RESEÑADO POR RICARDO CORTAT para LIBROS
10 de Febrero de 2013
"La pirámide de Khéops" de Ricardo Doménech (Ed. Salto de Página)
Cuentos de corte fantástico escritos a principios de la transición.
10 de Febrero de 2013
"La pirámide de Khéops" de Ricardo Doménech (Ed. Salto de Página)
Cuentos de corte fantástico escritos a principios de la transición.
No es mi literatura preferida (los cuentos) pero tenía todos los ingredientes para cogerlo de la estantería, corto (menos de 100 páginas), autor desconocido (para mí) y el tiempo suficiente para metérmelo entre pecho y espalda sin que distorsionara otras lecturas.
Y después de terminarlo me pregunto ¿o yo soy muy inculto o dejamos que los genios mueran en la ignorancia y en la indiferencia?
Vamos, que cuando vuelva a la biblioteca, pregunto si tienen más.
Y después de terminarlo me pregunto ¿o yo soy muy inculto o dejamos que los genios mueran en la ignorancia y en la indiferencia?
Vamos, que cuando vuelva a la biblioteca, pregunto si tienen más.
Como dice Ricardo Cortat, a veces, a los genios hay que descubrirlos por casualidad y la biblioteca es un buen lugar¡¡¡
La pirámide de Khéops (fragmento)
"Los tanques y los camiones, ¿no tienen marcha atrás? Y los nadadores, ¿no nadan de espaldas? Teniendo esto en cuenta, se comprende lo que algunos opinan: que, técnicamente, lo ocurrido, aunque inverosímil, es posible. Pero otros, también con razón, dicen: ¿y las motos? De las motos, ¿qué? Yo, la verdad, no me meto en tantas filosofías. Ha ocurrido, ¿no? Y todos hemos sido testigos, ¿no? ¡Pues entonces, leñe! Ahora, tocante al motivo, ése ya es otro cantar y yo me callo. Pero que ocurrió lo que ocurrió... Vamos, eso lo ha visto menda con estos ojos y no hay canalla que me lo niegue ahora mismo.
La impresión que yo tenía era como en el tren, cuando llegas a una estación en que el tren se bifurca, y van y ponen una locomotora en la cola, y tú, que no te has movido de tu asiento y estás acostumbrado a que el campo y las casas y todo se vayan como huyendo en una dirección, ves que de golpe, en cuanto el tren se vuelve a poner en marcha, se van en la dirección opuesta y tú vas y dices carajo, qué es esto. El teniente Valbuena lo explicaba de otra manera. A él le dio la impresión de estar viendo bajar unas escaleras mecánicas en unos grandes almacenes o en el metro, y como si, de pronto, alguien hubiera manipulado en el mecanismo y la escalera se pusiera a subir, pero con todas las gentes en la postura anterior y como si creyeran estar bajando. Fue algo parecido a todo esto; fue lo mismo, igualito. Yo miraba el desfile y de pronto qué cosa tan rara, no puede ser. Y era eso, sí. En aquel instante —no lo olvidaré nunca— pasaba delante de mí una compañía de fusileros a las órdenes del capitán Bravo, en perfecta formación, y el sol brillaba con intensidad en cascos y bayonetas... La tropa desfilaba muy marcial y muy disciplinada y muy requetebién... Pero lo hacía caminando de espaldas, hacia atrás."
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