domingo, 14 de enero de 2018

LA BUENA HIJA


Agradezco a mi querida Raquel Luna, la recomendación de esta novela, la última de Karin Slaughter. Había leído otras novelas de la autora, la mayoría pertenecientes a sagas detectivescas, pero esta es diferente, se trata de un thriller o novela de suspense; larga y elaborada.
550 páginas de novela y 150 de una "precuela" titulada El último aliento.
En la novela nos relata la historia de Samantha y... Charlotte, hermanas que han vivido una experiencia traumática en su adolescencia, una experiencia que cambia sus vidas y las marca para siempre.
En El último aliento, un episodio en la vida de Charlotte que, en mi opinión, no debería estar incluido al final de la novela, carece de sentido después de haberla leído, pero creo que quizás fue escrito como un relato previo y la autora no pudo resistirse a incluirlo.
En fin, que me he pasado unos cuantos días sumergida en esta historia trepidante que, no pasará a la historia de la literatura universal, pero entretiene y "engancha" muchísimo.
La recomiendo, es ideal para estas largas tardes-noches de invierno, con mantita y café.

Sinopsis (Ed. Harper Collins)
La nueva y deslumbrante novela de una de las autoras más vendidas del panorama literario internacional: un thriller absorbente que mezcla el suspense psicológico con la investigación de un misterio sin resolver.
Dos niñas son obligadas a internarse en el bosque a punta de pistola. Una huye para salvar su vida. La otra se queda atrás.
Hace veintiocho años, un crimen horrendo sacudió la feliz vida familiar de Charlotte y Samantha Quinn. Su madre resultó muerta. Su padre, un conocido abogado defensor de Pikeville, quedó roto de dolor. La familia se deshizo irremediablemente, consumida por los secretos de aquella noche pavorosa.
Transcurridos veintiocho años, Charlie se ha convertido en abogada siguiendo los pasos de su padre. Es la hija ideal. Pero cuando la violencia vuelve a cebarse en Pikeville y una espantosa tragedia azota la localidad, Charlie se ve inmersa en una pesadilla. No solo es la primera persona en llegar a la escena del crimen, sino que el caso desata los recuerdos que ha intentado mantener a raya durante casi tres décadas. Porque la sorprendente verdad sobre el acontecimiento que destruyó su familia no puede permanecer oculta eternamente.
Repleta de giros y vuelcos inesperados y rebosante de emoción, La buena hija es una novela apasionante: suspense en estado puro.

La buena hija (fragmento)

Jueves, 16 de marzo de 1989
LO QUE LE OCURRIÓ A SAMANTHA
 Samantha Quinn sentía dentro de las piernas el aguijoneo de un millar de avispas mientras corría por el largo y desolado camino que llevaba a la granja. El ruido que hacían sus deportivas al golpear la tierra estéril retumbaba al compás de su corazón desbocado. El sudor había convertido su coleta en una gruesa maroma que fustigaba sus hombros. Los huesos de sus tobillos, delicados como ramitas, parecían a punto de quebrarse.

Apretó el paso, tragando a grandes bocanadas el aire reseco, precipitándose hacia delante en un doloroso esprint.
Delante de ella, Charlotte permanecía a la sombra de su madre. Todos se hallaban a la sombra de su madre. Gamma Quinn era una figura imponente: inquietos ojos azules, cabello corto y oscuro, la piel tan blanca como un sobre, y una lengua afilada siempre lista para infligir cortes en lugares inconveniente, cortes que no por minúsculos dejaban de ser dolorosos. Incluso desde aquella distancia, Samantha veía la fina línea de sus labios contraídos en una expresión de censura, la vista fija en el cronómetro que sostenía en la mano.
El tictac de los segundos resonaba dentro de la cabeza de Samantha. Se obligó a correr más aprisa. Los tendones de sus piernas lanzaron un gemido agudo. Las avispas pasaron a sus pulmones. Sentía en la mano el tacto resbaladizo del testigo de plástico.
Veinte metros. Quince. Diez.
Charlotte se colocó en posición. Apartando el cuerpo de ella y fijando la vista adelante, empezó a correr. Estiró el brazo derecho hacia atrás, sin mirar, y esperó a sentir el golpe del testigo en la palma de la mano para empezar a correr su manga.

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