lunes, 8 de enero de 2018

EL SECRETO DE ÎLE-DE-SEIN


Quinta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Georges Dupin, comisario de policía en la localidad bretona de Concarneau (Francia).

En Galicia decimos que "Quén pasou a Marola pasou a mar toda"
Y es que vivir al borde del Atlántico inclemente imprime carácter, en el Finisterrae bretón dicen:
"Celui qui voit Île-de-Sein voit sa fin"
Y así, entre refranes y tradiciones discurre el quinto relato de la serie protagonizada por el Comisario Dupin que, entre su adicción al café y su naturaleza solitaria, sufre más que un "gallego en suiza".....
Me ha encantado esta serie, lo malo es que cuando salga el próximo libro ya me habré olvidado....!!!

Sinopsis (Ed. Grijalbo)
El secreto de Île-de-Sein es el nuevo caso del comisario Dupin, el protagonista de la serie de novela policíaca que lleva vendidos más de 2.500.000 de ejemplares.
Una pequeña isla bretona cargada de mitos, leyendas, secretos y... muerte.
Hace apenas unas horas el comisario Georges Dupin estaba celebrando la llegada del solsticio de verano. Ahora se encuentra en la lonja de pescado de Douarnenez, cerca del muelle viejo y de los cafés en los que le gusta sentarse a ver la vida, frente a un cadáver. Es Céline Kerkrom, una mujer que salía a pescar sola, una defensora del medio ambiente con no pocos enemigos. Vivía en Île-de-Sein, escenario de mitos y leyendas, donde poco después aparece un segundo cuerpo. El comisario tendrá que recurrir de nuevo a ese sexto sentido que nunca le falla, a mucho café y a sus escasas dotes como navegante para resolver un nuevo caso.
Como cada verano, los lectores tienen una cita en las costas de Bretaña con Georges Dupin. Puntual, meticuloso y algo malhumorado, el comisario se hace cargo de una investigación y tendrá que enfrentarse a las costumbres y el carácter bretón, que no siempre le ponen las cosas fáciles. Aunque una vez más comprobará que ese paisaje y ese pueblo le tienen tan cautivado como él a sus más de dos millones y medio de seguidores.

El secreto de Île-de-Sein (fragmento)

El primer día

—¡Mierda! —masculló a media voz el comisario Georges Dupin, de la comisaría de policía de Concarneau.
La pestilencia era atroz. Nauseabunda. Le asaltó un mareo, una especie de vahído. Tuvo que apoyarse en la pared; no podría aguantar allí mucho más. Notó el sudor frío en la frente. Eran las 5.32 de la mañana; aunque aún no era de día, tampoco era noche cerrada, y hacía bastante frío. Una luz tenue empezaba a teñir el cielo. Lo habían despertado a las 4.49 de la madrugada, cuando todavía estaba todo oscuro. Hacía solo unas horas, poco después de las dos de la madrugada, Claire y él habían salido del Amiral tras celebrar por todo lo alto la gran fiesta del día más largo del año, el 21 de junio, el solsticio de verano, que los celtas llamaban «Alban Hevin». En esos días, la hechizante luz que ya de por sí envolvía siempre la Bretaña alcanzaba su punto culminante como por arte de magia, si es que eso era posible. El sol se ponía a las 22.30 y durante un buen rato dejaba suspendida en el aire una intensa luminosidad; el horizonte se dibujaba nítidamente en el Atlántico, así como las estrellas más brillantes. Ese crepúsculo astronómico, que era como se llamaba, se prolongaba hasta casi medianoche; luego, el mar y el cielo se sumían en una oscuridad completa. Tanta luz resultaba embriagadora. A Dupin le encantaban esos días.


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