lunes, 4 de septiembre de 2017

PORT MORTUARY



Decimoctava entrega de la serie de novelas protagonizadas por la forense Kay Scarpetta.

A veces me pregunto, como es posible que Kay Scarpetta fuera hace tiempo uno de mis personajes favoritos de novela negra.
La evolución de esta forense y sus relaciones ha ido tan a la deriva que hay momentos en que no la reconozco.
Esta novela, paradójicamente ha sido publicada en España más tarde que la que, cronológicamente, va a continuación titulada Niebla Roja. Ya comenté cuando leí Niebla Roja que resultaba prácticamente incomprensible sin haber leído Port Mortuary, ahora mismo casi me resultan incomprensibles ambas....., personajes raros-raros, incluida la propia Scarpetta, relaciones totalmente patológicas, tramas tan enrevesadas que resultan casi aburridas y propician la "lectura rápida", en fin no se si volveré a leer nada de Scarpetta aunque seguro que sí porque "los primeros amores son difíciles de olvidar"....
No puedo recomendarla....!

Sinopsis (Ed. RBA)
La doctora Kay Scarpetta, recién nombrada directora de uno de los centros de estudios forenses más avanzados de Estados Unidos,deberá enfrentarse al caso aparentemente más sencillo pero a la vez más crucial de toda su carrera. 
Sospechosamente cerca de su nueva casa de Massachusetts fallece un joven de forma repentina y todo apunta a que su muerte se debe a una arritmia. Pero Scarpetta, gracias a la última tecnología en escáneres tridimensionales, descubre detalles desconcertantes en la autopsia. Pronto empieza a vislumbrar que el caso que tiene entre manos podría ser solo el principio de una conspiración ideada para provocar una serie de muertes. ¿Será capaz Scarpetta de demostrar sus conclusiones sin ser una víctima más de tal conspiración?
Veinte años después de la publicación de su primer éxito editorial, Postmortem, Patricia Cornwell hurga en los orígenes de la doctora Kay Scarpetta para homenajear una serie de novelas que ha cosechado importantes premios y un altísimo éxito de ventas en todo el mundo.

Port Mortuary (fragmento)

1"En el interior del vestuario de mujeres arrojé mi traje quirúrgico sucio dentro de un recipiente biosanitario y me quité el resto de prendas y los zuecos. Me pregunté si, la misma mañana que volviese a Nueva Inglaterra, retirarían el «coronel Scarpetta» que estaba escrito en tinta negra en la puerta de mi taquilla. Aquella idea no se me había ocurrido hasta ahora, y me preocupaba. Una parte de mí no quería abandonar este lugar.
La vida en la base de la Fuerza Aérea Dover tiene sus comodidades, a pesar de los seis meses previos de duro entrenamiento y la tristeza inherente al hecho de tener que ocuparse de muertos todos los días por encargo del Gobierno de Estados Unidos. Mi estancia aquí ha sido sorprendentemente fácil. Incluso podría calificarla de agradable. Voy a echar de menos levantarme antes del amanecer en mi sencilla habitación, vestirme con un pantalón de faena, polo y botas, y caminar en la fría oscuridad por el aparcamiento hasta el restaurante del campo de golf para tomar un café y comer algo antes de conducir hasta Port Mortuary, donde no tengo ninguna responsabilidad de mando. Cuando estoy de servicio para el Forense de las Fuerzas Armadas (AFME), carezco completamente de mando. De hecho, estoy por debajo de muchas personas y no me corresponde a mí tomar las decisiones críticas, incluso en el dudoso caso de que me consultasen. No será así cuando vuelva a Massachusetts, donde todos dependen de mí.
Es lunes 8 de febrero. El reloj de la pared encima de los resplandecientes lavamanos blancos señala las 16:33 en color rojo, como si fuese una advertencia. Se supone que en menos de noventa minutos debo aparecer en la CNN y explicar qué es un patólogo radiólogo forense, o PatRad, y por qué me he convertido en una, y qué relación guarda eso con Dover, el Departamento de Defensa y la Casa Blanca. En otras palabras, supongo que diré que ya no soy una simple forense, y tampoco una reservista en la AFME. Desde el 11-S, desde que Estados Unidos invadió Irak, y ahora con el envío de tropas a Afganistán — repaso el esquema de los puntos que voy a tratar—, la línea entre el mundo militar y el civil se ha borrado para siempre."

No hay comentarios:

Publicar un comentario