lunes, 9 de julio de 2018

ANTES DE CONOCERNOS


Julián Barnes es un estilista de la literatura, un moderno cuyas obras nunca dejan indiferente; en esta novela cuyo "motivo principal" resulta ser la vida de un hombre corriente, nos ofrece un tratado sobre los celos que deja tibio al moro de Venecia...., este "repaso" a los sentimientos de una pareja, más bien de un trío, es británico y universal porque nos concierne a todos y nos hace pensar.
Me ha gustado!

Sinopsis (Ed. Anagrama)

Tras quince años de implacable matrimonio con Bárbara, Graham Hendrick, un historiador y profesor universitario, conoce a Ann, se enamora y, después de unos meses de relaciones clandestinas, abandona esposa, hija, coche e hipoteca, y se marcha a vivir con la mujer que le ha hecho recuperar el placer de vivir. Graham se divorciará de la furiosa Bárbara, se casará con Ann, y serán felices para siempre y comerán perdices... Hasta el día aciago en que sorprende a su nueva esposa cometiendo adulterio en la pantalla. Pues Ann no ha nacido, como desearía Graham y desean todos los enamorados, en el instante preciso en que se conocieron. La joven tiene un pasado en el que ha sido actriz, y ha interpretado pequeños papeles en numerosas películas. Y Graham se dedicará a rastrearlas minuciosamente, y a verlas compulsivamente, pues como historiador que es, sabe que el pasado, y sus testimonios, importan. Aunque él, más que en una
"investigación histórica", se ha embarcado en un delirio de celos -retrospectivos- propios de la más desesperada -y divertida historia de amour fou. 

Antes de conocernos (fragmento)
"Graham comenzó a jugar consigo mismo, basándose en un juego de la infancia. Tenía que encontrar en las repisas de Ann los libros que le habían regalado otras personas. Si no encontraba uno a la cuarta intentona había perdido. Si lo encontraba a la cuarta, podía coger otro; si lo encontraba a la segunda se ahorraba dos intentos y en el turno siguiente tendría seis posibilidades.
Haciendo sólo un poco de trampa consiguió que el juego durase veinte minutos, aunque para entonces el placer de la caza oscurecía cada vez más inoportunamente la rabia de la victoria. Cuando se sentó en el suelo y miró la pila de libros que representaban sus triunfos, sintió la cercanía de una lacerante tristeza. Encima de todos había un ejemplar de Un amor acabado. «No tengas mal recuerdo. Ha sido maravilloso. Con el tiempo tú también lo verás así. Ha sido casi demasiado bonito. M.» ¡Ah, Michael! Había tenido que escribir la típica puya. Ha sido casi demasiado bonito. En realidad quería decir: «Por qué no te portaste mal para que pudiera dejarte sin complejo de culpa», Michael, el guapo de aspecto deportivo que —así lo aseguró Ann— movía la cabeza y parpadeaba tímidamente de forma muy seductora. Así lo había descrito Ann. Graham le llamaba Mick el del tic.
Esto le entristeció. Le hizo sentirse vagamente agresivo y algo autocompasivo, pero principalmente le puso muy triste. Quizá ahora era el momento de intentar una de las soluciones de Jack. No había ido a casa de Jack en busca de una solución, realmente no. Pero era lo menos dañino que podía hacer. Bueno, parecía lo menos dañino. Y Ann no volvería a casa por lo menos en una hora y media" 




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