viernes, 18 de agosto de 2017

LAS CENAS DE LOS MARTES


Quizás la portada debería haberme dado una pista, pero....me dejé confundir por una sinopsis bien "armada":
"grupo de amigas de diferentes edades y clases sociales, que cenan todos los martes y emprenden un viaje iniciático por El Camino de Santiago, a raíz de la viudedad de una de ellas".
Suena bien, ¿verdad?, pues es una banalidad de principio a fin¡
Imposible recomendar esta novela con diálogos inconsistentes, personajes imposibles y situaciones que rozan lo ridículo.
La capacidad literaria de la autora es muy deficiente, por no decir, nula.

Las cenas de los martes (fragmento)

1–Vamos, Tom. Mueve el culo–gruñó Luc –.Las comensales están al caer.
El dueño de Le Jardin echó al nuevo camarero con cajas destempladas para que se pusiera en marcha. En cuestión de segundos, al joven le llovieron las comandas.
«Cinco vasos ,he dicho.»
«La vajilla normal no.»
«Y las flores, ¿ dónde están?» 
«¿Es que tengo que hacerlo yo todo?»
Tom no entendió ni jota. ¿ Por quién estaba armando Luc tanto jaleo? Echó un vistazo al libro de reservas, aunque no le sirvió de gran cosa.
–Pero si nadie ha reservado la mesa de la chimenea.
Luc frenó en seco, como si aquello fuera lo más estúpido que hubiera oído en su vida.
–¿Has visto el calendario?
–Claro.
–¿Y?
–Es martes.
Luc subió la voz.
–El primer martes del mes. Lo que significa…
–¿Alguna festividad francesa? –aventuró Tom, como si estuviera en un concurso televisivo.
Luc exhaló un hondo suspiro. Tal vez fuera un error darle una oportunidad a alguien que había dejado los estudios y estaba en el paro. La única experiencia que tenía Tom en el mundo de la hostelería se reducía a su adolescencia: un cabeza hueca revolucionado por las hormonas lo había criado en el restaurante del club deportivo Euskirchen. Por desgracia, ese idiota era Luc.

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