jueves, 17 de agosto de 2017

UNA FORMA DE VIDA


RESEÑADA POR RICARDO CORTAT para LIBROS
13 de Febrero de 2013
Una forma de vida" de Amélie Nothomb.

Es difícil decidir cual es la forma de vida de la que habla la autora. ¿La escritora que se cartea con sus lectores o el soldado que se atiborra a comer para agradecer que está vivo?
Una mezcla de realidad y ficción hilvanada a base de cartas y de pensamientos sobre las necesidades. La necesidad de comer, de ser querido, de escribir, de hacerte notar...
Interesante.
Lástima que de todo el abanico de temas que abre, apenas profundice en ninguno

Agradezco muchísimo a Ricardo Cortat esta reseña de una novela, de una autora, que no me atrae en absoluto.

Una forma de vida (fragmento)

"Aquella mañana, recibí una carta distinta a todas las demás:
Querida Amélie Nothomb:
Soy soldado de segunda clase del ejército norteamericano, mi nombre es Melvin Mapple, pero puede llamarme Mel. Llevo más de seis años destinado en Bagdad, desde el principio de esta jodida guerra. Le escribo porque estoy sufriendo como un perro. Necesito un poco de comprensión y sé que usted me comprenderá.
Respóndame.
Espero que me escriba pronto.
Melvin Mapple
Bagdad, 18/12/2008
Primero pensé que se trataba de una broma.
Aun suponiendo que existiera el tal Melvin Mapple, ¿tenía derecho a escribirme aquellas cosas?
¿Acaso no existía una censura militar que nunca debería haber dejado pasar el «fucking» delante del «war»?
Examiné el sobre. Si era falso, la ejecución resultaba admirable. Una máquina americana de sellar había realizado el franqueo, estampado con un sello iraquí. Pero lo que le daba más autenticidad era la caligrafía: esa letra americana básica, simple y estereotipada, que tantas veces había visto en el transcurso de mis estancias en los Estados Unidos. Y aquel tono directo, de una irrefutable legitimidad.
Cuando dejé de dudar sobre la autenticidad de la misiva, me impactó la increíble dimensión de aquel mensaje: si bien no era nada sorprendente que un soldado norteamericano que vivía aquella guerra desde el principio y desde dentro estuviera sufriendo «como un perro», sí resultaba alucinante que me lo contara a mí.
¿Cómo había oído hablar de mí? Cinco años antes, se habían traducido algunas de mis novelas al inglés y en los Estados Unidos habían gozado de una acogida más bien confidencial. Sin sorprenderme, ya había recibido otras cartas de militares belgas o franceses que casi siempre me pedían una fotografía dedicada. Pero un soldado de segunda clase del ejército norteamericano destinado en Irak, eso me superaba."

No hay comentarios:

Publicar un comentario