miércoles, 20 de diciembre de 2017

SANGRE EN EL TÁMESIS


Vigésima entrega de la serie de novelas protagonizadas por William Monk, que comenzó como detective en la Policía Metropolitana de Londres a principios del siglo XIX y ahora es el jefe de la Policía Fluvial de la ciudad y su esposa Hester Latterly enfermera diplomada que ejerció su profesión en la Guerra de Crimea a las ordenes de la formidable Florence Nightingale y en la actualidad dirige un dispensario en el que trata de atender a las capas más desfavorecidas de la sociedad.

Último caso de William Monk, una oscura intriga con la construcción del Canal de Suez de fondo, nada nuevo bajo el sol, corrupción, intrigas y política.
Personajes de sobra conocidos, Monk, Hester Latterly (su amada esposa), Oliver Rathbone (amigo y abogado) y un nuevo personaje, con muchas posibilidades, ese jovencito "adoptado" por la pareja Scuff, intrépido y tierno; sospecho que nos dará muchas sorpresas.
Las novelas de Anne Perry son adecuadas para verano, invierno, primavera y otoño; entretenidas y con información sobre la época que las hace menos banales de lo que parecieran a primera vista.

Sinopsis (Ed. B)
Anne Perry nos lleva a la ajetreada ribera del Támesis, donde una tarde de verano William Monk, comandante de la Policía Fluvial, presencia la horripilante explosión del barco de recreo Princess Mary, que provoca la muerte de los casi doscientos pasajeros que celebraban una fiesta a bordo.
La tragedia no es fruto de un accidente. Monk debería encargarse del caso, pero la investigación se le asigna al comisario de la Policía Metropolitana. Enseguida atrapan a un egipcio, Habib Beshara, que es juzgado y sentenciado a muerte. Sin embargo, casi con la misma rapidez, Monk presenta pruebas de que, Beshara, aun siendo un canalla, estaba en otro lugar en el momento de la explosión. La investigación, para entonces un desbarajuste absoluto, se pone a toda prisa en manos de Monk.
¿Guarda el crimen relación con la inminente apertura del Canal de Suez, que beneficiará enormemente a las navieras británicas? ¿O todos esos inocentes se ahogaron para asegurar el asesinato de uno solo de ellos? ¿Cómo subió a bordo del barco el terrorista y cómo consiguió escapar? ¿Se trata de un anarquista o de un loco?
Con el apoyo de su perspicaz esposa Hester y de su viejo amigo Oliver Rathbone, Monk deberá descubrir las respuestas, pese a que sus preguntas toparán con el rechazo de una formidable variedad de personajes poderosos y privilegiados.

Sangre en el Támesis (fragmento)

1
Monk se echó hacia atrás, apoyándose un momento en el remo, y dirigió la vista a las aguas del Pool de Londres. Había barcos anclados de todos los países del mundo, el viento del crepúsculo balanceaba las luces de fondeo. El sol estaba bajo en el cielo de primeros de verano, teñido de intenso rojo por la parte de poniente.
Detrás de él, al otro remo, Orme también descansaba. Era un hombre taciturno que había trabajado toda su vida en el río.
—Bonita vista, ¿eh, señor? —dijo, arrugando con satisfacción su rostro curtido—. Apuesto a que no hay nada igual en todo el mundo.
Monk sonrió. Tratándose de Orme, aquello era un derroche de emotividad.
—Creo que lleva usted razón —convino Monk.
Volvieron a agacharse sobre sus remos al unísono. Había una embarcación de recreo a unos cien metros de su popa. Los faroles brillaban a lo largo de todas las cubiertas y podían oír la música y las risas, incluso desde aquella distancia. El barco probablemente había estado fuera la mayor parte del día, tal vez llegando hasta Gravesend, ya en el estuario. El tiempo era perfecto para hacerlo.
Unos jóvenes jugaban, peleando en broma; demasiado cerca de la baranda, pensó Monk. La corriente del Támesis era engañosamente rápida y el agua, asquerosa. Había un par de barcas en las cercanías, una de ellas a pocos metros.
Un hombre gritaba y agitaba los brazos, corriendo hacia la baranda como si fuese a tirarse al agua.
De súbito se produjo un tremendo estallido y una inmensa llamarada se alzó en la proa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario