lunes, 9 de julio de 2018

SILENCIOS INCONFESABLES

Cuarta entrega de la serie de novelas protagonizadas por Sebastian Bergman, psicólogo criminalista que asesora al grupo de policías dirigidos por Torkel Höglund; en Estocolmo (Suecia)

Cuarta novela de la serie protagonizada por ese psicólogo criminalista que, lo mismo nos cae bien que mal, lo mismo resuelve un caso que lía a los testigos, lo mismo es agradable que repugnante....
Una trama bien construida aunque el culpable aparece nítidamente desde los primeros capítulos y un final abierto que anuncia nuevas complicaciones.
He disfrutado!

Sinopsis (Ed. Planeta)
¿Todavía no has caído en las redes de Sebastian Bergman?
Un nuevo caso para el psicólogo criminal más brillante, atractivo e insufrible del género negro.

Una familia es hallada asesinada en su propia casa. La Unidad de Homicidios de Torkel Hölgrund se hace cargo del caso, una investigación que se complica aún más al descubrir el cadáver del que era el principal sospechoso del crimen.
Pero hay alguien que ha sobrevivido: Nicole, la sobrina de diez años de la pareja, cuyas pisadas llevan al gran bosque que se extiende tras la casa familiar. Sebastian Bergman deberá encontrarla antes de que sea demasiado tarde.

Silencios inconfesables (fragmento)

No sabe qué día es. 
Pero no hay clase. Aún va en pijama, y son más de las nueve. 
Están todos en casa. Oye a Bob Esponja en el salón. 
Mamá le pone un bol de yogur en la mesa y le pregunta si se ha lavado las manos cuando ha ido al baño. ¿Quiere un sándwich también? Él niega con la cabeza. Con el yogur es suficiente. De plátano y vainilla. Lo habría tomado con Frosties, pero se los ha comido Fred y sólo quedan Oat Krispies. Aunque eso significa que podrá ver una película en cuanto termine de desayunar, como compensación. Elige ver Transformers: el lado oscuro de la luna.
 Otra vez. 
Suena el timbre. 
«¿Quién demonios será a estas horas de la mañana?», se pregunta mamá camino de la puerta. 
Él no está pendiente de mamá cuando ella agarra el pomo y abre. 
Después oye una fuerte explosión y como si alguien se desplomara en el pasillo. 
Se sobresalta y, sin querer, salpica de yogur toda la mesa. Papá grita angustiado desde el dormitorio. Aún no se había levantado, pero de pronto se lo oye cruzar deprisa el descansillo. Entonces aparece alguien en la puerta de la cocina. 
Con un arma.

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