jueves, 31 de agosto de 2017

DOBLE SILENCIO


Séptima entrega de la serie protagonizada por Anders Knutas, comisario  en la policía judicial de Visby, en la isla sueca de Gotland.

Un entretenimiento muy eficaz para estas cortas vacaciones de Semana Santa, Mari Junstedt siempre funciona con sus misterios en Gotland, en esta ocasión Knutas y su vida personal tienen un protagonismo destacado, mientras que Berg y su "melindrosa" esposa Emma quedan en segundo plano (de lo cual me alegro).
El fondo es la Semana Bergman y la forma misterios del pasado y del presente que vuelven y destrozan vidas y carreras. Lo dicho un entretenimiento perfecto para leer al sol primaveral¡¡¡

RESEÑADO por Rossana Cabrera para LIBROS, el 30 de Septiembre de 2014.
Empezar por la séptima u octava entrega de una saga, tiene sus ventajas. No vengo esperando cosas y me dejo llevar por la historia, con lo cual, la pareja de detectives, no fueron los protagonistas para mi, lo fueron los amigos que se van a la isla. Y como ellos fueron los protagonistas, casi me resultó pesado cuando mezclaban la vida personal de la policía con la investigación de un asesinato ¿a qué viene el interés de la crisis de edad de la mujer de Knutas?
Y la pareja de el periodista y su mujer ¿Por qué corno los metió en la historia?
Sólo se explica si en los libros anteriores tuvieron mayor protagonismo y los lectores quedaron enganchados de alguna manera que no puedo imaginarme con la historia entre ellos y necesitaban algún datito para seguir sabiendo. Pero leído este libro suelto ¡sobran!
Pareciera que no, pero sí, me gustó. Se lee en un plis plas y te deja esa sensación de mar helado lamiéndote las piernas.
Cada vez más lejos Suecia como destino turístico para mi

Sinopsis (Ed. Maeva)
Tres parejas de amigos que pasan cada año unos días de vacaciones juntos, se disponen a compartir una semana en el agreste e idílico paisaje de la isla de Fårö, donde se celebra un festival en homenaje a Ingmar Bergman. El famoso director sueco rodó varias películas en la isla, en la que se retiró los últimos años de su vida. La repentina desaparición de dos de los amigos da un giro inesperado al viaje, y cuando aparece el cadáver de uno de ellos, que presuntamente ha sido asesinado, el comisario Anders Knutas y su compañera Karin Jacobsson se hacen cargo del caso, aunque Knutas está preocupado por su colega, muy atormentada por un suceso de su pasado. Su investigación no hace más que complicarse cuando desenmarañan la compleja relación de sexo, celos y obsesión que une a los seis amigos en una carrera contra el tiempo para evitar más muertes.

Doble silencio (fragmento)

"El coche salió de la carretera principal y continuó por un sendero para tractores que se adentraba en el bosque. Había anochecido y la fría luz del vehículo apenas iluminaba el camino. Los pinos eran más altos de lo que solía ser habitual en Gotland. Formaban un bosque espeso; sus ramas buscaban la compañía mutua para protegerse del viento cuando las tormentas asolaban la isla. Aunque, en ese momento, todo estaba en calma. El coche solitario se abrió paso hasta detenerse en un claro junto a un pequeño pantano, que en realidad no era más que un tremedal. La luna brillaba blanca y redonda sobre el agua cristalina. Una neblina surgía de la superficie, se elevaba lentamente hacia el cielo, se evaporaba y desaparecía en el vacío.
La pareja salió del coche dando tumbos, absortos en su juego. Ella abrazada a él, labios contra labios, cuerpo contra cuerpo, manos febriles moviéndose debajo de la ropa. Ella rio y el sonido de su risa se propagó sobre la superficie del agua, rebotó entre los troncos nudosos y las rocas de alrededor; parecía no dirigirse a ninguna parte. Un viejo sauce alargaba sus ramas sobre el lago negro y frío, acariciando su superficie tranquila.
Ella se apoyó contra el tronco, abrió los brazos y cerró los ojos. El aroma a humedad y tierra y el aire fresco del rocío contra su piel desnuda la excitaron aún más. Él la mordió con fuerza en el hombro, ella dio un grito, se zafó de su abrazo y corrió hacia el bosque. La alcanzó en lo alto de la cuesta que había sobre el pantano y la apoyó con fuerza contra un pino. La corteza arañaba su espalda. Los ojos de él brillaban en la oscuridad, y comenzó a desabotonarle lentamente el vestido. Dejó que los dedos se deslizaran por los hombros desnudos hasta que el tejido se desprendió y cayó junto a sus pies. No se había preocupado de ponerse un sujetador. Llevaba días deseándolo."

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