jueves, 28 de diciembre de 2017

EL INTÉRPRETE DEL DOLOR


Nueve relatos integran este volumen que toma su título de uno de ellos.
Relatos íntimos que repasan casi todos los sentimientos del ser humano, amor, dolor, celos, decepción....., y un sentimiento profundo presente en todos ellos, añoranza. Cada relato es un retrato del "exilio del alma", de la adaptación, de la asimilación y de la pérdida.
Con prosa exquisita, Lahiri, nos muestra lo que ella ha vivido y lo que viven los expatriados, ese desasosiego que no les permite ser ellos mismos ni en su país, ni en el ajeno, la inseguridad de "no encajar", el dolor de no ser comprendidos, la frustración al volver, las ilusiones rotas o cumplidas y todo lo que nos hace humanos.
Me ha encantado¡¡¡

Sinopsis (Ed. Salamandra)
La entusiasta acogida que el público lector hispanohablante ha deparado a las dos últimas novelas de Jhumpa Lahiri —Tierra desacostumbrada y La hondonada— ha hecho indispensable la reedición de su ópera prima, con la que la escritora indo-norteamericana inició su fulgurante trayectoria literaria. Con apenas treinta y dos años, esta joven estadounidense de ascendencia bengalí obtuvo nada menos que el Premio Pulitzer y se ganó el elogio unánime de la crítica y los lectores con su prosa diáfana y precisa como un bisturí.
Los nueve relatos que componen este libro revelan la maestría de Lahiri para trazar una compleja cartografía emocional, la de una serie de personajes que en su búsqueda de la felicidad traspasan fronteras geográficas, culturales y generacionales. Ambientadas tanto en la India como en Estados Unidos, estas historias despliegan la riqueza y la profundidad de la mirada de Lahiri, capaz de detectar los más sutiles conflictos en las relaciones humanas y plasmarlos con una delicadeza incisiva y conmovedora. Nadie que, por cualquier motivo imaginable, se haya sentido alguna vez en su vida extraño y alienado del mundo podrá evitar darse por aludido en estos relatos.
Así pues, en estas páginas soberbias, Jhumpa Lahiri plasma un complejo tapiz de emociones y desasosiegos, una incursión a la intimidad de las personas que, indefectiblemente, resulta cautivadora por su belleza, su poder de evocación y la perennidad de su discurso.

El intérprete del dolor (fragmento)

Una anomalía temporal
El aviso los informaba de que sería una anomalía temporal: durante cinco días interrumpirían el suministro eléctrico entre las ocho y las nueve de la noche. La última tormenta de nieve había ocasionado desperfectos en el tendido eléctrico, y los operarios iban a repararlo aprovechando que las temperaturas nocturnas ya no eran tan bajas. Los trabajos sólo afectarían a las casas de la tranquila calle arbolada donde Shoba y Shukumar vivían desde hacía tres años, a escasa distancia de una serie de tiendas con fachada de ladrillo visto y una parada de tranvía.

—Al menos nos avisan —concedió Shoba tras leer la notificación en voz alta, pensando más en ella misma que en Shukumar.
Dejó que la correa de su cartera de piel, llena de carpetas, le resbalara por el hombro, la abandonó en el recibidor y entró en la cocina. Llevaba una gabardina de popelín azul marino, un pantalón de chándal gris y unas zapatillas de deporte blancas. A los treinta y tres años, su aspecto coincidía con el de aquellas mujeres a las que un tiempo atrás había dicho que nunca se parecería.
Venía del gimnasio. El pintalabios de color arándano ya sólo se apreciaba en el contorno de los labios, y el lápiz de ojos le había dejado manchas de color carbón bajo las pestañas inferiores. Igual que algunas mañanas, pensó Shukumar, después de una fiesta o de una noche de copas en un bar, cuando antes de ir a dormir le había dado demasiada pereza lavarse la cara o se había mostrado demasiado impaciente por echarse en sus brazos.

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