LA BUENA VIDA

Segundo relato de la Trilogía Calloway, protagonizada por Corrine (agente de bolsa) y Russell (editor), el matrimonio Calloway residentes en New York. 

Después de Al caer la luz, presentación del matrimonio Calloway y su vida neoyorkina de los 80, era imprescindible e inevitable leer La buena vida que nos traslada al principio de la década de los 2000 en Manhattan, tras el pinchazo de la burbuja yuppie, los Calloway siguen juntos de una forma, más bien, aburrida cuando el 11-S hace saltar por los aires toda ilusión de normalidad que pudiesen haber tenido. En un entramado de casualidades e insatisfacciones varias vidas se cruzan y cambiarán para siempre.

Es verdad que los protagonistas son ricos o muy ricos y eso les aleja del común de los mortales, pero también es verdad que McInerney logra infundirles una clase de humanidad que les aproxima al lector de tal forma que,  es dificil no encontrar sentimientos que, alguna vez, hemos tenido o hemos deseado tener.

Muy recomendable🌞🌞🌞

SINOPSIS (ed. Libros del Asteroide) 

Tras superar no pocas dificultades, el matrimonio Calloway sigue unido. Russell continúa trabajando como editor, aunque en un puesto menos importante, y Corrine ha dejado su trabajo en la bolsa para dedicarse a sus dos hijos pequeños y a escribir un guion cinematográfico.

En el Upper East Side, Luke McGavock, un millonario gestor de inversiones, ha decidido tomarse un año sabático para poder dedicar más tiempo a su mujer y a su hija adolescente. Sin embargo, una mañana de septiembre de 2001 el cielo de Nueva York se oscurece y, en los días posteriores, gente que no estaba destinada a encontrarse termina trabajando mano a mano en las tareas de reconstrucción de la ciudad.

En La buena vida, Jay McInerney retoma a sus dos personajes más carismáticos y se emplea en lo que sabe hacer mejor: presentarnos la complejidad social y moral de la ciudad de Nueva York y a unos protagonistas en los que siempre encontramos ecos de nuestras propias vidas.

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