lunes, 28 de agosto de 2017

LINDA, COMO EN EL ASESINATO DE LINDA



RESEÑADA por Amelia Ruíz para LIBROS, el 5 de Mayo de 2013.
Hace un par de años, valoré como una de mis mejores lecturas de novela negra, una trilogía de Leiff GW Person, “El declive del Estado de Bienestar” que básicamente eran novelas de espionaje con el eje central del asesinato de Olov Palme. Sus personajes, dije entonces, se caracterizaban por comportamientos egoístas, cínicos, manipuladores o machistas... y de ellos el más repugnante era el comisario Bäckström.
Pues bien, el autor recupera aquellos personajes y sobre todo a Bäckström en una novela estrictamente policiaca, “Linda, como en el asesinato de Linda”, donde se analiza exhaustivamente una investigación policial, sin héroes ni acción trepidante, pero con verosimilitud, con la lentitud propia de estos hechos, las trabas administrativas, etc., y lo mejor, con mucho sentido del humor. Muy muy recomendable.

El primer caso de Evert Bäckström, un inspector bajito, gordo, primitivo, irascible y ofensivo. O como han dicho algunos, un doctor Gregory House en versión policíaca.
Una magnífica intriga policial. (Editorial SUMA)

Linda, como en el asesinato de Linda (fragmento)

1
"Växjö, la mañana del viernes 4 de julio
Fue la vecina quien encontró a Linda y, con independencia de todo lo demás, era preferible a que la hubiera encontrado su madre. La policía ganó así un montón de tiempo. La madre no pensaba volver del campo hasta el domingo por la noche, y ella y su hija eran las únicas personas que vivían en el piso. Cuanto antes, mejor, al menos para la policía y, sobre todo, tratándose de un asesinato del que aún no tenían ningún sospechoso.
A las ocho y cinco minutos de la mañana recibieron la llamada en el centro provincial de emergencias de la policía de Växjö. Respondió al aviso una patrulla que se hallaba en las inmediaciones. Tan solo tres minutos después, volvían a llamar a la central. Ya habían llegado al sitio, la mujer que había avisado estaba a buen recaudo en el asiento trasero del coche policial y ellos tenían intención de entrar en el piso para comprobar la situación. Un coche policial que, en realidad, tendría que haber estado aparcado en las cocheras de la comisaría a aquellas alturas, ya que era la hora del cambio del turno de noche al turno de día y prácticamente todos los policías que estaban de servicio o bien se encontraban en las duchas, o bien estaban tomando café en la cocina a la espera del sermón matutino y del reparto de tareas."


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