Segunda entrega de la serie de novelas protagonizadas por Agatha Raisin, mujer de mediana edad que se ha "retirado" a un cottage en las Midlands (Reino Unido) donde ejerce de detective aficionada.
Nueva aventura de la detective Agatha Raisin en su pueblo de los Costwolds, humor británico en un pueblo que recuerda a los de Agatha Christie.
Vecinos ultrabritánicos, crímenes en la comunidad y una detective aficionada, regordeta e irascible que se gana al pueblo a pesar de sus métodos. Historia de amor en ciernes y un veterinario que odia a los perros y a los gatos.
Deliciosa!!!
Vecinos ultrabritánicos, crímenes en la comunidad y una detective aficionada, regordeta e irascible que se gana al pueblo a pesar de sus métodos. Historia de amor en ciernes y un veterinario que odia a los perros y a los gatos.
Deliciosa!!!
Sinopsis (Ed. Círculo de Lectores)
Agatha Raisin y el veterinario cruel (fragmento)
UNOAgatha Raisin llegó al aeropuerto de Heathrow de Londres con la piel bronceada y un rubor de vergüenza interior. Mientras empujaba su equipaje hacia la salida, se sentía una completa idiota. Acababa de pasar dos semanas en las Bahamas persiguiendo a su apuesto vecino, James Lacey, que había insinuado que se iba de vacaciones al hotel Nassau Beach, ubicado en esas islas. Cuando iba detrás de un hombre, Agatha era tan implacable como lo había sido en los negocios. Se había gastado
una considerable suma de dinero para hacerse con un fondo de armario fascinante, había puesto todo su empeño en adelgazar y poder lucir en biquini su rejuvenecida figura de mujer de mediana edad, pero una vez allí, ni rastro de James Lacey. Alquiló un coche y recorrió los demás hoteles de la isla, en vano. Incluso llamó al Alto Comisionado Británico con la esperanza de que tuvieran noticia de él. Unos días antes de su regreso, había puesto una conferencia a Carsely, la localidad de los Costwolds donde vivía, para hablar con la esposa del vicario, la señora Bloxby, y finalmente se había atrevido a preguntar por el paradero de James Lacey.
una considerable suma de dinero para hacerse con un fondo de armario fascinante, había puesto todo su empeño en adelgazar y poder lucir en biquini su rejuvenecida figura de mujer de mediana edad, pero una vez allí, ni rastro de James Lacey. Alquiló un coche y recorrió los demás hoteles de la isla, en vano. Incluso llamó al Alto Comisionado Británico con la esperanza de que tuvieran noticia de él. Unos días antes de su regreso, había puesto una conferencia a Carsely, la localidad de los Costwolds donde vivía, para hablar con la esposa del vicario, la señora Bloxby, y finalmente se había atrevido a preguntar por el paradero de James Lacey.
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