban el tiempo viendo el Sálvame, nuestra profesora Adela, los dibujos, Internet o las películas, y nos enseñaban qué era el mundo."

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